¿Estás en una relación tóxica?

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relación tóxica

¿Es tu pareja una persona disponible? ¿Cómo te trata? ¿Te respeta y te valora, o es lo contrario? ¿Te sientes rechazado? ¿Te ridiculiza de algún modo? ¿Alguna amiga te ha comentado su disgusto por cómo le trata su pareja y a ti te ha resonado? ¿Sabes identificar cuándo una relación se ha vuelto tóxica? Desde el Coaching te acompaño mediante diversas claves.

 

Hace algunos años, una amiga me confesó algo que tardé un tiempo en comprender. Paula es una mujer independiente, brillante y muy profesional. Su estilo de belleza, siempre muy personal, se basa en la naturalidad.

De vez en cuando, a Paula le gustaba maquillarse un poco. Lo hacía en su casa, para ir probando y encontrar así su propio look.

Hasta que un día pidió opinión a su pareja. Tras una mirada rápida él le dijo que lo suyo “no era el maquillaje, ya que estaba aún más fea”. Cuando me lo contaba, aparentando tranquilidad, añadió lo que parecía una excusa: “A mí me da igual, si total ya sabes que nunca voy maquillada… tiene razón”.

“Una de las claves que identifican cuándo una mujer está en una relación tóxica es el nivel de crítica elevado por parte de su pareja”, dice Cynthia E. Oliverio, directora del Instituto de Formación Profesional en relaciones tóxicas; “El hombre critica a la mujer, haciéndola sentir que no puede hacer nada bien; la insulta de repente y no se detiene, aunque ella se lo pida”.

“La sitúa en estándares muy altos y luego la desprecia cuando ella no alcanza dichos niveles, utilizando mandatos del tipo: tienes que verte bella como, tienes que lucir delgada como, aprende a cocinar como o vístete como”, dice Oliverio.

Esta experta imparte formaciones destinadas a identificar ese patrón de relaciones tóxicas, que se concreta a través de siete claves, como son, además de la crítica excesiva, la humillación, la intimidación, el aislamiento, el rechazo, la utilización de la mujer en su beneficio y el control sobre la mujer.

desconfianza

Para Cynthia Oliverio es fundamental aprender a detectar cuándo una persona se halla en una relación que le está dañando, aunque no sea físicamente. Ella describe cinco aspectos durante el proceso de acompañamiento:

  • Síntomas visibles e invisibles. Su aspecto externo revela ese resquebrajamiento interior a partir de ojeras, postura corporal vencida, desarreglo (sin maquillar, piel descuidada, desaliño del cabello), usa ropa descolorida, vieja y dada de sí (problema de falta de merecimiento y baja autoestima). Puede ocurrir que la persona víctima de relaciones tóxicas no lo exteriorice, “aunque ello genera efectos negativos para ella”.
  • Efecto expansivo. Una relación tóxica tiene la peculiaridad de contaminar otras áreas, como las laborales y las sociales de amistad, de forma que esa persona deja de tener amigos o su relación con ellos es también dañina.
  • Las heridas de la infancia. Desde que nacemos hasta los siete años configuramos nuestro mundo de creencias, apegos y aprendizajes a propósito de cómo relacionarnos. Existen cinco tipos de heridas del alma que nos condicionan durante la etapa adulta y, si no se sanan, por toda nuestra vida.

Claro que no a todas las personas se les activan esos dolores de la infancia. Rechazo, abandono, humillación, traición e injusticia identifican una máscara propia. Así, el arquetipo de huidizo corresponde a la herida del rechazo. El dependiente, del abandono. El masoquista se corresponde con el dolor de la humillación. El controlador con la herida de la traición y el rígido con el dolor de la injusticia.

“Es importante averiguar si la herida se formó a partir de una situación real, percibida o incluso transgeneracional, es decir, que venga por parte de las familias de origen”, dice Cynthia Oliverio.

  • Relación Tóxica de Origen. Esta experta recomienda identificar esa RTO que se produce en el escenario de crianza y que “condiciona las relaciones de la persona adulta”; “si no se sanan las heridas, sobre ellas se van superponiendo los vínculos que, a su vez, generan un efecto palanca que llega a colapsar la vida de dicha persona”.
  • Autoestima y merecimiento. Mediante el acompañamiento profesional y paso a paso esta experta propone trabajar la autoestima de forma saludable; “hasta que se dé cuenta de que ella es la persona más importante de su vida”. Es preciso también descubrir la creencia maestra que determina su sistema de creencias, algunas de las cuales “la mantienen desconectada de su merecimiento”.

“La persona inmersa en una relación tóxica puede estar cubriendo una necesidad, un beneficio emocional oculto, inconsciente, que pervierte el sistema y genera un conflicto estructural”, dice Cynthia Oliverio.

crítica

Detrás de una relación dañina

Tanto si se trata de una relación de amistad, de trabajo o de pareja, cuando hay algún tipo de intoxicación, de alguna manera ambas partes la están favoreciendo.

Al beneficio emocional inconsciente en la persona situada en el rol de víctima se suman las características del rol de tirano, la otra parte de la relación. Como especialista en mujeres inmersas en relaciones tóxicas, Cynthia describe cómo es la otra cara de la moneda: el hombre emocionalmente no disponible.

“Tiene una incapacidad de sentir, de expresar y de abrirse al amor, presenta un desequilibrio en su merecimiento, por lo que puede que le guste recibir mucho y no dar nada o prácticamente nada a cambio”; “buscará sacar ventaja, sin importarle el corazón de la otra persona”.

Su personalidad se describe en el siguiente decálogo:

  • Mecanismo de adulación. Desea la atención de la mujer y para ello la adula y se desvive en atenciones. Una vez que lo logra desaparece, se vuelve distante o inicia otras relaciones en paralelo.
  • Dificultades para expresar sus emociones. Se siente incómodo a la hora de expresar o recibir afecto y lo soluciona siendo analítico.
  • Temor al compromiso. En sus relaciones de amistad, familiares o de pareja se siente amenazado ante cualquier signo de compromiso. “Esta actitud se corresponde con la inseguridad y el miedo a experimentar el dolor.
  • Tierra de por medio. Se aleja en cuanto que percibe cualquier atisbo de conflicto; “no le gusta hacerse cargo de nada y tiene muchas dificultades para aceptar los cambios”, dice Oliverio.
  • Rigidez por el control de la relación. Es inflexible, pues todo tiene que ser a su manera y en el momento que lo decida.
  • Pasado interrumpido. Ha experimentado muchas relaciones cortas que no llegaron a nada, también una relación larga que, al terminar, lo dejó anclado al pasado.
  • Perfeccionista. Suele encontrar defectos en la pareja.
  • Secretos y evasivas. Si se le pregunta sobre temas de sexo o de dinero, no los considera apropiados. “Puede indicar que oculta algo y no está interesado en seguir con la relación”.
  • Sarcástico. El sarcasmo o la broma es un recurso que emplea para evitar la manifestación de emociones (ira, decepción, miedo o tristeza). “Convertirá cualquier situación en risa, como mecanismo de defensa y para evitar las emociones”.
  • Reemplaza lo emocional por lo físico. Prefiere iniciar las relaciones sexuales de forma inmediata, sin establecer ningún lazo emocional con la pareja.

 

Si has llegado hasta aquí, te propongo un momento de reflexión, desde esta frase del psicoterapeuta estadounidense Albert Ellis: “La mayor parte de las alteraciones humanas esconden algún tipo de exigencias”.

¡Feliz Desintoxicación de Relaciones! ¡Feliz Coaching!

 

 

 

 

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