¿Y si tus emociones fuesen creaciones?

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¿Sabes manejar tus emociones de modo consciente? ¿Cómo te afecta lo que sientes cada día en tu interacción con los demás? ¿Y si te dijera que, al tomar responsabilidad, es posible liberarse del malestar emocional del trauma? Desde el Coaching te acompaño a descubrir qué hay de real en tus emociones.

 

Me pasa cada vez que veo películas como Magnolias de acero (Herbert Ross, 1989), Tomates verdes fritos (Jon Avnet, 1992) o Como agua para chocolate (Alfonso Arau, 1992): conecto con las emociones de los protagonistas y siento lo que ellos sienten, tal cual.

Sin embargo, si durante el tiempo en el que estoy visualizando cualquiera de esas historias surge algo personal y urgente, soy capaz de tomar distancia e interactuar en tiempo real.

De tal manera que me desconecto de esas emociones y sentires con los que empatizo enseguida, ¿qué ha pasado? Pues, sencillamente, que en estos casos manejo mis emociones de modo consciente.

Aunque no siempre es así, sobre todo cuando en el film del día a día soy yo la protagonista; “Todos podemos entender las causas del estrés, por ejemplo, un atasco, que esa persona no me ha saludado o que he tenido un disgusto en el trabajo”, dice Mario Alonso Puig, médico cirujano y conferenciante; “todo lo vemos fuera, de modo que tenemos sentimientos y emociones que para nosotros son lógicos, por lo que nos pasa”.

“Lo vemos todos los días en la práctica clínica”, dice Juan José Lopera, médico experto en Coaching Sistémico; “por ejemplo, en personas con antecedentes de artritis reumatoide y en las que la enfermedad se expresa tras sufrir un evento psicológico traumático”.

Se refiere Lopera a la llamada epigenética, de la que se empezó a hablar en la década de los noventa del siglo pasado; “las emociones fuertes pueden modular nuestro ADN a través de la epigenética”; “en el ADN hay información genética codificada que está en el núcleo de nuestras células, se exprese o no”.

 

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Creaciones y ficciones

“Al trabajar el núcleo de la culpa, damos con esa emisora clandestina que, en nuestro sistema límbico, está enviando un mensaje negativo a todo el cuerpo”, dice Lopera; “Cuando ese trauma emite, activa una serie de consecuencias que se trasladan, a través de los neurotransmisores, a todo el cuerpo”.

Para este experto, epigenética y psiconeuroinmunología “expresan la capacidad que tenemos de poner a trabajar las emociones para nuestra salud y bienestar”.

“Dicha capacidad es también una responsabilidad, pues pasamos de ser víctimas a protagonistas de nuestra propia gestión emocional”, dice Lopera.

“Veo que mi problema viene de fuera, aunque empiezo a reconocer que el origen se encuentra dentro, lo que implica que las emociones son creaciones”, dice Puig; “es entonces cuando me doy cuenta de que yo soy yo y mis circunstancias, es decir, estas últimas cuentan, aunque también estoy yo”.

“Preguntarme qué voy a hacer para estar bien, para estar equilibrado, me lleva a tomar responsabilidad”, dice Mario Alonso Puig; “y es que, si queremos liderar o, lo que es lo mismo, servir y contribuir, hay que tomar responsabilidad”.

No obstante, esta última no significa culpabilidad, sino que ha de entenderse como la capacidad de respuesta; “a mí me ayuda mucho salir de la queja y entrar en esa responsabilidad que, a medida que la trabajo, con humildad, me aporta un gran nivel de libertad”.

“En lugar de estar justificándonos en un estado de resentimiento crónico podemos preguntarnos cuál es la ganancia secundaria para mantener ese estado de sufrimiento y resentimiento hacia la vida”, dice Juan José Lopera; “no tiene sentido continuar con esas heridas emocionales ya que, en primer lugar, nos hacen sufrir y en segundo lugar, sabemos que en cuanto las resolvamos ganaremos en bienestar y en salud”.

“Depende de nuestra comprensión, del compromiso y de la asunción de actitudes, tareas y acciones de nuestra propia salud para sanarnos”, dice el experto en Coaching Sistémico.

Dice Mario Alonso Puig: “libre no es quien reacciona, sino quien responde; ¿qué tal si superamos este paradigma y consideramos la posibilidad de que las emociones son creaciones, en vez de reacciones?”

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Gestiónate sin culpa

Ambos expertos coinciden en la necesidad de gestionar nuestros estados emocionales. Desde el Coaching te propongo algunos puntos clave para empezar a entrenarlo:

  • Observación. Cuando otra persona interactúe contigo y te genere una emoción, sé consciente de dónde se produce esa emoción y para qué.
  • Haz varias respiraciones profundas (el equivalente de contar hasta diez para disipar el impulso de ser reactivo)
  • Sal de escena. Imagina que estás en un plano aparte; desde ahí puedes verte a ti y a la otra persona, interactuando. ¿Cómo ves ahora la emoción?
  • De dónde procede. Pregúntate de qué lugar procede esa emoción; ¿crees que viene de fuera o, por el contrario, está brotado dentro de ti?
  • ¿Qué puedes hacer para restablecer el equilibrio (tu equilibrio) emocional?
  • Bien pensado, ¿quién es el responsable de que respondas de forma reactiva en lugar de dar una respuesta? ¿Asumes tu responsabilidad o caes en el rol de víctima?
  • Si las emociones son conceptos que creamos, ¿qué te parecería darle una vuelta y cambiar el guión?

Esto último es lo que hago yo, caigo ahora mismo, cuando surge algo que me hace desviar mi atención de la pantalla: me doy cuenta de que lo que experimento al ver una de mis películas favoritas (y otras, aunque no lo sean tanto) es, en gran parte, una creación mía, a partir de lo que me inspiran las acciones de los personajes.

Resulta que, en vez de reaccionar, respondo y lo hago con otra emoción, como es el disfrute de conectar con las emociones humanas, aunque sea en formato de espectadora.

¡Felices Creaciones Emocionales! ¡Feliz Coaching!

 

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