Vivir con adolescentes y no desesperar en el intento

0
458
hijo adolescente

Vivir con adolescentes y no desesperar en el intento; si es éste tu caso, es un reto posible para el cual, desde el Coaching, te propongo un cambio de enfoque basado, a su vez, en servir de ejemplo sin perder la esperanza, en ser paciente, en entrenar tu fortaleza y todo ello sin olvidar el buen humor.

 

Su conducta puede ser retadora, desafiante, malhumorada, hiriente e incluso rayana con lo que se considera la mala educación, aunque resulta que estos comportamientos pueden ser los de nuestros sobrinos, hijas o nietos, quienes han llegado a esa edad tan temida e incluso denostada como es la de la adolescencia, ¿te suena familiar?

“Si tienes hijos de once o más años he de decirte que la educación se terminó”, dice Diana Jiménez, psicóloga experta en Disciplina Positiva; “Pues lo que había que hacer, o bien se hizo, o bien se debería haber hecho, así que ha llegado el momento de influir”.

Durante una reciente clase magistral virtual, Jiménez nos alerta a propósito de las comparaciones: “La personalidad se va formando durante los tres primeros años de vida, después vamos madurando, buscando encajar y pertenecer, para llegar a ser adultos con escasos recuerdos de la infancia y pequeñas brechas que condicionan nuestra relación con los demás”.

“A estas brechas se añade ahora que somos padres de adolescentes y lo que sale natural es comparar, buscar similitudes, ya que lo que queremos son explicaciones, para llegar a entender lo que está pasando”.

padres e hijos

En términos cervantinos y aunque parezca que “con estos mimbres no se puede hacer más que este cesto”, Diana Jiménez nos invita a influir en los adolescentes, ¿cómo? Pues sirviendo de ejemplo, entrenando la esperanza y la paciencia y, por supuesto, echando mano de nuestra fortaleza, que no fuerza.

  • Ser ejemplo. Diana Jiménez nos propone integrar conducta y valores, “ser ejemplo como marca propia, es decir, comentar una cosa y modelarla, pues la acción arrastra más que la palabra”; lo cual supone “transmitir e influir a nuestros hijos sólo con las acciones, ya que nos dejamos llevar más por lo que vemos que por lo que oímos”.

Sin embargo, lo de ser ejemplar conlleva la revisión de nuestras creencias, recordando cómo fuimos nosotros de adolescentes y evitando las comparaciones.

“Ejemplar es quien dice lo que hace y se mantiene congruente con sus valores”, dice Diana Jiménez; “para ello hemos de enseñarles a decir la verdad, a escuchar (primero hemos de escucharlos a ellos), enseñarles a hablar bajito (se consigue más con un estilo de comunicación cercano), a respetar las normas (empezamos por respetarlas nosotros), aficiones positivas como el deporte o entretenimientos diversos y, sobre todo, enseñarles la tolerancia a la frustración, en vez de tragárnosla”.

  • Esperanza y paciencia. “Creemos que la paciencia consiste en saber esperar”, dice esta experta en Disciplina Positiva; “sin embargo, es cómo nos comportamos mientras aguardamos”. Según Diana Jiménez, ambos valores son fundamentales para la convivencia con adolescentes: “tranquilos que van a cambiar, pues esta etapa se pasa en poco más de un lustro, si bien requerimos constancia y perseverancia ya que, cuando conectamos con ellos, la relación cambia”.
  • Fortaleza. Dice Jiménez que este valor es fundamental si no queremos perder la cabeza, ya que los adolescentes “nos ponen a prueba”. En este sentido, “tu hijo no va a recordar lo que le dijiste, ni siquiera lo que él hizo; en cambio, se acordará de cómo le hiciste sentir”.

De ahí la importancia de “dejar recuerdos emocionales positivos con nuestros hijos, los cuales cambiarán su química cerebral”.

Esta experta nos propone “evitar castigos y sanciones desde el enfado, ya que los primeros suelen ir en proporción a nuestro nivel de ira y no tanto al hecho en sí”.

Un aspecto más: el sentido del humor pues “la adolescencia no es una tarea triste, sino una fase alegre y ellos requieren ese apoyo desde la fortaleza”.

hijos

Decálogo para sobrevivir a los adolescentes

Dice Diana Jiménez que el mecanismo ha de basarse en “confiar y, con la fortaleza que te quede, multiplicarla por mil; entonces la situación cambiará”. No obstante, nos propone el siguiente decálogo para “sobrevivir a la adolescencia”:

  • Duerme y descansa. Es fundamental mantener el equilibrio físico y emocional.
  • Ponte metas realistas. ¿Qué necesitas cambiar? ¿qué está pasando realmente? Todo ello, paso a paso.
  • Recuerda que todo esto pasará. Lo que quedará es cómo le hiciste sentir y cómo te sentiste tú.
  • Amnesia temporal. Tu adolescente no recordará lo mal que te lo hizo pasar, ni siquiera sus enfados o sus malas contestaciones.
  • Encuentra tiempo para ti. Porque como adulto de referencia has de estar, pero de otra forma.
  • Prémiate. Es aquello de “porque yo lo valgo”.
  • Aprende a pedir ayuda y déjate ayudar.
  • Evita tomarte las cosas de forma personal, sea lo que sea lo que te diga.
  • Entiende que está en momento “bocazas”, sin freno y que se arrepiente, aunque no lo reconozca.
  • Date cuenta de que, si tú estás bien con tu hijo, a él le costará estar a malas contigo.
  • Como adulto, invierte en hacer las cosas de otra manera. Entrena el pensamiento crítico, el cambio de foco.
  • Piensa que si ellos no comparten sus cosas es porque sienten que detrás hay crítica y control. Si no, escucha alguna de sus quejas: “es que para ti todo lo hago mal, siempre te estás quejando”.

Para quienes habéis llegado hasta aquí, os invito a recordar que durante la adolescencia se producen cambios a nivel físico, neuronal y emocional, pues sus cerebros aún están por madurar.

Así que os dejo una de las frases favoritas de la experta Diana Jiménez: “es un proceso a fuego lento; ten paciencia, constancia y valor para poder ver lo invisible, creer lo increíble y lograr lo imposible”.

¡Feliz Relación con la Adolescencia! ¡Feliz Coaching!

 

 

 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí