El gran reto del envejecimiento de la población

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En la actualidad, Cataluña lidera el ranking de las listas de espera para las ayudas a la dependencia a nivel de todo el estado, según datos de la Asociación de Gerentes y Directores de Servicios Sociales. A 267.442 catalanes se les ha reconocido el derecho a recibir una prestación por su dependencia según datos del Imserso, pero la realidad es que más del 25% (68.074) sigue esperando la resolución de su caso. El propio organismo calcula que en Cataluña hay más de un millón de personas potencialmente dependientes y que el 34,9% han solicitado algún tipo de ayuda.

La situación será cada vez más preocupante si nos fijamos en las proyecciones demográficas con el envejecimiento de la población. Según el Idescat (Instituto de Estadística de Cataluña), en Cataluña hay 1.528.323 personas de 65 años o más que suponen el 19,3% de la población. En la ciudad de Barcelona, son ya el 21,3% (349.441) y hay más de 119.000 personas mayores de 80 años.

Pero según las proyecciones de futuro, en 2040, los catalanes mayores de 65 ya serán un 26,1% de la población, y en 2050 un 28,9% (2.490.039). Asimismo, la población en edad de trabajar irá bajando fruto de la caída de la natalidad en las últimas décadas. En 2055, la tasa de dependencia (población de 65 años y más por cada 100 personas de 15 a 64 años) habrá alcanzado el 50%, el doble que en 2000

Todo ello pone en cuestión la sostenibilidad futura del estado del bienestar actual y obliga a una reflexión urgente sobre el futuro de los cuidados. El envejecimiento de la población requerirá ampliar, optimizar y transformar el sistema de cuidados de larga duración.

 

Radiografía de la persona cuidadora

Según indica el informe elaborado por SUARA, la cooperativa de referencia de atención a las personas en nuestro país, la persona cuidadora no profesional en Cataluña es mujer, tiene entre 51 y 70 años y dedica 14 horas diarias a cuidar a un familiar con dependencia sin recibir ninguna ayuda.

En Cataluña hay cerca de 97.000 personas cuidadoras no profesionales según datos del Departamento de Derechos Sociales de 2023.

La persona cuidadora transita por diferentes etapas: desconcierto y sensación de desinformación, desgaste físico, desgaste psicológico, tristeza y aislamiento personal.

Dedicar tu energía y tiempo al bienestar de una persona dependiente, hace que muchas veces sea incompatible cuidar del tuyo.

6 de cada 10 personas cuidadoras admiten sentirse cansadas y el 80% sienten que no tienen libertad para organizar su vida.

Además, en torno a la mitad de las cuidadoras (47%) han renunciado a su trabajo de forma parcial o completa para dedicarse a cuidar (en el caso de los hombres el dato se reduce al 18 %).

¿Cómo cuidar a quien cuida?

Valorando y reconociendo la entrega y dedicación. Mostrando gratitud y dándole la misma valía que a cualquier otro trabajo.

Creando espacios para compartir sus emociones. Sean las que sean, sin juzgar. Comunicación abierta y honesta.

Es importante que tenga alguien con quien desahogarse y hablar de manera abierta y honesta, sin juicios.

Respetando su tiempo y espacio. Facilitando que también tenga su tiempo libre y espacio personal para cuidar de su salud, hacer ejercicio o recargar su energía.

Si es posible, busca oportunidades para que la persona que cuida pueda tomar un respiro ocasional o irse unos días de descanso a otro lugar.

Informándonos de todos los recursos disponibles que puedan facilitar su labor y dar apoyo.

Crear una red de apoyo a través de familiares, amigos o grupos, de manera que en menor o mayor grado la persona cuidadora pueda tener un relevo.

Flexibilidad y comprensión: reconoce que cuidar puede ser impredecible y desafiante

Cuidar a quienes cuidan es esencial para mantener un equilibrio adecuado en la atención y prevenir el agotamiento del cuidador. Es importante adaptar el apoyo a las necesidades y circunstancias específicas de la persona que cuida.

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