Cambiando la alimentación, realizando ejercicio físico y ganando en calidad del sueño se reducen los síntomas que aparecen durante la menopausia.
La menopausia acarrea unos cambios significativos en el día a día de las mujeres. De hecho, siete de cada diez mujeres aseguran que los síntomas de la menopausia afectan directamente a todos los ámbitos de su vida. Incluso afecta a su vida laboral. El 68 % de las mujeres en el climaterio asegura que alguno de los síntomas que sufre está interfiriendo en su rendimiento laboral.
La variedad de síntomas que aparecen en esta etapa de la vida es muy amplia. Desde sofocos, a la pérdida de concentración a la falta de energía o el insomnio, son algunos de los efectos del descenso hormonal. Estos síntomas interfieren también en el estado emocional de las mujeres.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, INE, en nuestro país hay más de 15 millones de mujeres mayores de 40 años, lo que representa un 30 % de la población activa. Otra encuesta reciente realizada entre 1.493 mujeres entre los 40 y los 65 años, refleja que el 68 % de las mujeres notan que los síntomas de la menopausia están afectando a su vida y, por tanto, también a su rendimiento en el trabajo. En este sentido, la dietista Bárbara Munar, autora de Reinas sin reglas, asegura que “todavía hoy, las mujeres no sabemos que haciendo cambios en nuestra alimentación y estilo de vida, podemos mejorar en menos de cuatro semanas la mayoría de los síntomas”.
Esta experta afirma que una alimentación equilibrada y la práctica habitual de ejercicio físico, junto a una buena gestión del estrés y la mejora de la calidad del sueño contribuyen en gran medida a atravesar esta etapa vital con mucha más energía.
En lo que respecta a la alimentación, Munar señala que se ha demostrado en diferentes estudios que la vitamina D mejora el rendimiento cognitivo en 12 meses, “una vitamina que está presente en alimentos como el aguacate, los frutos secos, huevos y aceite de oliva, entre otros”. También ayuda obtener la vitamina D a través del sol, tomando el sol unos minutos al día. Y no olvidemos la actividad física, añade, que facilita una mejor irrigación sanguínea y una mayor capacidad de concentración.
Munar concluye que “conocer las herramientas que pueden reducir los efectos del descenso hormonal y adoptar un estilo de vida saludable, es una inversión para nuestro bienestar futuro, para ir avanzando con más calidad de vida hacia la vejez y poder vivir, también, la senescencia con una mayor energía vital».
