«La patología cardiovascular acorta la vida de un diabético»

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El 43% de la población general considera la diabetes tipo 2 una patología muy extendida cuando se tiene sobrepeso. Una percepción que aumenta entre las personas con diabetes tipo 2, ya que ocho de cada 10 considera que está directamente relacionada con la obesidad, según se extrae de la II Encuesta Creencias y Actitudes sobre la Diabetes realizada por la Alianza Boehringer Ingelheim y Lilly por la Diabetes.

Como nos explica el doctor Alfonso Valle, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Marina Salud de Denia, para estos pacientes, lo que más acorta su vida es la patología cardiovascular. La diabetes se produce bien cuando el páncreas deja de fabricar insulina suficiente, o bien “cuando teniendo insulina suficiente no logramos que actúe, que las células del organismo respondan al estímulo de la insulina”. La consecuencia, al final, de un procedimiento o de otro, es que los niveles de glucosa en sangre son elevados.

Y, existen dos grandes tipos de esta enfermedad: diabetes tipo 1 y diabetes tipo 2. La diabetes tipo 1 “suele ser ese paciente más joven, de 30-35 años (aunque puede presentarse a cualquier edad), en el que ocurre el primer mecanismo”. Es decir, las células del páncreas, que es el encargado de fabricar la insulina, se destruyen y no la genera. Y el diabético tipo 2, que es mucho más mayoritario, es un paciente de edad media, “muchas veces con factores de riesgo”, en los que ocurre lo contrario. Se produce una resistencia de las células (principalmente de la musculatura, de la grasa abdominal, del hígado) a la respuesta a la insulina.

Como apunta el doctor, la consecuencia tanto de un tipo de diabetes como de otro es que los niveles de glucosa en sangre son altos “con todo el daño que esto genera”.

Alfonso Valle, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Marina
Salud de Denia.

En cuanto a los factores de riesgos principales que desencadenan en esta patología, el doctor Valle refiere que son “los que todos conocemos y a los que muchas veces le hacemos poco caso. Principalmente el sendentarismo y la obesidad, que son puntos claves. Y existen otros factores que aumentan el riesgo cardiovascular del paciente con diabetes, como son la hipertensión y el tabaquismo”.

La diabetes tipo 2 tiene implicaciones muy importantes para la salud. Por eso, como reconoce Valle, “todos sabemos que un paciente con diabetes tiene más riesgo”. El paciente diabético está muy mentalizado y conoce las complicaciones microvasculares, de patologías como la rinopatía diabética, pero “a nivel pronóstico, lo que más le va a afectar a un paciente diabético, es la patología cardiovascular”. Es decir, se trata de un paciente que tiene más riesgo de sufrir una angina de pecho, un infarto, un ictus o desarrollar una insuficiencia cardiaca. “La patología cardiovascular es lo que más acorta la esperanza de vida de un paciente diabético”.

Se calcula que hay alrededor de 400 millones de diabéticos en el mundo, una cifra que ha crecido notablemente en los últimos años consecuencia, entre otros factores, de ese estilo de vida del que nos habla el doctor Valle. Y, una cifra, como apunta el experto, que se prevé que alcance a los 600 millones de personas para el año 2030.

¿Podemos hacer algo para estabilizar o reducir esa incidencia? El doctor es claro: hablamos de una patología con muchas complicaciones que supone un empeoramiento de la calidad de vida y de la esperanza de vida. “El punto clave es tratar a nuestros pacientes diabéticos aunque lo fundamental es que esa incidencia no siguiese aumentando”. Para ello la clave está en el estilo de vida, que debe ser lo más saludable posible, “recordando que el ejercicio físico a realizar es entre cinco y seis horas de ejercicio de intensidad moderada a la semana”, y que la mejor dieta a seguir es la Mediterránea “evitando los procesados, la comida rápida. Además hay que evitar el sobrepeso y el tabaquismo”.

La repercusión que tiene la diabetes a nivel de salud, y teniendo presentes las cifras de su incidencia, nos lleva a asegurar que se trata de un problema de salud pública más que real. En este sentido el doctor Valle afirma que “el problema no es ponerle a un paciente el diagnóstico de diabetes o no, sino que el problema es que ese número enorme de pacientes que a día de hoy solo siguen aumentando, van a ser pacientes que desarrollen diferentes patologías, enfermedades cardiovasculares (sabemos que aproximadamente el 15 % de los diabéticos acaban desarrollando insuficiencia cardiaca), que necesitarán ingresos en hospitales, cuya calidad de vida llegará a ser mala. Por todo ello estamos hablando de un problema trascendente de salud pública”. De ahí que sea tan importante la prevención, controlando los factores de riesgo, e incidiendo en un estilo de vida saludable.

Es importante también el control de estos enfermos. Y en este punto, cobra una significación especial el papel del médico de Atención Primaria, como se ha reflejado en el estudio. Valle asegura que “si hay un protagonista en el manejo de la diabetes es el médico de Atención Primaria porque es el que tiene más acceso al paciente, el que conoce el entorno del paciente, sus circunstancias personales. Y la diabetes es un proceso crónico que hace que el paciente necesite su control, educación sanitaria y un refuerzo de sus hábitos de vida. Aquí, los equipos de atención primaria, no sólo el médico, también enfermería, son absolutamente claves. Creo que en la gestión de los pacientes crónicos, y pocas cosas hay más crónicas que los pacientes con diabetes, el papel de la atención primaria es capital».

Si los hábitos de vida son cruciales al hablar de diabetes, esta crisis sanitaria en la que las limitaciones de movilidad y el encierro han sido protagonistas, ha tenido un incidencia importante también en el control y en el desarrollo de esta patología. “El sistema sanitario se ha visto muy tensionado y en muchos casos los programas de cronicidad han desaparecido o se han interrumpido. Y esto, evidentemente, tiene sus consecuencias”. Y a nivel general, como reconoce el doctor, “se ha hecho mucho menos ejercicio por las restricciones a las que nos hemos visto sometidos, hay mayor tasa de sobrepeso, hay situaciones de estrés físico y emocional que también impactan tanto en la diabetes como en el control de las patologías cardiovasculares”. Este ha sido “un mal año” y aunque “tardaremos tiempo en verlo, las consecuencias sobre todo del mal control de eventos cardiovasculares, a medio plazo es probable que aumente”. Ante esta situación, Valle cree que es fundamental volver a una cierta normalidad tanto en el seguimiento de los programas de los pacientes diábeticos, como en los hábitos de vida. “Tenemos que hacer un esfuerzo, de manera particular, para volver todos a la senda previa, al control previo, y a los hábitos de vida previos, en la medida en que las restricciones nos lo permitan”, insiste.

Tanto para los pacientes que no tienen diabetes como para los que sí la sufren, los consejos a seguir para evitar las consecuencias de esta enfermedad son claros; el ejercicio físico, que es fundamental. “Siempre les digo a los pacientes que, igual que les prescribo una pastilla para la tensión y él se la toma, el ejercicio físico es otra pastilla más. Es decir, hay que invertir cinco o seis horas en mi salud a la semana, porque es una inversión a largo plazo”. También es básico el control del peso, el control de lo que comemos, y además como apunta Valle, “no añadamos más leña al fuego, controlemos el tabaquismo. Y un cuarto pilar básico, pensando en los pacientes ya diagnosticados de diabetes, hay que ser adherente al tratamiento pautado”.

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