¿Cuáles son los principales riesgos laborales en las residencias?

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residencia de mayores

Según el informe que acaba de publicar la Asociación madrileña de Atención a la Dependencia, AMADE, los riesgos labores más importantes en los centros residenciales son la sobrecarga emocional y las lesiones musculares resultantes de una incorrecta inmovilización de personas dependientes, entre otros.

El informe, Riesgos laborales representativos en centros de atención a las personas mayores en la Comunidad de Madrid, se ha llevado a cabo para analizar en qué condiciones trabajan los profesionales sociosanitarios, para valorar su exposición a riesgos biológicos, ergonómicos y psicosociales, así como para conocer y compartir las medidas más eficaces que están poniendo en marcha las empresas para velar por la salud de los trabajadores. Un proyecto, como ha reconocido la presidenta de AMADE, Pilar Ramos, que ha contado con «el soporte económico del Instituto Regional de Higiene y Salud en el Trabajo, en el marco del Plan Director de prevención de Riesgos Laborales de la Comunidad de Madrid.

 

sobrecarga emocional Sobrecarga emocional

Este estudio reconoce que uno de los mayores riesgos para los trabajadores tiene un claro matiz psicosocial, y es la sobrecarga emocional a la éstos están sometidos en su día a día, sobre todo cuando se trata de profesionales en contacto directo con personas mayores con deterioro cognitivo o con un alto grado de dependencia. Sobre este punto, Ramos ha asegurado que es necesario facilitar a los trabajadores «herramientas para que puedan hacer frente a situaciones que desgastan emocionalmente, mediante protocolos de actuación para definir las actuaciones que provocan riesgos psicosociales: desde un confilcto con un residente hasta la agresión verbal de un familiar».

Otro importante riesgo psicosocial detectado en el estudio tiene que ver con las escasas
compensaciones del trabajo: falta de reconocimiento social, mala imagen, salarios bajos, etc., que hacen que los trabajadores se sientan frustrados y poco valorados por la sociedad. “Todo ello, provoca que muchos de ellos sufran el síndrome de Burnout o del cuidador quemado, que les lleva a un agotamiento emocional y a la desmotivación”, apunta la presidenta de AMADE.

Para intentar solventar estas cuestiones, los centros han adoptados diferentes medidas entre las que destacan:

  • Establecer protocolos de atención a residentes y familiares que permitan manejar las
    situaciones conflictivas o de tensión.
  • Formar e informar al personal, para que tengan herramientas que les permitan afrontar
    las exigencias emocionales de su trabajo.
  • Rotar el trabajo con los usuarios asignados, con el fin de hacerlo más equitativo y que
    los trabajadores no se vinculen emocionalmente en exceso.
  • Adecuar el volumen de trabajo al tiempo necesario para poder realizarlo con calidad.
    Para ello, es importante disponer de personal suficiente que pueda cubrir picos de
    trabajo o bajas laborales.
  • Realizar pausas y descansos periódicos para evitar el cansancio físico y mental.
  • Establecer canales comunicación con la plantilla: grupos de difusión, correo
    electrónico, reuniones mensuales.
  • En definitiva, el estudio evidencia que para disminuir los riesgos laborales de los distintos puestos de trabajo es fundamental potenciar la formación y divulgación del conocimiento especializado, así como de la cultura preventiva sobre los riesgos laborales.

 

 

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