¿Cómo abrazamos a nuestros mayores este verano?

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Cómo tienen que ser las vacaciones que queremos disfrutar con los más pequeños de la casa después de este período de confinamiento y cuando comienza el período de verano, ha sido el tema abordado en el programa Palabras Mayores con Maribel Galvá, vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Comienza el tiempo para que se pueda disfrutar y compartir entre abuelos y nietos sin que se convierta en un problema después de que muchos mayores se han visto separados de sus familias y no han visto a sus familias y a sus nietos en mucho tiempo.

Cuando llega este período para disfrutar de nuestros seres queridos, “muy importante para los mayores y también para los más pequeños, hay que plantearse este tiempo compartido de una manera diferente a otras ocasiones. Pienso -dice Maribel Galvá- que los mayores son personas vulnerables a las que los pequeños quieren expresar su afecto. Los mayores tienen ganas de ser abrazados, si compartimos, por ejemplo, una casa de vacaciones, tendremos que tener en cuenta que las reuniones de grupos serán mejor en el jardín que en el interior, e intentar en la medida de lo posible que, si viene gente de fuera, seamos conscientes de mantener cierta distancia, llevar la mascarilla que es algo que nos ayuda a mantener una seguridad para los más vulnerables».

“Los abrazos y los besos no tienen por qué ser como siempre; mejor que nos abracen las piernas o por detrás para evitar el contacto facial. Hay que evitar demasiada cercanía.” Según esta geriatra, esas pautas son esenciales y lo importante es estar juntos, lo que aporta muchos beneficios después del confinamiento y la soledad obligada con todo lo que implica el distanciamiento. “A algunos les ha provocado angustia, ansiedad, síntomas de cierta tendencia a la tristeza y la interacción social con amigos o familia es una medida espléndida para  evitar un deterioro cognitivo. Hay que intentar que interactúen porque eso beneficia en todos los sentidos para mejorar nuestro estado de ánimo.”

También hay beneficios para los más pequeños porque es una relación de afecto distinta y complementaria y muy deseada. Es una suerte crecer con los abuelos muy cerca lo que supone beneficios que contribuyen al desarrollo personal.

En el programa se ha escuchado también el testimonio directo de una abuela, Mercé Mas, abuela de 17 nietos y dos biznietos que ha contado el tiempo de vacaciones que está viviendo. “Ellos son super rigurosos y llaman a la puerta cuando ya se han puesto la mascarilla. Tienen muy claro que si su abuela se contagia, tiene más peligros que otra persona. Son muy rigurosos con las medidas, mascarillas, guardar distancias, lavarse las manos en cuanto llegan…”

Todas esas medidas no están impidiendo que esas vacaciones se puedan compartir. “Estar juntos, sí se puede, ir a pasear al borde del del mar, se pueden hacer muchas cosas juntos. He de decir que no he dejado de estar en contacto con los nietos durante todo el confinamiento gracias a los medios tecnológicos modernos. Tengo una nieta en París, otra en Londres. Durante este tiempo casi las he visto más que habitualmente. Nos hemos reunido todos los nietos, nos hemos mantenido muchísimo en contacto. Ahora tienes ganas de estar con ellos más cerca pero ya estaba muy cerca. Estaban todos muy preocupados por mis cuidados y mandándome mi ración de alegría con los biznetos, los más monos del mundo, que  me han ido llenando la vida».

Las tecnologías, insiste Mercé Mas, han permitido estar cerca. Aun así había ganas de verse, estar con ellos aunque las vacaciones diferentes, “probablemente las disfrute más. Hemos montado una mesa muy larga en la terraza, yo en un extremo y los demás en otra punta. Te olvidas de que hay eso, mantienes la distancia, pero también el contacto».

 

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