La tasa de dependencia se duplicará en el 2050

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Para el año 2050, y como consecuencia del envejecimiento de la población, la tasa de dependencia en nuestro país se multiplicará por dos. Esta es una de las muchas conclusiones que se extraen del documento «El proceso de envejecimiento en España», elaborado por José Ignacio Conde-Ruiz, de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada, Fedeay la Universidad Complutense de Madrid; y por Clara I. González, del Banco de España.

En este documento se analiza la dinámica demografía en España en las últimas décadas y el proceso de envejecimiento que viviremos hasta el año 2050. Se refiere que, según las previsiones del INE, en el año 2050 el 31,4 % de la población en nuestro país tendrá más de 65 años, y el 11,6 % tendrá más de 80 años.

España ha pasado por diferentes fases en las últimas décadas en cuanto a demografía se refiere, se ha producido la transformación que supone pasar del “baby boom” a un proceso de envejecimiento progresivo, a pesar del alivio que supuso el importante fenómeno migratorio temporal en la década de los 2000.

España se caracteriza en la actualidad por tener una de las tasas de fecundidad más bajas de la UE-27 así como una elevada edad a la maternidad. Lo cual, unido también a una de las esperanzas de vida tanto al nacer como a los 65 años más elevadas de la OCDE, hace que la pirámide de población esté perdiendo su tradicional forma.

De cara a las próximas décadas, las proyecciones de población disponibles, tanto del INE, AIReF y Eurostat, obtienen que se producirá un proceso continuado de envejecimiento hasta el año 2050, donde la tasa de dependencia prácticamente se va a multiplicar por dos. En este documento se constata que la tasa de dependencia a los 67 años (cociente de la población mayor de 67 años y la población de 16 a 66 años en %) no ha parado de crecer, salvo durante la fuerte entrada de inmigrantes que permitió un cierto rejuvenecimiento poblacional en los primeros años del siglo XXI.

En este análisis se concluye que ese aumento de la tasa de dependencia tendrá importantes consecuencias sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas con el
inevitablemente aumento del gasto asociado al envejecimiento: pensiones, sanidad y
dependencia; sobre la productividad, con una fuerza laboral más envejecida; y sobre las tasas de ahorro, presumiblemente menores al aumentar significativamente el porcentaje de jubilados.

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