Navidad y una margarita

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En una noche tranquila como esta
dejé una sonrisa
dibujada en tus ojos, que me miraban
dándome las gracias por estar.

Dando las gracias a la vida,
por el único placer,
o por el puro placer de estar viva.

Diecinueve rosas,
y una Margarita de seda y blanca,

que le ha devuelto la verdad a la razón.

Te vi perdiendo corazón,
pero quedó sintiendo, iluminado y vestido
con la misma seda y blanca
que te ha hecho guardar
la parte amarga en el cajón.

Subí detrás, ya de noche,
te vi reflejada en el balcón,
las luces de este temprano diciembre
se dejaron ver
cuando yo más quería verlas

y es que,
me moría de ganas de volver a verlas junto a ti.

Y apareciste de nuevo, como la Navidad, silenciosa…
mas hermosa aún, que cuando te creímos marchar.

Déjame que te diga…
hoy,
me pareció ver que nevaba,
sería una ilusión porque no fue así.
A lo mejor fue que soñaba contigo,
a lo mejor fue así.
Y qué puedo decirte,
dejé de sentir el frío
pero seguí sintiéndote a ti.

No recuerdo en mi vida
un regalo más maravilloso
que volver a escuchar tu voz
que volver a escuchar tu sonrisa.

Creo en los ángeles,
y creo en la parte final de los años
que resumen una parte de la vida.

Creo en las luces de colores de los cristales,
en las partes altas de la ciudad,
que me hacen recordar,
que hay partes de la vida…
que pueden volver a empezar.

Eres, esa parte de mi vida.

Y la luz… de esa Navidad.

http://losangelesnosmirandurmiendo.blogspot.com.es.

 

 

 

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