Madrigal

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Solo cierro los ojos
para olvidarme de todo, de todos.
Y sentir ese hormigueo que nace de mi sien
hasta la punta de los pies,
pasando por los codos.

No puedo evitar el brote de mis lágrimas.
Ni quiero.

Alimentado de mi propia alma
me ciego,
y por un instante
no quiero volver a ver.
Sí notar
cómo se mueven tus dedos.

El aire me envuelve en placer.
Y así ni tú, que no me ves,
sabrás de quien pidió consuelo
al escucharte otra vez.

http://losangelesnosmirandurmiendo.blogspot.com.es.

 

 

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