Gastronomía de cuaresma en los pueblos más bonitos

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En estos días algunos podrán disfrutar de Los pueblos más bonitos de España, lugares únicos, llenos de tradición y donde los mayores recuerdan con detalle los nombres de decenas de platos que se cocinaban en cuaresma. Ingredientes naturales que se caracterizan por una forma de elaboración, cuidada y no sometida a las prisas.

Este saber popular es parte importante de la autenticidad y del patrimonio cultural de estas 104 localidades parte de la red, que salpican la geografía española, cada uno con su propio estilo e identidad. Su cocina es, por tanto, auténtica y elaborada con ingredientes autóctonos. Algo que refleja en cada bocado la particular historia de cada municipio.

Cada uno de los 104 municipios pertenecientes a esta red han sabido cuidar y enriquecer las recetas típicas y costumbres culinarias que durante siglos se han disfrutado durante la Cuaresma y la Semana Santa. En estas fechas, en las que es tradición no consumir carne, hay tres ingredientes fundamentales: el huevo duro, el pan y el bacalao. En definitiva, proponen una vuelta a la gastronomía tradicional, con esos sabores que nos recuerdan a la infancia y a los fines de semana en el pueblo de la familia.

Potaje de vigilia en Chinchón (Madrid). El potaje de vigilia es uno de los platos más típicos de la Semana Santa de Chinchón. En las casas de este municipio madrileño se sigue guisando en ollas de barro y es así desde la Edad Media. Este guiso contundente, donde el bacalao se convierte en protagonista, es muy valorado actualmente por su gran valor nutricional, gracias a sus garbanzos, verduras, y a un pescado bajo en grasa como el bacalao. Toda una delicia que puede acompañarse con la variada repostería de la zona en estas fechas, como el hornazo o las torrijas.

Bacalao a la brasa Sajazarra.

La riqueza de las tierras de Sajazarra (La Rioja).  El espectacular Castillo-Palacio de Sajazarra, en tierras riojanas, traslada a los visitantes seis siglos al pasado y una visita con tiempo les permite disfrutar de su patrimonio y de su riqueza gastronómica, gracias al cuidado constante de su agricultura. No en vano, sigue siendo su principal actividad económica. Sajazarra resulta ideal para descubrir otra Rioja en esta Semana Santa, acercándose a través del vino a la historia, a la cultura que atesora este bello municipio, rodeado por la Sierra de Cantabria, los montes Obarenes y las Peñas Gembres, donde la rica variedad de su huerta permite crear en estas fechas platos consistentes, destacando los cocidos, los guisos y el bacalao a la riojana.

Potaje de Semana Santa en Frigiliana (Málaga).  Frigiliana es uno de los pueblos blancos más hermosos y auténticos que engalanan el territorio de la provincia de Málaga. Destacan en Semana Santa platos tan exquisitos y peculiares como los potajes, con multitud de variantes locales que los diferencian de los del resto de la comarca. De esta forma, el de coles, el de hinojos o el de Semana Santa –este último a base de bacalao–, junto con las tortillas de huevo y harina mojados en miel de caña, se considera el típico menú de vigilia propio de la celebración religiosa a la que debe su nombre.

Las Torrijas de Atienza, unión de culturas y tradiciones (Guadalajara). Situada en la Serranía Norte de Guadalajara, Atienza fue una de las poblaciones más importantes del reino de Castilla, lo que contribuyó a su desarrollo tanto a nivel de fortificaciones defensivas como en el desarrollo de su casco urbano. La gastronomía también creció dentro de sus murallas y convirtió a sus torrijas en protagonistas en estas fiestas. Hoy gracias a la Miel de la Alcarria (D.O.), este postre tradicional elaborado con pan, leche y canela, acerca a los visitantes el sabor natural y auténtico de esta tierra y es un buen ejemplo de cómo la cocina, incluso con un elemento barato y asequible como los restos del pan permitían disfrutar de un rico dulce: la tradición popular nos dice que las torrijas representan el cuerpo y la sangre de Cristo.

Repapalos de leche con galleta de canela en Guadalupe (Extremadura). En Guadalupe la cocina de Cuaresma es una gastronomía sobria de origen pastoril donde los productos de la huerta, las legumbres y el pescado son los protagonistas, sin olvidar los deliciosos dulces y postres que aportan la energía necesaria para afrontar el día. El Chef Pedro Galán Rebollo, hijo adoptivo de Guadalupe desde hace más de 53 años recoge en su libro de cocina “De Cuchara, Cuchillo y Tenedor”, recetas de toda la vida con toques vanguardistas, como el “potaje de vigilia” o los “Repapalos de leche con galleta de canela” postre que no puede faltar nunca en Semana Santa, donde el pan, huevos, canela, leche, azúcar y un chorrito de anís son algunos de sus ingredientes principales.

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