Cómo la soledad impacta en la salud mental de los mayores

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El progresivo envejecimiento de la población, considerado como un logro social muy importante, es también un reto a asumir desde diferentes ámbitos. Uno de los desafíos más relevantes es ocuparse de lo que se ha denominado «epidemia de la soledad», es decir, el impacto negativo que la soledad no deseada y el aislamiento social tienen en la salud mental y la calidad de vida de las personas mayores. En España, un 20% de las personas mayores de 65 años declara niveles altos de soledad, un 25% de aislamiento social y uno de cada cuatro sufre depresión. La evidencia científica apunta también a que su abordaje mediante intervenciones multidisciplinares y multidimensionales, sustentadas por recursos institucionales y comunitarios apropiados, tiene un impacto positivo en la calidad de vida y en la salud mental de las personas mayores.
Para abordar estos asuntos se puso en marcha, hace ya más de dos años, el proyecto Quality of Life an Ageing in Spain, Sweden and Portugal (QASP), liderado y financiado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). Una investigación que concluirá a finales de 2021. Su objetivo es investigar el envejecimiento activo y saludable y la calidad de vida de personas mayores en tres países europeos, dos del sur de Europa (España y Portugal) y uno del norte (Suecia).

Maria João Forjaz y Carmen Rodríguez Blázquez, ambas del CNE-ISCIII, señalan que la información recopilada en el tiempo que lleva el proyecto funcionando refleja que cerca del 12% de las personas mayores declara tener niveles altos de soledad y/o de aislamiento social, unas cifras que en España son bastante superiores. Según explican, las características principales de las personas que declaran sentirse solas son las de ser mujer, tener edad elevada, de bajo nivel educativo y renta, con problemas de salud física y mental, deterioro cognitivo y sensorial y, consecuentemente, bajos niveles de calidad de vida. Estas características son similares a las de las personas que declaran aislamiento social, aunque este se observa mayoritariamente en los hombres.
Las investigadoras explican que la soledad y la mala salud mental, que con frecuencia padecen las personas mayores, «demanda la adopción de medidas urgentes que involucren a toda la sociedad, con la implicación, participación y protagonismo de las propias personas mayores, para así promover un buen estado de salud y calidad de vida en este grupo poblacional».
Además de generar conocimiento para la comunidad científica, el proyecto QASP tiene como misión trasladar recomendaciones basadas en ese conocimiento a diferentes órganos de gestión sanitaria y social que trabajan para las personas mayores. En este sentido acaba de hacerse público un documento resumen (policy brief), que también se puede descargar desde el repositorio de salud del ISCIII (Repisalud).
En sus conclusiones, este documento recuerda que el envejecimiento de la población es un desafío social que requiere, por un lado, de estrategias orientadas a la detección precoz de problemas de soledad no deseada, aislamiento social y mala salud mental y, por otro, de intervenciones dirigidas a su manejo y superación. Entre las prioridades necesarias están la formación de profesionales socio-sanitarios, cuidadores y personas mayores; la dotación de recursos suficientes y adecuados que permitan su implantación, y una coordinación entre todos los agentes implicados que posibilite un enfoque multidisciplinar.

1 COMENTARIO

  1. ¡Hola!
    Nos ha encantado vuestro post y queríamos agradeceros que compartáis este tipo de contenidos. Aún nos queda mucho trabajo por delante para mejorar la calidad de vida de nuestros mayores.
    También os queríamos compartir nuestros consejos para prevenir la soledad en ancianos .
    Al final, todos somos responsables de la salud de nuestros familiares y mayores, ¡y queda mucho trabajo!
    ¡Gracias por compartir!

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