Los universitarios mayores de 60 años evitan la soledad

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Uno de los beneficios que tiene seguir estudiando después de los 60 años de edad es dar de lado a la soledad y al aislamiento.

 

Las personas mayores de 60 años que estudianevitan la soledad y el aislamiento, se relacionan socialmente y establecen objetivos y rutinas que mejoran su calidad e vida. Así lo constantan los cada vez más numerosos estudiantes mayores de la Universidad Oberta de Cataluña, UOC.

Por pasión o por entretenimiento, para continuar enriqueciéndose o para cumplir sueños pendientes, cerca de 1.300 estudiantes de la UOC tienen más de 60 años. Ramon, Josep, Joaquim, Juan, Francisco y Marta son una buena muestra de ello. Además, para Montserrat Lacalle, psicóloga experta en gente mayor y profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, estudiar les aporta «efectos colaterales como evitar la soledad y el aislamiento, favorecer que se relacionen con personas de su edad o distinta, y ayudar a establecer objetivos y rutinas«.

La profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación, Montserrat Lacalle, asegura que estudiar de nuevo a estas edades es una «experiencia muy personal» y a cada persona le enriquece de manera particular. Pero a todos les permite seguir activos «y es importante que lo que hagan tenga sentido, como siempre en la vida.». La profesora confirma que «una persona afronta su envejecimiento como ha vivido. Si siempre ha tenido motivación para aprender, se ha fijado metas, continúa haciéndolo en esta etapa. Hay quien necesita demostrarse que todavía puede, y eso le hace sentirse bien».

Lacalle afirma que «estamos en una sociedad en la que juventud y actividad están sobrevaloradas. Muchas veces tenemos una imagen deformada de lo que es el envejecimiento y de cómo funcionan las personas mayores. El que en algunos momentos nos encontremos a estas personas estudiando no diría que cambia el imaginario colectivo, pero es una pequeña contribución a ese cambio. Cuesta mucho cambiar los estereotipos, es una carrera de fondo y en muchas direcciones, pero es un granito de arena. Desgraciadamente, cuando conocemos a alguien, acabamos viéndolo como una excepción».

 

mayores de 60 años

Experiencias enriquecedoras

«Mientras estamos vivos, no dejamos nunca de aprender y explorar nuevas fronteras», dice Marta Pons (Barcelona, 78 años), estudiante del grado de Psicología. Esta doctora en Farmacia recuerda que, cuando era joven, estudió su primera carrera por «imperativo paterno». Ahora ha vuelto a la universidad por «puro instinto y corazonada». Pons afirma que en una farmacia «haces de psicólogo de cabecera aunque no quieras (con todos los respetos). Ahora, de forma natural, he querido estudiar lo que hice, seguramente, mal pero con toda la buena fe del mundo».

Joaquim Fernández (Mataró, 64 años), estudiante del grado de Comunicación, coincide en que «hay otras formas de ejercer. Yo colaboro con una entidad que gestiona una radio que emite por internet, y me gustaría escribir mi propio libro». Joaquim, de joven, empezó estudios de arquitectura, pero graves problemas de visión le obligaron a dejarlos. Mientras esperaba un donante de córnea, se matriculó en Empresariales, pero lo dejó y montó su negocio. Ahora, a las puertas de la jubilación, ha querido volver «sobre todo para pasármelo bien y para aprender a leer más críticamente, escribir y aprender técnicas audiovisuales», comenta, y añade que «también para mantener viva la actividad cerebral ejercitando la memoria, además de dar un sentido al día a día con una actividad que me obliga a ser constante».

Ramon Roca (69 años) también estudió tres cursos de Arquitectura y uno de Matemáticas, pero no acabó ninguno de esos estudios. Pasados ya los sesenta, «quería conocer más a fondo qué es la informática, saber cómo funciona un poco más en detalle y poder llegar a saber algo de la IA. Me matriculé en el grado de Ingeniería Informática. Solo busco conocimiento. Para él, lo más difícil es entrar dentro de las dinámicas propias de la programación, y lo más fácil, todo lo relacionado con las matemáticas. Así mismo, «es difícil también dedicar un tiempo continuado a estudiar. Mi trabajo me lleva a viajar muchas veces», comparte.

 

 

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