Hay personas que parecen destinadas a obtener aquello que se proponen, que son capaces de alcanzar su objetivo aparentemente sin gran esfuerzo. Es gente que, a pesar de las dificultades que puedan interponerse entre ellos y su meta, llegan a su propósito. ¿Qué las hace distintas? ¿Cómo funcionan? ¿Se puede entrenar esa actitud? Desde el Coaching esto último es lo que te proponemos
¿Qué quieres hacer en tu vida? ¿Qué cosas de tu vida actual te gustaría cambiar? ¿Qué es lo que te gustaría hacer de otra manera? O también: ¿Cuáles son tus sueños? Éstas son las preguntas que se hace en voz alta Pilar Palacios, psicóloga experta en gestión emocional y creadora de la denominada “Terapia breve estratégica” y explica: “El logro de estos objetivos potencia la autoconfianza, la motivación, la atención y la autoestima; se trata de un proceso que empieza con la identificación de qué quiero lograr y los pasos necesarios para conseguirlo, para lo cual es preciso escuchar nuestras emociones y poner el foco en nuestro cerebro”.
La reconocida terapeuta nos propone tres pasos fundamentales en el proceso de salvar obstáculos hasta lograr nuestro propósito: etapa de autorreflexión, establecer una hoja de ruta o plan de acción y procurar cuidarnos en el transcurso de cada etapa.
Dónde estaré en cinco años
“Reflexionar a propósito de qué deseo en mi vida, dónde quiero estar en los próximos cinco años” propone Pilar Palacios. “Y, cuando consiga ese objetivo, cómo me sentiré, qué cambios habrá en mi vida, en qué me beneficiará, cómo me influirá en objetivos futuros” Para ello te invito a un entrenamiento a partir de tu Diario Coaching:
- Te invito a que escribas los cambios que deseas en tu vida. Elabora tu lista sin pensar demasiado y sí en cambio sintiéndolo. Se trata de que identifiques qué es lo que deseas lograr. “Al escribirlos, involucramos a nuestro cerebro en el proceso, convirtiéndolo en nuestro gran aliado en la consecución de los objetivos”, dice Pilar Palacios.
- Escoge aquellos retos que sean importantes para ti y que estén alineados con lo que sientes. Precisamente a través de este entrenamiento, se consigue hacer partícipes a otras zonas del cerebro responsables de vincular las emociones positivas, así como de la motivación hacia nuevos hábitos, que generarán otros comportamientos. “Cuando tenemos confianza e ilusión generamos más conexiones neuronales”, dice la terapeuta; “nuestro cerebro no distingue entre lo real y lo que nos imaginamos, lo cual se explica porque la zona prefrontal, donde valoramos las alternativas, donde se inventa nuestro futuro, está muy influida por el sistema límbico, el cerebro emocional; de ahí que se diga que cuando el corazón quiere, la mente termina por mostrárselo”.
- El objetivo ha de ser realista, alcanzable, aunque sea desafiante; ha de ser concreto, para facilitar el camino y acotado en el tiempo. “La diferencia entre un sueño, una esperanza y un objetivo es la fecha que nos ponemos para lograrlo”, dice Pilar Palacios.
Microrretos sin postergaciones
Cuando ya sabemos lo que deseamos y queremos hacer, si ya tenemos una idea de para cuándo pensamos lograrlo, ha llegado el momento de tener un plan, lo que en otros entornos se denomina “hoja de ruta”.
- Establecer una hoja de ruta, un plan de acción. Para ello, Pilar Palacios nos invita a invertir nuestro objetivo final en retos más pequeños, con periodicidad diaria, semanal y mensual, lo que lo convierte en microrretos: “Al cerebro le ayuda, ya que le ahorra esfuerzo”. Pequeños cambios diarios transforman nuestra vida.
- Valoración del tiempo que nos llevará. Definir acciones paulatinas para lograr nuestro objetivo. “Podemos realizar cada día un pequeño resumen de cómo nos va esa planificación” explica Palacios, que propone “empezar por la reducción de aquellos elementos que nos sean más fáciles de alcanzar”. De esta manera, nos daremos cuenta de cuáles son nuestros propios recursos.
- El plan diario/semanal ha de ser mediante acciones que no requieran un gran esfuerzo y que logren hábitos que se mantengan en el tiempo. “Es interesante planificar gratificaciones pequeñas que nos daremos a nosotros mismos y que nos aportarán una motivación extra, además de restar presión a nuestros objetivos”. Pilar propone acciones tales como regalarnos ese libro que deseamos leer, seguir una serie en Netflix, tener una conversación con algún amigo, preparar una comida especial, o pedir que nos den un masaje.
- Mirar fijamente nuestro objetivo. El compromiso es lo que mantiene vivo nuestro plan establecido; “si hoy no he hecho lo que tenía pensado hacer, mañana seguiré con mi plan establecido”, dice Palacios; “se trata de mirar a nuestro objetivo, poniendo en él el foco”.
- Centrarse en el aquí y el ahora, vivir el presente. Para ello, esta experta nos invita a centrarnos en los avances de cada día y a llevar el registro de nuestro propósito: “cuáles son las cosas que nos ayudan, que nos dificultan y cuáles los logros obtenidos; pensar que hoy es el momento para empezar, sin postergaciones”.
Cuidarse y quererse
A lo largo de todo el proceso, hay alguien importante a quien debemos cuidar: a nosotros mismos.
- Mimarnos. Mediante el autocuidado “se potencia nuestro sistema inmunológico, con lo que dirigimos la energía hacia el objetivo deseado”, dice la psicóloga Pilar Palacios, quien nos propone “hablarnos bien, dedicarnos buenas palabras, sin peros, sin expresiones como debería, voy a o quiero, pues es lo que determina nuestra actitud”
- Paciencia y perseverancia en la consecución de nuestros objetivos. Nos invita Pilar Palacios a dar mayor importancia a la parte positiva, compartiendo con gente afín nuestros objetivos. “Contar nuestro propósito incrementa la ilusión” y añade: “El calendario puede flexibilizarse, pues esto es una carrera de fondo, no una competición”.
Y recuerda que, tal y como dijo Jim Rohn, un empresario estadounidense experto en desarrollo personal: “Cuando sabes lo que quieres y lo quieres lo suficiente, encontrarás la forma de conseguirlo”
¡Feliz Recurso! ¡Feliz Coaching!
