Triple vulnerabilidad ante la COVID-19 de la discapacidad intelectual

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Esta crisis sanitaria ha puesto de relieve diferentes necesidades a cubrir en cuanto a colectivos más vulnerables, como es el caso de las personas con discapacidad intelectual. Muchas cosas han cambiado en nuestro día a día. Y si a todos nos ha afectado esta situación, también lo ha hecho y de forma muy incisiva, a las personas con discapacidad intelectual. Para dar respuesta a esas necesidades de las personas con discapacidad intelectual, sobre todo a raíz de esta crisis sanitaria, Down Madrid ha puesto en marcha el proyecto de gestión de la triple vulnerabilidad ante la COVID-19: la edad avanzada, discapacidad intelectual y padres muy mayores. Un proyecto que refuerza la atención a las personas mayores con discapacidad con una intervención directa. Se apuesta por la formación de habilidades de autonomía personal, el apoyo psicológico y el asesoramiento laboral.

Hasta el momento, la entidad ha finalizado la primera fase del proyecto con la identificación de situaciones de riesgo social y está sumergida en la reincorporación de los mayores a sus actividades, focalizando esta fase en el aprendizaje y la interiorización de las medidas y protocolos de seguridad, tanto en el centro como en el transporte.

Y hablamos de mayores porque las personas con discapacidad también envejecen. Esto que parece una obviedad, no lo es tanto, porque es cierto que hasta hace relativamente poco tiempo no se hablaba de envejecimiento en este colectivo porque sus peculiaridades hacían que su esperanza de vida fuese menor que la de las personas sin discapacidad. Pero, afortunadamente, la situación ha cambiado mucho.

El coordinador de Envejecimiento Activo y Vida Adulta de Down Madrid, Jorge González, reconoce esta realidad: la esperanza de vida de las personas con discapacidad intelectual ha crecido y tienen unas necesidades concretas. Unas necesidades que hay que atender y dotar de las herramientas oportunas para dar la respuesta más eficaz a lo que supone todo un logro social.

Si hace 30 años la esperanza de vida de las personas con síndrome de Down era entorno a los 30 años, hoy esa esperanza alcanza hasta los 60 años de edad. Todo ello es una excelente noticia y, al mismo tiempo, un reto.

 

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