¿Alarga la vida el ayuno en la posmenopausia?

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Dos investigadores del FoodLab de los Estudios de Ciencias de Salud de la UOC, Salvador Macip y Marta Massip, estudiarán cuál es el impacto del ayuno intermitente en mujeres que han superado la menopausia.

Los objetivos del estudio —financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación— son, por una parte, validar marcadores de envejecimiento en el contexto de la restricción calórica y, por otra, determinar si el ayuno intermitente provoca cambios en el envejecimiento de los órganos de mujeres que han llegado a la menopausia, es decir, cuando se produce el cese definitivo de la función ovárica. A partir de esta etapa, suceden una serie de cambios en el cuerpo de la mujer que afectan su calidad de vida, por ejemplo, aumenta de manera significativa la incidencia del síndrome metabólico, y se incrementa el riesgo cardiovascular, y también se aceleran los procesos relacionados con el envejecimiento.

Los marcadores que se utilizarán en el estudio han sido previamente validados con ratones en el laboratorio de la Universidad de Leicester (Reino Unido), donde Salvador Macip es profesor e investigador. Estos marcadores, visibles en un análisis de sangre, permiten detectar la acumulación de células viejas en diferentes órganos y diferenciar entre tejidos viejos y jóvenes. «Sin marcadores adecuados que midan el envejecimiento celular en humanos, no podemos saber si una estrategia antienvejecimiento funciona. Nosotros hemos descubierto una serie de marcadores nuevos que creemos que se corresponden bien con el envejecimiento biológico de los tejidos en animales. Ahora queremos ver si funcionan también en humanos y usarlos para medir los efectos sobre el envejecimiento de los cambios en la dieta, que ya se ha visto que tienen un efecto positivo en mamíferos», explica Salvador Macip.

El estudio, que se denomina «Efectos del ayuno intermitente sobre el envejecimiento orgánico en mujeres posmenopáusicas», se desarrollará entre los años 2021 y 2023, con la participación de un centenar de mujeres reclutadas con la colaboración del doctor Guillem Cuatrecasas Cambra, responsable delServicio de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Sagrada Familia y del centro CPEN.

En una primera fase, se analizará el grado de envejecimiento de los órganos de las participantes mediante marcadores visibles en muestras de sangre. Para el estudio clínico, las pacientes se dividirán en dos grupos: el grupo control y el grupo intervención, que será sometido al ayuno. Todas las pacientes harán, durante un año, una dieta equilibrada con un número normal de calorías, pero baja en carbohidratos. Además, el grupo intervención hará 16 horas seguidas de ayuno durante dos días a la semana (por ejemplo, cenarán temprano y no volverán a comer hasta la hora del almuerzo del día siguiente). Durante el periodo de ayuno, no podrán tomar alimentos, pero se les permitirá ingerir líquidos como agua, café o infusiones.

A las pacientes se les extraerán muestras de sangre antes de comenzar el estudio, seis meses después del inicio y, al cabo de un año, cuando termine. Además de los marcadores observables en el análisis de sangre, también se analizarán otros parámetros, como marcadores generales de salud y síntomas asociados a la fragilidad.

Tal como explica Marta Massip, «con el ayuno, lo que hacemos es activar mecanismos reguladores hormonales y la autofagia, que es un mecanismo de «limpieza» celular mediante el cual se eliminan residuos que intervienen en el envejecimiento prematuro o incluso en determinadas enfermedades». Para habituar progresivamente a las participantes a la intervención nutricional, se hará un periodo de entrenamiento y adaptación, para que el ayuno se integre de la manera más natural posible a su vida cotidiana.

Si la hipótesis de los investigadores es correcta, el ayuno intermitente podría implicar mejoras en el envejecimiento de los tejidos y erigirse como una intervención relativamente simple para mejorar la calidad de vida de las mujeres en la posmenopausia. Y no solo eso. Según Salvador Macip, «a pesar de que el metabolismo de hombres y mujeres es muy distinto, los mecanismos biológicos de base del proceso de envejecer son los mismos. Pensamos que los descubrimientos de este estudio podrían adaptarse perfectamente a los hombres también».

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