Uno de cada siete jóvenes padece un trastorno mental

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El 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental que, este año está dedicado  a la infancia, la adolescencia y la juventud.

Momento idódeneo para que el Comité Pro Salud Mental En Primera Persona, y la Red Estatal de Mujeres, emplacen a los poderes públicos, y a la sociedad en general, a hacer una lectura sincera y exigente de los derechos humanos, y de los valores que los sustentan, como son la igualdad de oportunidades y la no discriminación.

«El despertar de la mente es un fenómeno natural, y nos corresponde a nosotros y nosotras, la sociedad, crear unas condiciones materiales y afectivas justas, para que la salud mental se desarrolle en un entorno de bienestar», afirman.

Los datos son muy claros: 1 de cada 7 personas jóvenes, entre 10 y 19 años, padece algún trastorno mental; la mitad de los problemas de salud mental aparecen antes de los 14 años; 1 de cada cuatro jóvenes declara haber tomado psicofármacos; y lo peor, 9 de cada 100 jóvenes experimentó ideas de suicidio “continuamente o con mucha frecuencia”.

 

Factores de riesgo

Los factores de riesgo, además de los condicionantes genéticos, se han localizado: la normalización de la violencia y el acoso; la presión social del grupo; la distorsión de la propia imagen, que puede terminar en problemas de anorexia o bulimia; las adicciones; el sobreuso de las redes sociales; la toxicidad que introduce el consumo de pornografía; o la aparición de un insano deseo de control en las relaciones de pareja, donde la parte perjudicada suelen ser las mujeres jóvenes. Todo esto genera un laberinto de confusión del que es difícil encontrar la salida.

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Manifiesto

Siendo así, desde el Comité y la Red de Mujeres, llaman a no bajar los brazos, a trabajar una respuesta, y a movilizar los recursos necesarios:

  • Es oportuna una mayor coordinación entre los ámbitos sanitario y educativo, para una perspectiva múltiple e integradora.
  • Echamos en falta una educación emocional que prepare a la persona joven para un eventual episodio de frustración, en esta sociedad de la imagen, individualista y competitiva.
  • Sería bueno formar a los docentes para lograr una detección temprana de los problemas de salud mental, y también del riesgo de suicidio.
  • Hay que seguir sensibilizando a la población juvenil con el objetivo de poner a la salud mental en un plano de cuidado y preservación.
  • Tenemos que ofrecer más espacios de diálogo y reflexión a la juventud, para que no sientan temor o culpa a la hora de exteriorizar los sentimientos más íntimos.
  • Y por supuesto, humanizar las relaciones interpersonales, por ser ahí donde residen las claves de una sociedad más saludable.

En definitiva, hay que transformar los síntomas de la tristeza, del cansancio, de la apatía, o de la ansiedad, en emociones como la esperanza o la ilusión. Y para que la vida sea, ante todo, un lugar para vivir.

Aunque no queremos cerrar esta lectura sin acordarnos de la infancia y juventud migrante, que sufren el desgarro de un conflicto bélico, y se ven obligados a abandonar sus lugares de origen. Esperamos que encuentren entre nosotros y nosotras el bienestar al que todo el mundo tiene derecho.

Comité Pro Salud Mental En Primera Persona y Red Estatal de Mujeres SALUD MENTAL ESPAÑA.

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