Luna creciente,
el arco iris delante de unos ojos cerrados,
un cuadro aún no pintado
dentro de la mente.
El licor de la imaginación
muestra sus puertas
abriendo con sus llaves los candados,
dejando ver su hueco transparente.
Luna durmiente
sueño despierto
tumbado en el sofá verde
que los ocres se mezclan con azules
dando color a los cuerpos
de las almas sin rostro
que bailan.
La música imaginaria siempre queda
guardada entre el alma y mi corazón,
y el lienzo desnudando el sentimiento
hasta las alas.
Luna con velo,
me asomo a la venta y te asomas,
y con el borde de tus labios
besas la parte blanca de mi pelo,
un momento de descanso.
Me convences desde arriba,
tu luz en la pared
me ha quitado la sed
y veo mejor de noche que de día
las partes dibujadas con sus trazos
cobran vida poco a poco,
no hay prisa.
El suelo es un mar de color
callado en la distancia
y reflejado en el techo.
Luna nueva.
La poesía se ha mezclado con la pintura,
palabras perfumadas de trementina,
versos tatuados en madera.
La poesía se ha mezclado
con mi sangre dentro de la pintura
y juega a que el cuerpo
no las guarde.
Cómo hacer nacer de dentro
un universo que se expande
sin llegar a arder
con él en el intento.
Me siento océano
y a la vez orilla.
Siento el silencio a la hora de escribir,
a la hora de pintar, mi luna.
Siento el silencio mi luna
a la hora de escribir poesía
y a la hora de pintarte.
Mi universo
es esa parte que brilla
y que le cuesta dejarse ver.
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