Cómo ser una esponja emocional

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empatía

¿Sabes lo que es ser una esponja emocional? ¿Eres de esas personas que te quedas con “mochilas” ajenas? ¿Sueles sufrir con las historias y eventos que te cuentan los demás? ¿Absorbes el sentir de tu mejor amiga cuando comparte contigo lo que piensa? ¿Conoces, en cambio, la manera de ser una esponja capaz de seleccionar las experiencias que te ayuden a ser mejor persona? Desde el Coaching, te proponemos algunas pistas.

 

Como ser una esponja emocional y no morir en el intento; tal puede ser el título del reto que hoy te propongo, aunque va más allá, pues se trata de seleccionar tus aprendizajes, de modo que, cada vez que hables con otra persona, te quedes con lo mejor de ella, lo que constituye posiblemente toda una oportunidad.

¿Te has fijado alguna vez en el total de interacciones que tienes con otras personas a lo largo del día? Me refiero a todos los escenarios en los que intervienes durante la jornada, por ejemplo, en el transporte público al ir al trabajo; antes y si compartes tu hogar con otras personas, lo que os decís nada más levantaros o mientras desayunáis.

Luego, en la oficina, con tus compañeros, sea física o virtualmente; cuando haces una pausa para tomar café, a la hora del almuerzo, si recibes alguna llamada, al volver a casa o incluso si te tomas algo a media tarde, o tienes una cita para cenar.

Todas ellas son escenas de tus interacciones con otras personas, cercanas o extrañas, las cuales pueden tener un impacto mayor del que puede parecer a primera vista.

Te invito ahora a realizar la siguiente reflexión: ¿con cuántas de esas interacciones has sentido bienestar? ¿Cuáles, en cambio, te han producido e efecto contrario?

positividad

Quédate con lo positivo

Una simpatía que, a veces, se confunde con la empatía, sumada a la hipersensibilidad son los ingredientes clave para convertirse en lo que se conoce como una “persona esponja”, esto es, alguien que absorbe las emociones expresadas y proyectadas por los demás, aunque produzcan un efecto tóxico.

La diferencia entre simpatizar o sentir empatía por otra persona consiste en que esto último implica ponerse en los zapatos del otro, comprendiendo y sintiendo compasión (en el sentido de con-sentimiento y no del com-padecimiento), pero sin implicarse, sin quedarse con esas emociones que libera la otra persona.

Por otra parte, ser sensible no tiene que significar cargar con los sentimientos de los demás, pues basta con los propios.

¿Cuáles son las características de una persona esponja?, la psiquiatra estadounidense Judith Orloff, autora de La guía de supervivencia del empático define las siguientes:

  • Gran intuición. Habilidad para darse cuenta de lo que sucede a nivel energético y emocional, para saber qué es lo que siente la otra persona.
  • Sienten mucho y muy profundamente las emociones.
  • Empatía. Aunque lo cierto es que traspasan la barrera entre esta habilidad y la simpatía, es decir, el hecho de no poner límites en las relaciones que establecen con otras personas.
  • Son personas que sufren por lo que les ocurre a sus semejantes, incluso a quienes apenas conocen.
  • Atraen relaciones tóxicas. Debido a su sensibilidad extrema, en ocasiones se aprovechan de ellas, produciéndose la toxicidad en la relación con otros.
  • Dificultad para gestionar las emociones. Las esponjas energéticas suelen sentir confusión a propósito de lo que sienten y de cómo lo sienten.
  • Necesidad de mejorar su autoestima. Estas personas pueden tener un nivel bajo de autoestima y de autoconcepto, marcado por creencias del estilo: “no valgo, no merezco, no puedo”.

Hace unos días, Javier Martín, uno de los fundadores de Escuela de Inspiración, citaba al exfutbolista chileno, hoy experto coach, Pato Reyes, acerca de las declaraciones de este último con respecto a las personas esponja. “Uno de sus mentores le dijo a Pato que debía ser una esponja que seleccionara sus aprendizajes”, dice Martín; “de modo que aprendiera lo mejor de cada uno de los individuos con quienes se cruzara, eligiéndolo y separándolo de aquello otro que no le gustara”.

“Que cada vez que hables con alguien lo veas como una oportunidad de crecimiento”, dice el exfutbolista; “para lo cual, en vez de quedarte sólo con aquello con lo que estés de acuerdo, lo que esté correcto (o no) en función de que coincidáis (o no), que trates de escuchar y entender”.

¿Qué es lo que me está diciendo la otra persona? Y ¿qué puedo aprender de este momento? Son preguntas que nos invita a formular Reyes para entrenar a la persona esponja que hay en nuestro interior, “con una inquietud por crecer y desde un punto de vista positivo, esto es, sé una esponja emocional y elige entre las cosas que te puedan ser útiles”, dice este experto.

emociones

Logra la gestión de tus emociones

“Las emociones son reacciones psicofisiológicas que nos están mandando un aviso”, dice la psicóloga Miriam Martín, fundadora de PsicoRumbo; “Sin ellas no sería posible la vida; están para protegernos y tienen su correlato físico y el psicológico, respectivamente en el cuerpo y la mente”.

Miriam Martín ha participado hace unos meses en el congreso virtual “Supera tus relaciones tóxicas”, organizado, a su vez, por la terapeuta Cynthia E. Oliverio. “Cuando escucho el mensaje de esa emoción, ésta cumple su misión adaptativa y se disuelve, aunque las dificultades psicológicas aparecen al evitarlas, ya que, en ocasiones, tratar de evitar la emoción es lo que me crea el problema”.

En el caso de las personas de alta sensibilidad, cuando la emoción ha traspasado un límite “el raciocinio se apaga, siendo el sentimiento quien toma el control”, dice la psicóloga Miriam Martín; “En esos momentos se puede tomar conciencia de que se tienen puestas las gafas negras, que impiden ver en blanco, es decir, el mundo se ve en negro no porque éste lo sea, sino porque el filtro con el que se mira es oscuro”.

Esta experta nos propone las siguientes fases para la gestión de las emociones:

  • Sentir la emoción. Darse permiso para ser consciente de la emoción, sea la que sea.
  • Dejarla estar. Darle la importancia justa, ni más, ni menos.
  • Canalizarla de manera adecuada, sin hacerse daño a uno mismo, ni a los demás.
  • Permitir que se vaya limpiando, pasando de las gafas negras a las gafas blancas, que permiten ver el mundo tal y cual es.
  • Darse tiempo. Implica darse cuenta de que se está pasando por un momento emocional complicado y que durante un tiempo vamos a sentirnos mal. Evitar el hecho de forzar el término del malestar.

Si has llegado hasta aquí, te dejo uno de los retos destacados en mi informe FLOR (Fortalezas, Logros, Oportunidades y Retos), a partir del sistema AstroCoaching, creado por nuestro gabinete Diga Coaching.

Dice así: “Juega al tenis con la vida; en lugar de pensar que tienes que hacer todas las cosas, devuelve la pelota y pregunta qué es lo que quiere decir el otro, en vez de asumir que lo sabes”.

¡Feliz Persona Esponja! ¡Feliz Coaching!

 

 

 

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