Yanigua

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El silencio empapándose en sudor
con su cuerpo desnudo
y cansado
en la hora a su mitad
de la madrugada.

El llanto despertando
justo al lado de él.
Las manos latiendo
por el corazón del alma
buscan en el techo oscuro
las respuestas en palabras sin papel,
dejando en la garganta un nudo.

El alimento de la vida
es esa otra vida compartida,
y alimentándose también,
del aliento regalado
de tu boca
y regalándome tu vida.

El aula de las voces fue la puerta,
todas las demás abrieron solas
hasta verme tumbado junto a ti
respirando de tu espalda
el aire de tu boca
volviendo hacia mí.

La suavidad de tus manos
haciéndome cosquillas,
tu perfume de cristal
reflejando antes de nacer el sol
tu luz en el espejo retratado de tu cuarto.

Paso despacito en la noche
y te veo dormida.
Me quedo al lado de ti
y te abrazo por la cintura
intentando no despertarte.
Pero tus manos no duermen
y se acercan a las mías
para llevarlas a tus labios
y acurrucarlas después de buscarlas
entre tu cuerpo y el mío.

Me despiertas entre sonrisas
y la suave melodía poética
de tus manos alrededor de mi cara.

No imagino no latir
con mi corazón en tu espalda.
Quiero llenarte de tanta vida
como con la tuya
me has llenado a mí.

Mañana te llenaré de besos.
Haremos el amor como en jardín
y el pasado será
el fin con su principio.
En el que yo te vea
como tú me ves a mí.

 

losangelesnosmirandurmiendo.blogspot.com.es

 

 

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