Naccer

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Hoy desperté.
Y, ¿cuándo me desperté?

Apenas reconocí mi propia voz
y el silencio pasó a través del aire,
sin alejarse,
llenándome los labios y la boca de hierro
que mi garganta nunca quiso tragarse.

Me fijé en las luces del espejo
del cuarto de baño de mi dormitorio,
tan conocido y tan nuevo,
y tan callado y tan extraño territorio.

Puse mi mano en el cristal tapando la otra mano
y mis ojos se cerraron, abriéndose
a la mitad de mi pecho.

Con la única lágrima que me quedaba,
y al soltar el aire por la boca
se empañó el cristal con mi reflejo.

Abrí mis ojos de nuevo
sin cerrarlos a la otra mitad.
La única verdad -me dije- es volver a volar
con las alas extendidas y el corazón latiendo.

He seguido a las palabras,
a los besos, los abrazos
y al cariño de toda mi familia.
A mis amigos, a mi gente…
desatando con mis manos
los nudos de los lazos
que hoy son brazos en mi mente.

Bonito regalo de Navidad:
¡Seguir respirando!

He paseado en la mañana
poco antes de acostarme,
entre la niebla
y nadie por el jardín del parque.

Me senté en un banco justo enfrente de la fuente
y rodeada de flores me llené de aroma.

Me quedé dormida y las caricias del sol
me despertaron.
La niebla se había marchado y la vida
me llenó en ese preciso instante,
con cada uno de los rayos que me iluminaron.

Mi corazón se levantó
volviendo a escuchar su voz,
entre mis ojos abiertos
mi Pecho y el espejo
con reflejo nuevo que me amamantó.

 

losangelesnosmirandurmiendo.blogspot.com.es

 

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