Menos fármacos y más humanidad, una de las claves para afrontar el alzhéimer en los centros residenciales

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Cerca de 700.000 mayores de 40 años padecen alzhéimer en España y, según el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, en 2050 podría afectar en torno a dos millones de españoles debido al incremento de la esperanza de vida.

Ante ello, y dado que esta enfermedad es la forma más común de demencia (en un 60% y 70% de los casos diagnosticados), resulta imperativo prestar atención a las necesidades reales tanto de las personas que la padecen como de quienes las cuidan. De hecho, el estudio Retos y preocupaciones de los cuidadores de personas que viven con alzhéimer realizado por Sanitas Mayores revela que nueve de cada diez cuidadores no cuentan con la formación necesaria para cuidar a su familiar, lo que puede desembocar en problemas de ansiedad o incluso de depresión dada la carga emocional que soportan.

Los centros profesionales residenciales juegan, por tanto, un papel imprescindible en el ámbito de la innovación y la vanguardia de cara a garantizar los mejores cuidados y una excelente atención a estas personas. Y son tres los aspectos que los expertos consideran fundamentales para fomentar ese bienestar: hacer los centros más amigables, racionalizar los psicotrópicos y usar terapias no farmacológicas.

Convencidos de los múltiples beneficios de estas nuevas técnicas de cuidado en los centros residenciales de Sanitas, las terapias no farmacológicas, diseñadas y guiadas siempre por expertos, ya son usadas en casi el 80% de los casos. Para ello, realizamos un estudio previo de cada paciente y un seguimiento continuo posterior, ya que cada uno de ellos tiene gustos y personalidades diferentes y no todos responden de la misma manera a este tipo de tratamientos.

En este sentido, existen diversos tipos de terapias no farmacológicas y cada una está enfocada a mejorar diferentes aspectos del paciente. Por ejemplo, hemos comprobado que la terapia asistida con animales, robots o videojuegos, la terapia con música, la jardinería, la danza o la estimulación sensorial en salas Snoezelen, ayudan a los mayores tanto a nivel cognitivo como a la mejora de actividades instrumentales y de su estado emocional.

Igualmente, es un hecho que la racionalización y reducción de psicofármacos y sujeciones químicas en pacientes con alzhéimer tiene numerosos efectos positivos. Según un estudio elaborado por Sanitas Mayores, junto a la Universidad de Dartmouth, el control del uso de benzodiacepinas y antipsicóticos es el factor que más beneficios ha aportado a los residentes. Un dato de especial relevancia al tratarse de los medicamentos más utilizados en España para evitar alteraciones conductuales en los pacientes con demencia.

Otro punto a destacar, en cuanto a las innovaciones en el cuidado de los enfermos de alzhéimer, es la importancia del entorno. Existe evidencia científica de que adecuar el ambiente de los centros mejora directamente los síntomas de las personas que tienen alzhéimer. De ahí que sea imprescindible habilitar espacios para amoldarlos a las necesidades de los mayores y hacerlos más amigables.

En definitiva, ante los retos sanitarios que nos depara el futuro, no cabe la espera ni la demora. Es necesario cambiar ahora los modelos y las formas de actuar para no seguir relegando todo a los fármacos y posibilitar a estas personas una vida lo más plena posible, pese a la enfermedad.

 

David Curto.

Responsable de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores

 

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