El contrato sagrado

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¿Qué pasaría si te dijera que, antes de llegar a este mundo, firmamos un contrato que marcará nuestro camino y propósito en la vida? ¿Que contamos con guías, en forma de arquetipos y seres de luz, que nos acompañan en nuestra senda vital? Los expertos hablan de que todos formamos parte de un gran ente lumínico, que nos proyecta en un cuerpo físico que a su vez utilizamos en nuestra vida terrenal, para volver después a formar parte de ese todo, de esa gran luz. Te propongo que sigas leyendo lo que deseo contarte, desde el Coaching.

Se dice que nada más nacer lloramos, ya que somos conscientes de dónde estamos y anhelamos volver a nuestro estadio de seres de luz. Es cierto que, para llegar hasta aquí previamente lo hemos decidido, firmando nuestro pacto, nuestro contrato sagrado.

“El propósito es vivir la vida, disfrutarla, llenarte de experiencias”, dice Verónica Fernández, doctora en Biología, Project Manager Digital y creadora del congreso virtual Crecimiento con Conciencia; “Me he dado cuenta de que no existe una respuesta única, de forma que cada uno construimos nuestra vida”.

Para esta experta, “la ciencia y la espiritualidad son dos caras de la misma moneda, dos partes del mismo ser que miran cosas distintas: la primera se enfoca en la materia, en la parte 3D, por así decirlo, mientras que la espiritualidad busca otras esferas del ser, a las cuales se llega por la experiencia”.

Ambas no son excluyentes, de modo que todo forma parte de los cuerpos espiritual, emocional, físico y energético; “que la ciencia no los pueda medir no quiere decir que no existan, sino que hay que aproximarse desde la experiencia
directa”, dice Vero Fernández.

 

Todo está conectado
Esta experta en Biología Molecular asegura que “me asombró darme cuenta de que mis ojos sólo veían el 3% del espectro electromagnético, o también de que todo es vibración, energía que se comunica, no existiendo un final entre tú y yo, aunque los sentidos sean imperfectos y nos hagan creer que estamos separados”.

Dice Fernández que el despertar de la consciencia se produce “al percatarte de que existe algo mucho más grande que una misma y que no se limita a los cinco sentidos o a la mera dimensión material”.

En su libro El contrato sagrado, Caroline Myss avala este pensamiento: “Como partes vitales de un espíritu universal superior, hemos sido puestos en la tierra para cumplir nuestro contrato sagrado, que favorece nuestra madurez espiritual, al tiempo que contribuye a la evolución de la totalidad del alma global”. Según esta autora, el pacto que establecemos de forma previa a nuestro nacimiento abarca “todo aquello que la persona debe aprender para utilizar su poder de forma responsable, inteligente y con cariño; es el objetivo espiritual”.

En este proceso, la consciencia es vital, tal y como explica Vero Fernández: “todo está conectado, de modo que todas y cada una de las esferas de mi vida soy yo, por eso hay que aplicar la consciencia”. Dice la doctora en Biología que “una relación laboral insatisfactoria puede ser coyuntural, pero no para toda la vida, ya que las esferas están conectadas; donde te encuentres no ha de estar alineado con quién quieres ser o dónde deseas ir”; “Hacer el desayuno, lavar la ropa, planchar, conducir, cocinar hemos de hacerlo disfrutando lo más posible y haciéndolo lo mejor que seamos
capaces”.

Un pacto sagrado
“Tu contrato es un medio para llegar a un fin”, dice Caroline Myss en su libro; “Es un plan para ayudarte a desarrollar tu plan divino; piensa en él como en un camino vital que recorres para aprender diversas lecciones”.

Durante ese camino el inevitable dolor, junto al sufrimiento evitable, hacen su aparición: “Al saber que no eres víctima de lo que te sucede, sino que eres el creador de lo que te pasa, te das cuenta de que puedes hacer lo que quieras en esta vida”, dice Vero Fernández; “Lo cual es una gran responsabilidad”.

“Nuestra biografía se convierte en nuestra biología; los pequeños problemas y los grandes traumas que experimentamos se instalan en nosotros, vienen a nuestro cuerpo y afectan o bloquean el flujo de energía”, dice Myss en El contrato sagrado. “Por ello resulta razonable que cuanto más nos alejemos de nuestra misión en la vida, mayor será nuestra frustración y menor la sintonía de nuestra energía”.

“Ser consciente de lo que estás viviendo constituye el proceso de cada cual”, dice Vero Fernández; “cada uno es único, con sus propios retos y enseñanzas, las cuales, a su vez, son sólo para uno mismo”.

“Las experiencias y relaciones que estás destinado a tener se establecen con tus padres, tus hijos, tus amigos íntimos y con cualquier persona que compartas una pasión”, dice Caroline Myss; “Esos seres, así como tus enemigos, se cruzan en tu camino porque, en un momento anterior, llegaste a un acuerdo con ellos para contribuir en su crecimiento espiritual y recibir lo mismo a cambio”.

Para la bióloga molecular Vero Fernández, “en ocasiones, para el despertar requerimos tocar fondo, experimentar el dolor para así romper las creencias limitantes”; en este sentido, los momentos críticos hemos de verlos como positivos.

Tal es la tesis de Myss: “De hecho, todas tus relaciones y experiencias son una oportunidad para la evolución y la transformación de tu vida; si bien en cada relación tendrás que decidir cómo ejercer tu poder”.

Estar a lo que estás
“Cuando lavamos los platos, ¿realmente estamos haciéndolo? ¿Estamos prestando atención a nuestro desempeño”, se pregunta en voz alta Vero Fernández, que reconoce que “pocas veces estamos en lo que estamos y la mente se proyecta en el pasado y en el futuro, lo cual, por supuesto, no es estar en el presente, ni tampoco estar consciente del momento y provoca que se nos pasen las oportunidades”.

Vero Fernández nos aporta diversos tips para centrarnos en nuestro propio contrato sagrado:

  • Conscientes de lo que estamos haciendo en este momento. Sea lo que sea, estar presentes. “Si somos conscientes de que lo que desempeñamos no nos gusta, es legítimo, si bien lo relevante es tomar consciencia de ello”.
  • Cambiarlo, o no. “Solo siendo conscientes de lo que hacemos podremos cambiarlo, mejorarlo o quedarnos en ese mismo punto”, dice Vero Fernández.
  • Esferas diversas. Todas forman parte de nuestra vida: desayunar, ducharse, acudir al trabajo, reunirse con familiares, leer un libro.
  • Aprendizaje. Al darnos cuenta de que todos formamos parte de nuestras vidas, empezamos a ver las cosas de otra manera, comenzamos a aprender de ellas. Ese aprendizaje continuo hará que nos asombremos de las cosas que nos llegan.
  • Meditación. Tareas simples como colgar la ropa, cocinar o acudir con los niños al colegio pueden ser fuente de tranquilidad, puede enriquecernos, centrarnos, aportarnos bienestar.
  • Responsabilidad. Haciéndonos responsables de lo que estemos desempeñando podemos ser más felices, no llevando afuera el “locus de control”.
  • Plan B. Hay ocasiones en las que una está en un trabajo que no le gusta; sin embargo, si te dedicas a hacerlo con presencia y consciencia, te producirá bienestar. Mientras, puede buscarse un plan B. Se trata, en suma, de “amar lo que haces y hacer lo que amas”.Para quienes habéis llegado hasta aquí, comparto una reflexión: cada vez que algo amenaza con superarme, me hago consciente de que este camino, mi camino, lo elegí yo misma antes de partir de mi estado de luz. Aquí he venido para llevar a cabo mi propósito de vida, que lentamente, sin prisa pero sin pausa, se me va desvelando. Cuando noto flaqueza, incluso tristeza, recuerdo mi gran valentía al escoger tan bravo reto.

¡Feliz Contrato Sagrado! ¡Feliz Coaching!

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