Cómo podemos identificar la depresión

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¿Conoces a alguien que haya perdido el interés por las cosas? ¿Es algo que manifiesta casi todos los días? ¿Te has fijado si esa persona se siente fatigada o demuestra falta de energía? ¿Sabes si tiene dificultades para dormir? ¿Has observado que ha perdido peso sin seguir dieta alguna? ¿Percibes en él una mayor irritabilidad, se enfada a menudo por cuestiones aparentemente sin importancia? Desde el Coaching te propongo estar atento para identificar la depresión.

Una de mis personas favoritas padeció depresión. Explicaba, años después, que el duelo por alguien querido había sido la causa, aunque lo había superado. La creí. Es más, en aquel momento no detecté señal alguna de tristeza extrema, o de falta de energía.

Lejos de solucionarse, la depresión la ha acompañado el resto de su vida, a pesar de que algunas de las personas cercanas le propusimos que buscara ayuda psicológica profesional. Pero la rechazaba, argumentando que era muy fuerte y que se había repuesto.

Ayudado por otros factores biológicos, emocionales y psicológicos ese proceso depresivo coadyuvó a una enfermedad más grave, relacionada con el deterioro cognitivo.

tristeza

Cuáles son los síntomas de la depresión

El 13 de enero se ha celebrado el Día Mundial de la lucha contra la Depresión y desde organizaciones como el Colegio de Psicología de Madrid (COP) se ha divulgado información a propósito de este padecimiento.

La depresión se define como “un trastorno que, dependiendo de su intensidad, puede afectarnos en diferentes ámbitos de nuestra vida y que se caracteriza por diversos síntomas que nos generan malestar significativo, en ocasiones durante un periodo de tiempo prolongado”.

¿Cuáles son esos síntomas? Desde el Colegio de Psicología distinguen entre los más frecuentes:

  • Estado de ánimo. En las personas deprimidas suele estar bajo durante la mayor parte del día. En el caso de niños y adolescentes, la lectura puede ser de irritabilidad.
  • Interés decreciente. Por todas o casi todas las actividades durante todo el día y casi todas las jornadas.
  • Variación de peso. Sin que medie ninguna dieta se produce el adelgazamiento; o, por el contrario, que la persona aumente su peso debido a un apetito extremo.
  • Alteraciones del sueño. Insomnio o, por el contrario, hipersomnia casi todos los días.
  • Agitación. Alteraciones por excesivo nerviosismo, o también retraso psicomotor de forma habitual.
  • Fatiga. La persona siente falta de energía casi siempre.
  • Culpabilización. Aparecen sentimientos de inutilidad o culpa excesivos.
  • Dificultad de concentración. Muestra problemas en el momento de concentrarse o de tomar decisiones.
  • Muerte. La persona puede tener pensamientos relativos a la muerte de forma habitual.

Desde el COP indican que existen varios mitos relacionados con la depresión, tales como identificar esta última como sinónimo de “estar triste”; “Hay una diferencia significativa entre estar triste y sufrir depresión, pues mientras la primera es una emoción, la depresión es un trastorno mental que engloba diversos síntomas los cuales afectan de manera considerable la vida de la persona que lo padece”.

Otro de los mitos hace referencia a que la población sin recursos es más propensa a sufrir esta enfermedad; sin embargo, “la depresión puede afectar a cualquier persona, sea cual sea su procedencia, edad o nivel económico”.

Ante la afirmación de que es una cuestión de actitud o voluntad, desde el COP recuerdan que “es el resultado de la interacción entre variables biológicas, sociales y psicológicas que incapacitan al paciente para llevar una vida normal, bloqueando sus capacidades y competencias para sobreponerse de forma voluntaria”.

Tampoco es cierta la afirmación de que la persona deprimida lo estará de por vida, ya que la duración de un episodio depresivo es variable (meses e incluso años) pero tiene tratamiento.

Este último se requiere para proporcionar un diagnóstico adecuado al paciente, lo cual desmonta el mito de que la depresión no requiere de tratamiento.

Un mito más: la depresión se puede fingir. Los expertos consideran que un proceso depresivo conlleva multitud de elementos difíciles de emular por alguien no afectado. El sufrimiento es uno de los factores más característicos de la depresión.

ayudar en depresión

Cómo podemos ayudar

Si has detectado algunos de los síntomas anteriores en alguna de tus personas favoritas, te invito a que tengas en cuenta lo que nos proponen desde el Colegio de Psicología de Madrid.

  1. Escucha activa y empática. La persona enferma de depresión ha de sentirse segura, apoyada, entendida, no juzgada por los más cercanos.
  2. Evitar el rol de “salvador”. Puede que deseemos reducir el malestar de nuestra persona favorita, aunque hemos de entender que quienes padecen depresión no cuentan con los recursos para salir del bucle emocional en el que se encuentran. En este sentido, la evitación de consejos y de dar soluciones es fundamental.
  3. Emplea frases que ayuden, que apoyen. Desde el COP nos proponen: “Te entiendo”, “Estoy para apoyarte”, “No estás solo”, “Quiero escucharte”, “Te vamos a ayudar”.
  4. Apoyo incondicional. Para alguien que sufre de depresión, contar con el amparo de familiares y amigos es vital. Te propongo que le muestres ese apoyo.
  5. Visión realista. Puedes ofrecerle un punto de vista realista (optimismo realista). Otra perspectiva o ver la situación con otro foco puede atenuar el pensamiento pesimista propio de dicha dolencia.
  6. Atención al suicidio. Es importante estar atentos ante los comentarios y actitudes tendentes al suicidio. Ante dichas conductas de riesgo, procura que esa persona esté acompañada en todo momento.
  7. Ayuda profesional. El diagnóstico es crucial. Conviene que esa persona con depresión sepa que puede mejorar, a partir de un tratamiento adecuado a su proceso.

prevenir

¿Se puede prevenir?

Desde el Colegio de Psicología de Madrid hacen diversas recomendaciones orientadas a prevenir la depresión:

  • Mantener un estilo de vida saludable.
  • Continuar con el contacto social.
  • Practicar alguna actividad física, preferiblemente al aire libre y en compañía de otras personas.
  • Llevar a cabo actividades con las que se disfrute, de entretenimiento.
  • Crear y mantener una red de apoyo social (grupo de amigos, familiares) para compartir cómo nos sentimos.
  • Pedir ayuda si nos sentimos desbordados. Tanto a los seres queridos como a los profesionales psicólogos (en este último caso, cuando el malestar prosiga)
  • Frecuentar lugares en los que nos sintamos acogidos, queridos y cuidados.
  • Limitar la autoexigencia y priorizar las tareas.
  • Plantearse objetivos y retos realistas, motivadores.

Para quienes habéis llegado hasta aquí, os aclaro que lo que le ocurrió a una de mis personas favoritas me ha hecho darme cuenta de que la forma en la que se manifiesta la depresión es variable en cada persona. Me ha permitido entrenar mi sensibilidad para captar y darme cuenta de esos síntomas de los que hablo más arriba.

Porque para acompañar y ayudar es preciso comprender, sentir la compasión empática basada en la escucha atenta. Así es posible que la persona deprimida confíe, por lo que nos escuchará cuando le propongamos que solicite la ayuda profesional de un psicólogo.

¡Feliz Atención y Escucha! ¡Feliz Coaching!

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