Sumar y restar en pareja

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Antes, durante y después de las vacaciones, cuando la convivencia es más estrecha, o cuando hay expectativas a propósito de tener mayor intimidad con la persona que tenemos al lado, surge la duda: ¿Estoy mejor solo o en pareja?

Las crisis, que no son sino cambios en nuestra trayectoria de vida, pueden llevarnos a la ruptura, a pensar que lo que antes nos parecía casi un valor en la otra persona ahora nos resulte un detalle insoportable, ¿Qué nos está ocurriendo? Posiblemente experimentemos una crisis de pareja. Sumar o restar forman parte de un equilibrio que requiere de altas dosis de inteligencia emocional, ternura, respeto e independencia. Pero, vayamos por partes.

Para empezar por la suma, ¿Qué puedo hacer para mejorar mi relación? Quizá lo primero sea entender que la pareja está integrada por dos personas, si bien es una unidad en la que debe haber espacio para las diferencias. Esta unión, elegida de forma libre, ha de tener un propósito, que suele ser juntarse para un bien mayor (amar a otra persona mejora muchos aspectos de nuestra vida). En este punto se distingue de la relación de amistad.

En la pareja también es relevante que exista intimidad, de cada miembro y entre ambos, dejando que cada cual sea él mismo, por lo que entra en juego otro de los pilares de la pareja: el respeto. La buena noticia es que este último se entrena; es como el juicio que, cada vez que lo hago a otra persona, a quien primero estoy juzgando es a mí; pues con el respeto ocurre algo parecido: si veo que no respeto a la persona que quiero, quizá tenga que darme cuenta de lo que hay detrás: ¿me estoy respetando tal y como soy?

En nuestra estructura de a dos no puede faltar la comunicación, mejor cuanto más sencilla, clara y directa. Es importante la asertividad, esto es, exponer nuestro punto de vista de una manera firme y neutra, sin ni siquiera una pizca de agresividad. También la empatía, que es como ponerse en los zapatos de la otra persona, pero en un calzado que nos aprieta.

Un aspecto más: la practicidad, es decir, cuando discuto con mi pareja sería interesante saber por qué (en Coaching, para qué) pues en ocasiones lo que decimos a la otra persona es algo distinto a lo que realmente queremos expresar (¿a que alguna vez hemos peleado por dónde estaba colocado un objeto, porque él le había puesto al niño un peto que no le sentaba bien o porque ella ha ordenado el despacho sin contar conmigo?) Pues eso. El Coaching acompaña y nos ayuda a saber cómo llegar a donde deseamos, ¿te apuntas?

 

 

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