Si teletrabajas, consigue tu equilibrio ocupacional

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Quizá eres de las personas que ha sustituido su despacho en el décimo piso de un edificio por la habitación de invitados, reconvertida en espacio laboral; o la mesa en forma de trébol que compartías con otros tres compañeros por la de comedor, donde has instalado el portátil, la bandeja de documentos y la carpeta de archivos. Un atrezo de pon y quita, al igual que tus horarios intermitentes, para poder engranar la nueva situación sociofamiliar. Desde el Coaching te propongo algunas reflexiones para conciliar el teletrabajo con la vida, con tu bienestar personal, familiar y social

No es que hayamos descubierto el teletrabajo, sino que más bien nos ha venido dado, impuesto, por la situación sanitaria. Para algunos que ya lo hacían tampoco es lo mismo, ya que al coincidir con otros miembros de la familia en casa todo se complica un poco.

Los cambios no se han dado sólo en el aspecto profesional (adiós a los equipos en directo, lo mismo que a la relación con los compañeros, los eventos y almuerzos de trabajo), familiar (más estrés en la relación con pareja e hijos, debido a la acumulación de trabajo, a la desorganización en cuanto a horarios y a la asignación de tareas), o social (relación con los amigos y otros familiares a través de pantallas y teléfono, sin presencia). Los cambios han venido sobre todo desde el punto de vista personal, como individuo.

Desde el Coaching te propongo la siguiente reflexión: ¿Cómo estás viviendo el teletrabajo? ¿Qué sensaciones experimentas? ¿Qué es lo que has ganado? ¿Consideras que has perdido algo? ¿Cómo crees que puedes lograr el bienestar personal tras tanto cambio?

 

¿Qué es el equilibrio ocupacional?

Si eres de las personas que, o bien ya teletrabajaba, o es ahora cuando ha empezado tal proceso, hay un concepto que puede ser de interés, el denominado equilibrio ocupacional.

“Se trata de la experiencia subjetiva que tiene la persona sobre la cantidad de ocupaciones que desarrolla a lo largo del día y de su vida diaria, la variación de éstas y la satisfacción con el tiempo que dedica a cada una de ellas”, dice Nadia Blanco, vicepresidenta del Colegio de Terapeutas Ocupacionales de la Comunidad de Madrid (Coptocam), en un informe elaborado por Mi Empresa Es Saludable (MEES).

Según esta experta, aplicar tal disciplina implica una rutina diaria a propósito de actividades adecuadas a las aptitudes, necesidades y demandas creadas por el propio entorno o espacio físico, circunscrito al domicilio. Nadia Blanco establece un horario ocupacional por horas, distribuidas entre tres rangos:

  • Nivel de actividades destinadas al cuidado de nuestro cuerpo. Ocupa doce de las 24 horas del día. Incluye ocho horas de sueño y descanso más otras cuatro repartidas entre las pautas de higiene personal, alimentación, vestido y actividad sexual.
  • Nivel de productividad. Aquí son diez horas dedicadas a “actividades más complejas que se realizan por obligatoriedad o compromiso con terceros y/o uno mismo”. El trabajo, los estudios, las tareas del hogar, las prácticas religiosas e incluso el juego se situarían en esta franja ocupacional.
  • Nivel recreativo. A él se destinan las dos horas restantes, dedicadas a actividades recreativas y de esparcimiento personal. La definición de tareas depende de los intereses de cada persona: lectura, ejercicio físico, pintura, música o gastronomía.

“Existen riesgos para nuestra salud derivados de no seguir una rutina equilibrada, llevándonos a un desequilibrio ocupacional”, dice la citada terapeuta, que tiene en cuenta dos situaciones de desequilibrio: “Un exceso de productividad, mantenido en el tiempo y provocado por picos de carga de trabajo o por entrar en temporada de exámenes, conlleva una reducción del tiempo dedicado a actividades de ocio y/o de autocuidado”; “Ello desencadena consecuencias para la salud física, como la falta de horas de sueño o la tensión muscular, también para la psíquica, por activación del estrés y la ansiedad, y social, como es la limitación de relaciones con los amigos e incluso el retraimiento social”.

En el otro supuesto, si se trata de personas que no pueden teletrabajar e incluso han limitado o suspendido su actividad productiva, experimentan un incremento en las horas destinadas al autocuidado, con lo que posiblemente destinarán más horas de sueño, al ocio y al tiempo libre; “esto conlleva consecuencias para la salud física, mental y social”, explica Nadia Blanco; “como la apatía, la desregulación de los ciclos sueño/vigilia, el sedentarismo o los estados de ánimo de tristeza e incluso depresivos”.

Factores psicológicos

El teletrabajo se ha definido como una de las soluciones a la conciliación laboral/familiar; sin embargo, sus efectos en la persona son diversos, tal y como asegura María del Carmen Rodríguez, psicóloga de Affor Psicosocial, en el informe de MEES: “Debemos tener en cuenta, por un lado, la doble presencia, referida a que puede ser complicado trabajar con presencia de personas a su cuidado, sean mayores o pequeños; el mero hecho de no haber previsto un espacio para realizar dicha tarea en casa genera dificultades de comunicación con la familia”.

Con respecto a las relaciones personales, “se puede fomentar el aislamiento si no se cuida la comunicación fluida”, dice Rodríguez; “Las herramientas digitales son positivas, pero el abuso en el que estamos cayendo ahora puede dar lugar a malos entendidos o a información deficiente”.

Esta terapeuta nos invita a seguir unas recomendaciones destinadas a quienes practican el teletrabajo:

  1. Rutinas. Establecerlas con respecto al descanso. Son muy importantes.
  2. Alimentación. Una dieta nutritiva correcta no ofrece espacio alguno para el ‘comer por comer’ o ‘por aburrimiento’, especialmente si nuestro gasto calórico es inferior. Hablando de gasto calórico, el ejercicio físico es otra de las claves de la salud del teletrabajador.
  3. Redistribución de tareas. Sacar la basura, pasear a la mascota, ir a la compra son algunas de las tareas en las que conviene turnarse, para que no sea siempre la misma persona quien las lleve a cabo.
  4. Limitar el uso del móvil. Fuera de las horas de trabajo, es preferible relacionarse con las personas con las que convives: apaga tu teléfono. El abuso tecnológico, además, puede provocar ‘tecnoestrés’.
  5. Gestionar el tiempo. Distribúyelo en forma de horarios, mediante tablas o paneles. Servirá para que mejores tu organización diaria, el equilibrio ocupacional antes citado.
  6. Sentir emociones. Tendrás momentos de tristeza, ocasiones de miedo y de ira; permítetelos. Deja salir tu frustración.
  7. Comunicar a los familiares la necesidad de cumplir con unas horas de trabajo, por lo que, siempre que sea posible, no deben interrumpirnos.

Hay otro factor implicado en la trama del teletrabajo. Nos referimos a la propia empresa. Según la compañía especializada en soluciones de recursos humanos Randstad, a cierre de 2020 y a pesar de la caída experimentada en los últimos meses en términos de teletrabajadores, el volumen de estos últimos “es el mayor de la última década, doblando incluso el dato referido a 2019”.

El informe elaborado por Randstad y referido al mercado español recoge que de los 19,3 millones de ocupados, el 9,9% trabaja desde sus hogares; “Desde los meses más duros de la pandemia advertimos una caída progresiva de los profesionales que operan desde sus casas”, dice Valentín Bote, director de Randstad Research; “Actualmente muchas empresas no han activado planes que deberían haber diseñado tras el aprendizaje de la primera oleada pandémica”.

Desde el Coaching te propongo confrontar tu situación laboral. Es cierto que la empresa para la que trabajas tiene ciertas responsabilidades, entre las que se encuentra la de facilitar el desarrollo de la propia actividad laboral, también en remoto.

No obstante, ¿qué puedes hacer para incrementar tu bienestar emocional? ¿Qué herramientas crees que serán las adecuadas para conciliar tu actividad productiva con tu propia realización personal? ¿Cómo formularías tu objetivo?

Si ya lo tienes, unas preguntitas más: ¿Qué te impide conseguirlo? ¿Cómo lo vas a lograr? y ¿Cuándo?

¡Feliz Teleocupación! ¡Feliz Coaching!

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