Solemos relacionar la soledad con la sensación de vacío y con la necesidad de sentir algo nuevo y diferente en nuestras vidas. Quizá lo que ocurre es que no entendemos bien el concepto. ¿Qué es para ti la soledad? ¿Es tal vez la ausencia de compañía? ¿Cuándo te sientes más solo? ¿Qué haces para atenuar esa sensación de vacío? Desde el Coaching, hoy te propongo un nuevo enfoque de la soledad, para que le saques ventaja.
Reconozco que hasta hace poco la palabra soledad me imponía mucho respeto, por no decir miedo.
De modo que, para mí, estar sola significaba la ausencia de compañía, lo que intentaba evitar a toda costa. Fue así como durante algunos momentos de mi vida no todas las personas que me rodeaban me sumaban, sino todo lo contrario.
No obstante, con tal de no sentir ese vacío profundo, lo aceptaba. Era un precio que no me importaba pagar.
“Es importante aprender a ser autosuficientes mediante el desarrollo de habilidades que nos empoderen, nos den confianza y seguridad en nosotros mismos”, dice Miguel Navarro, CEO de Productividad Feroz; “hemos de evitar tener miedo de la soledad, ya que ésta nos ofrece la oportunidad de conocernos mejor, de entender nuestras necesidades y deseos sin la influencia de los demás”.
“Una persona puede sentirse sola incluso si vive con otros, pues la soledad puede ser una experiencia enriquecedora si se elige para la reflexión o para disfrutar de actividades personales”, dice Carmen Fernández, arquitecta Técnica especializada en Accesibilidad Universal en Fundación ONCE; “sin embargo, la soledad no deseada o persistente puede tener efectos negativos en la salud mental y emocional”.
La soledad es una de las razones por las que no nos sentimos completos; no obstante, su evitación puede llevarnos a ser dependientes de otras personas: “la dependencia genera miedo a perder lo que tenemos, a no ser suficientes por nosotros mismos”, dice Navarro, autor de Manifiesto para la Calma; “este miedo nos ata y limita”; “por el contrario, la independencia nos libera de estos temores y nos permite vivir con valentía y autenticidad”.
“La soledad nos hace sentir miedo, inseguridad y desprotección”, dice Lorena Bernal, coach Espiritual y autora de Empieza por ti; “nos sentimos solos en la lucha por lograr la añorada felicidad día a día”.
Para esta coach, sentirse solo tiene mucho que ver no sólo con la búsqueda de la felicidad, sino con la forma de amarse a uno mismo. En este sentido, el autoconocimiento es imprescindible para saber estar en soledad, tal y como dice Miguel Navarro: “la clave está en la auto-reflexión y el auto-desarrollo, es decir, en conocerse a uno mismo para descubrir las fortalezas y debilidades”; “la independencia es un viaje continuo, un proceso de crecimiento y descubrimiento que demanda el trabajo con uno mismo todos los días”.
“Es importante señalar que la elección de vivir solo no implica necesariamente sentirse solo, al igual que hay personas que viven acompañadas y que, no obstante, pueden experimentar soledad”, dice Carmen Fernández; “la salud emocional y la felicidad están vinculadas a la calidad de las relaciones interpersonales y a la satisfacción personal, independientemente de la elección de vivir solo o acompañado”.
“Aunque hay que considerar que lo que puede ganar una persona en independencia lo puede perder en sensibilidad social”, dice la experta en Accesibilidad Universal.
¿Cómo tomar ventaja a la sensación de soledad y vacío? Te propongo el siguiente entrenamiento por pasos:
Si has llegado hasta aquí, te cuento algo más acerca de la transformación de mi soledad.
Desde hace algún tiempo he sido consciente de que, en mi caso, el temor que me despertaba la soledad tenía mucho que ver con el tipo de apego que había aprendido durante mi infancia.
Fue así como añadía capas y más capas a una coraza que me iba aislando más y más del exterior, aunque, al mismo tiempo, bloqueaba el acceso a mi interior, impidiendo mi autoconocimiento.
Me convertí paulatinamente en la niña-adolescente-joven e incluso adulta fuerte y que podía con todo. Fui la persona que apoyaba a los demás, que ayudaba aunque no se lo pidieran, como si pudiera adivinar las necesidades de los demás por telepatía. Me convertí, en fin, en alguien que no era, con una máscara que no me quitaba en ningún momento porque me hacía sentir imprescindible, que encajaba en el clan familiar y de amistades.
El precio, muy alto, que pagué fue en forma de soledad pues, a pesar de sentirme dentro, estaba desconectada de mí misma.
No obstante, he sido consciente de que esa manera de hacer me ha servido para seguir adelante en momentos relevantes de mi vida. Ahora, en cambio, ya no son herramientas válidas.
Así que sigo poniéndome en forma para aventajar a mi soledad, identificando momentos en los que deseo estar a solas conmigo.
Me he dado cuenta de que, aunque dependo de otras personas, ello no significa que no pueda seguir siendo quien soy.
También he sido consciente de que, aunque me encanta conectar con otras personas, la conexión principal e imprescindible es conmigo misma.
Y tú, ¿te atreves a aventajar a tu soledad?
¡Felices Momentos a Solas! ¡Feliz Coaching!
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