Algunas cosas que nos ocurren a veces nos hacen despertar, darnos cuenta de que lo que realmente nos importa no es lo que perseguimos, lo que deseamos más que nada, sino todo lo contrario. O no.

Una enfermedad, un duelo, la pérdida de un ser querido, una inundación que destruye nuestros bienes más preciados… La pregunta que nos hacemos suele ser ¿por qué?; sin embargo, desde el Coaching solemos sustituirla por el ¿para qué?

 

Abre los ojos

Ese “para qué” lleva parejo un aprendizaje desde la emoción, desde el sentir de cada uno, para así identificar lo que de verdad es importante para nosotros. Es lo que le ha ocurrido a una de mis coachees. Ésta es su historia, éste ha sido su despertar:

Desde hace algunos años, Angélica sentía cierto pesar con respecto a la relación que mantenía con su familia; tras la muerte de su madre y la posterior enfermedad de Alzheimer de su padre, sintió cómo su mundo se venía abajo. Con sus hermanos el diálogo era frío, escaso e incluso inexistente, situación que empeoró tras las pérdidas familiares. De repente, Angélica sintió que la excluían si no cumplía con lo que sus hermanos le reclamaban y finalmente fue expulsada del clan, de la tribu familiar.

Claro que no hubo un acto formal de expulsión, pero como si hubiera existido. Han pasado cinco años de mensajes de whatsapp escuetos y encuentros con alguno de sus hermanos en el centro en el que su padre sigue ingresado. En tales ocasiones, se produce tensión por parte de la hermana en cuestión e incomodidad en Angélica.

Hace unas semanas ha recibido una invitación por la boda de uno de sus sobrinos. En un primer momento, Angélica deseaba declinarla, e incluso redactó una carta dirigida al novio. Sin embargo, aplicó una de las herramientas usadas en Coaching: se preguntó ¿qué hay detrás del no? ¿Qué emoción está dirigiendo mi acción? La respuesta fue miedo y en concreto, miedo al rechazo. Se animó a confrontarlo.

Angélica ha asistido a la boda, ha disfrutado de la compañía de sus sobrinos y se ha llevado una certeza: se ha dado cuenta de que ya no forma parte de esa familia; “fue como en la película Matrix”, me decía sonriendo; “de pronto empecé a ver señores Smith vestidos de negro y con gafas oscuras por todas partes” Así es como define Angélica los familiar de los invitados a la ceremonia, con quienes descubrió que no se sentía unida, a pesar de que fueran familiares. En silencio les dio las gracias.

Ahora Angélica elabora su propio árbol familiar, en el que sustituye a sus antes allegados por otras personas a las que se siente más unida. Su despertar está en marcha, “ya no hay vuelta atrás, ¿verdad?” pregunta sin esperar respuesta; “da un poco de vértigo, pero merece la pena pues ahora sé dónde está mi lugar

 

Silvia Resa

Soy coach ontológica para acompañarte en la identificación de tu objetivo y apoyarte durante tu proceso de Coaching. Sistemas propios: ArkeCoaching, AstroCoaching y IronCoaching.

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