Elevar la frecuencia

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Saber el porqué de la enfermedad es el foco de atención de la medicina integrativa, que aúna la tradicional a otras disciplinas que conforman la denominada medicina natural, aportando una dimensión global en el tratamiento del paciente. Inmunidad y emocionalidad guardan una relación estrecha según sus defensores, médicos y técnicos de la salud que recomiendan “elevar la frecuencia” para evitar el debilitamiento de nuestro sistema inmune. Pero, ¿cómo se puede elevar la frecuencia? Te lo contamos desde el Coaching.

Para la medicina integrativa la aparición de la enfermedad puede ser una consecuencia de malos hábitos alimenticios y conductuales, que provocan un debilitamiento del sistema inmune; en este sentido, mantener el organismo desintoxicado y el sistema inmune sano y fuerte es la manera más efectiva de evitar la enfermedad. “Algo que tenemos en cuenta en la integrativa y que parece que ha olvidado la convencional es el hecho de que cada paciente es distinto”, dice Mar Begara, pediatra experta en integrativa; “En la convencional, cogemos la enfermedad y es lo que es; sin embargo, la parte emocional es muy importante, pues vivimos en un entorno a considerar por las relaciones sociales, las cuales se están perdiendo, a lo que se suma el nivel de exigencia actual, de modo que muchas patologías infantiles están producidas por el estrés al que están sometidos los niños”.

Y es que según defiende esta doctora, el sistema inmune está relacionado con todo lo demás, junto con el neuronal, psicológico y endocrinológico, “pues si uno tiene estrés lo primero que se le va a alterar es el intestino, el cual necesita estar calmado para funcionar, es decir, nuestros sistemas no están separados”.

 

CADA ÓRGANO SU EMOCIÓN

“Cada órgano maneja una emoción” dice Alejandro Posada, médico cirujano experto en Sintergética, que a su vez forma parte de la medicina Integrativa; “El riñón rige los miedos, ya que tiene que ver con nuestro anclaje y se define como la ausencia de amor”. Posada asegura que el miedo “es una emoción mayoritaria en el ámbito planetario e implica que cada uno debe confrontar los suyos para así poder trascender y evolucionar hacia la prudencia”.

La emoción de enfado o ira “corresponde al hígado y en ocasiones nos lleva al estado de cólera”, dice el experto en sintergética; “Si la procesamos, la madera del hígado nutre el fuego del corazón, lo que nos conduce a la alegría”. Mientras, el bazo y el páncreas se ocupan de la obsesión, “pues no es necesaria la rumia, ya que niega la libertad”. La emoción de tristeza “tiene que ver con el pulmón, por lo que la práctica del yoga, meditación, danza, del ejercicio físico, nos permite evolucionar hacia la serenidad o la calma, en vez de hacia la melancolía”, asevera el doctor Posada; “A su vez, el pulmón se relaciona con el colon o intestino grueso, por lo que es conveniente practicar la respiración consciente, para así trascender y que la tristeza sea eliminada por los órganos que ayudan a expulsar toxinas, como una más”.

En cuanto a la sorpresa, según este planteamiento incluye todos los órganos: “La sorpresa o el asombro significa sin sombra, es decir, representa la entrada de luz que necesitan todos nuestros órganos, al tiempo que implica una mayor información a la memoria”, dice Alejandro Posada, experto en sintergética que, a su vez, “concibe la salud como integridad, de forma que sus métodos buscan el restablecimiento de las interconexiones armónicas de todos los componentes de los sistemas orgánicos”.

 

Cómo elevar la frecuencia

“Las frecuencias que emites con tus pensamientos son imparables; por eso, piensa bonito, piensa grande, piensa amor”, reza un aforismo anónimo a propósito de la alineación entre la persona y su entorno físico y espiritual. Elevar la frecuencia supone mejorar nuestro sistema inmune, lo que refuerza nuestras defensas frente la enfermedad. Dado que como hemos visto más arriba existe una relación entre el sistema inmune y la gestión de las emociones, se puede colegir que en la triangulación frecuencia-sistema inmune-emociones cualquier fortalecimiento de uno de los lados nos llevará a nuestro objetivo: lograr la salud física y emocional.

¿Cómo elevamos nuestra frecuencia emocional, el modo en el que vibramos para situarnos por encima del miedo y la tristeza? “Para elevar frecuencias hemos de emitir mensajes de crecimiento que nos conecten con el alma, llenarnos de colorido, de modo que al alinear nuestros pensamientos, sentimientos y acciones podremos alcanzar vibraciones más altas”, dice el doctor Posada. Desde el Coaching os proponemos un entrenamiento a partir de las siguientes prácticas:

  1. Alinear nuestro pensar, sentir y actuar a través de la meditación, de tal forma que el cuerpo físico, emocional y mental se acompasen, para ello os invito a reflexionar en silencio.
  2. Mindfulness, atención plena en el momento presente. También a través del silencio llegamos al reencuentro interior, lo que nos lleva a rescatar la importancia de la respiración para alcanzar un estado meditativo. Os propongo la contemplación desde el interior, como observadores y sin juicios acerca de lo que está ocurriendo en torno vuestro.
  3. Entrenar la ternura. Al confrontar las emociones entendemos que las que tienen que ver con el amor están relacionadas con la emisión de iones negativos, que son beneficiosos para la salud. El mar también proporciona iones negativos.
  4. Practicar el lenguaje positivo. Te invito a que escojas una palabra cada día, anotando aquellas acciones relacionadas con ella y que se vayan produciendo a lo largo de la jornada.
  5. Relajación. Como forma de conectar, de encontrarnos con nosotros; la pausa nos permite encontrar esos instantes.
  6. Momentos presentes de felicidad. El pasado trae culpa, el futuro, preocupación; quédate con el presente y pon en valor lo que eres y lo que tienes.
  7. Música en 432 ciclos por segundo nos permite armonizar mejor. Puedes encontrarla en Internet.
  8. Optimismo y alegría cambian la expresión de nuestros genes, según la Epigenética. Te propongo entrenar el buen humor: seguro que en estos días habrás recibido algún vídeo que te ha hecho reír ¿por qué no verlo más a menudo?
  9. Canta, baila y ríe. El canto supone la afinación, que representa la postura de cada cual ante la vida, dando la nota que nos corresponda. Bailar nos relaciona con la alegría y reír nos permite liberar endorfinas, que a su vez nos hacen disfrutar.
  10. Dormir y soñar. Así se activa la melatonina. Elevar nuestros sueños, conscientes de que ese mundo que esperamos podemos conseguirlo de forma colectiva, conectándonos con lo mejor que habite en nosotros.
  11. Visualización de la red etérica (aura) en verde esmeralda; para la activación inmunológica visualizar el color azul turquesa y nuestro triángulo de radiación, visualizarlo en azul índigo, lo que hará que la otra persona resuene en la misma frecuencia que nosotros.

Cuidar nuestras defensas

El experto en formación de salud Josep María Subirà nos propone “darle alas a nuestro sistema inmunitario para que podamos con todo lo que se nos ponga por delante” a partir del siguiente decálogo:

  • Reposo: además de aumentar la melatonina (hormona del sueño), el reposo activa el sistema nervioso parasimpático, lo que nos relaja. Cuando dormimos, nuestras células se regeneran y se ubica en el 70% en el sistema digestivo e intestinos. Por ello, son tan importantes para nuestra salud acciones como la de comer relajados.
  • Hidratación: es muy importante beber cuando tenemos sed y mantenernos correctamente hidratados. Los agentes del sistema inmunitario navegan en nuestros fluidos corporales, y si no tenemos agua en el cuerpo, se mueven y actúan con dificultad.
  • Reducir la ingesta calórica; si es posible, hacer ayunos intermitentes de 12-14 horas diarias, es decir, desayunar lo más tarde posible y cenar temprano.
  • Sol: tomarlo al menos durante 10 ó 15 minutos diarios, pues así activamos la vitamina D, que ayuda al funcionamiento del sistema inmunitario.
  • Alimentación: evitar los productos procesados, dado que empeoran el funcionamiento del hígado. Por el contrario, incrementar el consumo de probióticos, ricos en “bacterias beneficiosas”, como los fermentados (chucrut, tempeh, miso, kéfir o yogur) y prebióticos, que ayudan a que las bacterias crezcan mejor (setas, calabaza, nueces, boniatos o la sopa de pollo rica en colágeno) Otros alimentos que ayudan a potenciar el sistema inmunitario son los ricos en antioxidantes (integrales, arándanos, vegetales de hoja verde, orégano, cúrcuma y comino).
  • Estirarse: los estiramientos ayudan a la construcción de colágeno y a la producción de proteínas necesarias para el funcionamiento de nuestro cuerpo, particularmente del sistema inmunitario.

 

¡Feliz Elevación de Frecuencia! ¡Feliz Coaching!

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