Las Navidades este año huelga decir que van a ser diferentes.
Creo que todos hemos albergado alguna esperanza de celebrar las Navidades este año como todos los demás o parecido pero conforme se han ido sucediendo los acontecimientos hemos ido frustrando esta idea y nos hemos tenido que adaptar a una realidad que no es la que esperábamos ni la que deseamos. La buena noticia es que esto no significa que no podamos disfrutarlas, tan solo hay que encontrar la forma.
Lo diferente siempre crea angustia porque implica búsquedas de adaptarnos a lo nuevo y la pérdida de algo que conocíamos y teníamos sensación de controlar.
Estamos de acuerdo en que el estado de animo actual no es el mejor pero eso no óbice para que estas Navidades sean tan negativas como algunas personas vaticinan y por ende sufren por adelantado.
Cuando tenemos un escenario que no conocemos y en el que nos tenemos que adaptar como son las Navidades de 2020 es normal sentir la pena de no seguir tradiciones o la frustración de no estar con quién queremos. Los sentimientos que nos vienen son variopintos pero en común tienen que no son halagüeños.
Un antídoto contra la desesperanza, tristeza o angustia que genera es no centrarnos exclusivamente en lo que no vamos a tener sino en la construcción de la nueva situación.
Por muchas vueltas que le demos no vamos a poder cambiar la situación por lo que la estrategia más inteligente es aceptar este hecho, no intentar luchar ni pelearnos contra algo que no podemos cambiar.
Otro escenario difícil y triste es el de aquellas personas que han sufrido la pérdida de algún ser querido y están en fase de duelo.
Todas las Navidades se nos plantean a los psicólogos retos en este sentido porque la ausencia de nuestros seres queridos se hace más presente en estas fechas. Este año por desgracia se unen los fallecidos en un contexto que en muchos casos ha sido difícil por las circunstancias, por lo que al duelo se unen procesos traumáticos como, por ejemplo, no habernos podido despedir. Lamentablemente nos quedan unos años complicados en lo que a la salud mental se refiere.
Las Navidades suponen una etapa que muchas personas viven los alegría, esperanza y magia. Sería muy triste que el virus que nos asola a todos nos amargara más de la cuenta esta época también. Por este motivo vamos a dar una serie de consejos para adaptarnos con respeto a la circunstancia pero de la mejor forma posible a estas Navidades y podamos disfrutarlas lo máximo posible.
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Para aquellas personas que están pasando por un duelo lo más recomendable es respetar las fases del propio proceso sin forzarnos pero sin descuidar nuestro cuidado personal. Por ejemplo honrando de alguna manera personal a nuestro ser querido y apoyándonos en los familiares que comparten ese dolor. En caso de sentirnos perdidos o desesperanzados, siempre podemos acudir a la ayuda de profesionales sanitarios que conocen muy bien este proceso y nos pueden ayudar a transitarlo de forma más amable y asegurarnos el avance correcto. No suframos de forma innecesaria.
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Centrarnos en las personas que tenemos a nuestro alrededor y que apreciamos y comunicarles nuestro afecto y cariño. No solo nos sentiremos mejor trasmitiendo sentimientos sino que nos sentiremos más seguros y agradecidos por lo que sí tenemos y cuidamos.
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No quedarnos en formas fijas y rígidas de disfrutar las Navidades, sino estar abiertos a nuevas forma de celebrar usando, por ejemplo, las nuevas tecnologías en caso de no poder disfrutar presencialmente de los nuestros.
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Posponer. No tenemos ninguna certeza de como se sucederán las Navidades este año, pero sí sabemos que existen opciones en las que no tenemos que renunciar a tan bonita celebración sino tan solo posponerla. Es una opción poco conocida pero nos devuelve una ilusión en otro formato en otro momento. La ilusión de reunirnos y compartir no desaparece solo de cambia de fecha y puede ser una gran alternativa.
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Este año cambian los deseos, cambian las prioridades. Centrarnos en lo que tenemos y agradecer por ello es fundamental para disfrutar.
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En las Navidades nos salen los mejores sentimientos porque es una época de recogimiento familiar, de compartir y de tener buenas sensaciones con el prójimo. Quizá no tengamos lo que esperábamos, pero igual podemos conseguir algo esencial en el ser humano que es nuestra capacidad de conectar, y ayudar al prójimo, y es algo que quizá sí necesitemos todos.
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Los más pequeños son los que viven las Navidades de forma mágica, con ilusión y alegría. Centrarnos en ellos y ayudarles a vivirlas de la forma que se merecen nos acerca a nuestro lado más divertido y desenfadado.
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Comunicarnos, compartir, ayudar, comprender, apoyar, empatizar son acciones que nos alejan de la enfermedad mental como la depresión, ansiedad, angustia, miedos y patologías que nos puede dejar el COVID. Es otra manera de luchar contra este virus y sus consecuencias en nuestro estado de ánimo y eso podemos hacerlo juntos también.
Amaya Terrón. Psicóloga.
