Cómo hallar la armonía en tu hogar

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El equilibrio interior se puede proyectar hacia afuera; y también es posible modificar determinados elementos del exterior, para aumentar nuestro bienestar. Aspectos como el orden, la limpieza y la seguridad, pero también el color, las formas y los materiales hacen de sumatorio para obtener la armonía. A propósito, ¿cómo te proyectas en los espacios en los que vives? ¿Es tu hogar el reflejo de cómo te sientes? ¿Consideras que se puede mejorar? Desde el Coaching y las técnicas de Feng Shui te decimos cómo. Te invito a seguirnos.

Hace semanas una amiga me contaba que su vida era un caos en casi todos los aspectos; me explicaba que sentía mucho estrés, debido a que el trabajo dentro y fuera de casa estaba acabando física y mentalmente con ella, mientras la relación familiar con su pareja e hijos empeoraba por momentos. Le pregunté si se sentía a gusto en su hogar, a lo que me contestó que ése era uno de los problemas, ya que tenía muchos trastos por toda la casa, siendo el desorden y la acumulación de objetos otra de las cuestiones que la traían de cabeza.

Tras escucharla atentamente, le propuse lograr la armonía de su casa, para convertirla en un hogar confortable, en el que se sintiera segura y así revertir en parte esos efectos que ella interpretaba como nocivos en su vida.

Tal invitación se la hice desde la consciencia de que el Feng Shui constituye una herramienta de la que nos valemos para alcanzar nuestro reto, que en este caso consistiría en lograr la armonía en los espacios que habitamos.

Hace ya varios años que tomé contacto con este método milenario taoísta, el Feng Shui, que alberga como principios fundamentales que todo está vivo, todo está relacionado y que todo cambia; está basado en el fluir del Chi o energía vital y se sirve del llamado Mapa Bagua, que reparte entre nueve áreas cualquiera de los espacios que vivimos.

 

Una opción saludable

Unos años atrás, cuando me acababa de mudar de vivienda, organicé una pequeña fiesta de bienvenida para algunos amigos y familiares. Fue uno de ellos quien, tras mostrarle nuestro nuevo hogar, me dijo: “es una casa muy tú”, como si hubiera volcado mi personalidad en ella. Pues bien, eso es Feng Shui, al menos tal y como lo entiendo e interpreto.

“Los espacios hablan mucho de las personas y de las empresas”, dice Noelia Rubio, fundadora de la empresa consultora KumKum Feng Shui; y que nos invita a “tomar conciencia de lo bien o menos bien que estamos en nuestro hogar”.

Rubio nos propone cómo empezar: “A todos nos ha pasado que entramos en un sitio y nos sentimos bien, o todo lo contrario; en este sentido, el Feng Shui te da las claves de lo que hay detrás”; “No se trata de creer, sino de percibir”. Y es en esta percepción donde nos invita a situarnos para mejorar nuestro bienestar emocional, psicológico y físico: “algo bonito es aprender a amar tu casa, porque es tu refugio, el lugar donde te cargas, donde te inspiras; si no, puede ser una tortura”.

 

Orden, limpieza y seguridad

Como proyección personal, la armonía que procuro en mi casa la baso en tres de los preceptos más populares del Feng Shui, como son el orden, la limpieza y la seguridad. En el caso de esta última, basta con tener precauciones con velas, elementos cortantes y en general todo aquello que pueda ser origen de accidentes para los seres que convivimos en el mismo espacio.

A la limpieza hemos de dedicarle cierto tiempo, aunque puede aprovecharse como momento de meditación, por tratarse de una actividad en la que podemos concentrarnos mientras la realizamos. Ya, ya sé que no resulta apasionante limpiar el polvo, barrer o fregar como actividades en sí mismas; sin embargo, os propongo que lo veáis a la manera de un reto: mi objetivo es hacerlo mejor; o quizá: mi propósito es lograrlo en menos tiempo.

En cuanto al orden y en mi caso, constituye una de las maneras más creativas de aumentar mi bienestar emocional. Tener cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa me permite ser consciente de quién soy y de cómo me siento en mi hogar. En relación con este tema, os invito a la lectura de “Poner en orden o en desorden”, un post publicado en esta website el 6 de febrero pasado.

Seguir las enseñanzas del Feng Shui es tan sólo una opción; se trata de una herramienta que, por cierto, os invito a seguir. Por ello os propongo una reflexión en torno al siguiente decálogo:

  • Armonía. En el mundo occidental estamos algo desconectados de la armonización de los espacios que ha existido desde siempre.
  • Naturaleza. El Feng Shui mira a la naturaleza, cómo estaríamos adaptándonos a ella. Feng Shui significa Aire y Agua y deviene de la profunda observación de la naturaleza.
  • Decisión propia. Es decisión de cada persona que lo integre en su vida, o no. Tu casa es tu refugio; no pasa nada si no es así, no hace falta que te cambies de domicilio. No obstante, aplicar los principios del Feng Shui en nuestra propia vivienda cuesta, ya que a veces “no lo vemos”, por lo que existen consultores especializados en esta disciplina que pueden asesorarnos. El Feng Shui se compone de muchas capas, por lo que no funciona solo, no va solo.
  • Valentía. A veces la velocidad con la que vivimos puede provocar tensiones. La toma de consciencia es un ejercicio valiente. El camino de cada uno es legítimo.
  • Tu proyección. Los espacios son proyecciones nuestras y las energías funcionan como la teoría de los vasos comunicantes, es decir, se reparten de manera homogénea hasta alcanzar el equilibrio.
  • Mejor con alegría. Cuando estamos tristes cuesta mucho ordenar un espacio, pues nuestra frecuencia es baja; si buscamos la colaboración de otra persona, al cambiar el espacio nuestra energía subirá y nos activaremos. Hay personas que vibran muy alto y lo contrario.
  • Tu casa eres tú. Tu reto puede orientarse hacia vivir en una casa que te guste, cambiando el enfoque hacia el mantra “cuido mi casa y mi casa cuidará de mí”. Te propongo llevar a tu hogar algunos de los principios de la naturaleza, modificando los colores y la ubicación de los muebles. Te invito a que compruebes qué efectos tiene en ti, en tu día a día, cuando entras en casa o mientras permaneces en ella.
  • Cambios. A veces los cambios que buscamos son inmediatos. Puedes, por ejemplo, darle función a alguna de las áreas “muertas” de tu hogar, ese rincón que no se utiliza o esa habitación de invitados que no recibe a nadie desde hace tiempo.
  • Consciencia. Son temas muy sutiles, subliminales y a nivel psicológico profundo. Sin embargo, no siempre somos conscientes de tal vínculo.
  • Tu momento. Todo tiene que acompañar. Todo estará a nuestro alcance; hay gente a la que le llega el momento de empezar a cuidarse. Si es tu caso, te invito a marcarte tu reto de hallar la armonía en tu espacio vital.

¡Feliz Armonía! ¡Feliz Coaching!

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