¿Cómo andas de certezas?

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Cuando estamos seguros de algo, es como si se encendiera una luz en nuestro interior; lo sabemos, simplemente. Esta sensación, que supone “darse cuenta de” es como una epifanía que nos permite tomar conciencia de lo que nos está ocurriendo y marcar el primer paso hacia nuestra determinación. ¿Cómo andas de certeza? Desde el Coaching te invito a descubrirlo

Eva, una amiga psicóloga, me lo contaba la semana pasada. La relación con su pareja pasaba por horas bajas. De hecho, él le confesó que prefería quedarse en el pasado, ya que ir hacia adelante no le ofrecía seguridad alguna. Justo lo contrario a ella, acostumbrada a confrontar estados emocionales y asistir a sus pacientes en consulta.

Según me dijo, en un momento concreto se dio cuenta de lo que pasaba y supo lo que tenía que hacer. Así, propuso a su pareja una solución transitoria: retomar la amistad perdida, respetando mutuamente los espacios propios y evitando los juicios.

Se trataba de dejar pasar un tiempo y comprobar cómo evolucionaba la relación: “Si se fortalecía, bien; si por el contrario no cuajaba, pues bien también, ya que ese periodo transitorio limaría asperezas”, me contaba Eva, que me ha asegurado que una vez que tuvo la certeza, todo fluyó.

Esta historia me ha hecho recordar la frase que en cierta ocasión me dijo otra amiga, René, cuando iniciaba el proceso de separación con su pareja: “Cuando lo sabes, lo reconoces y todo va de corrido”.

Hablamos de certezas, de la acción de darnos cuenta de algo que, aunque podemos haberlo tenido delante, quizá no hayamos sido capaces de reconocer. Si es tu caso, te propongo que no te juzgues pues, aunque pueda sonarte a verdad de Perogrullo, la certeza llega cuando ha de hacerlo, ni antes, ni después. Ahora bien, ¿cómo reconocer los preliminares?

 

Previsualizar la certeza

Hace unos años inicié la carrera de Psicología en la universidad a distancia. Al principio todo fue bien; sin embargo, una vez que se cruzó el Coaching en mi camino, vi que era lo que realmente me gustaba. Lo vi, pero no lo reconocí.

Así que pasaron al menos dos años durante los que continué con la Psicología, intentando organizarme entre estudios, preparación como coach y mi trabajo como periodista. Fueron meses de gran estrés, en los que llegué incluso a padecer algún que otro episodio de crisis de ansiedad.

Al hablarlo con personas cercanas, mi respuesta a su pregunta de si me gustaba la Psicología era afirmativa; y lo mismo ocurría con el Coaching y el Periodismo; entonces, ¿qué me estaba pasando?

Me faltaba la certeza. Conocer de forma clara y segura qué es lo que deseaba hacer, por dónde quería seguir. Y llegó. Y sí, fue de repente, como si me cayera de un enorme guindo (me hace gracia pensar en la metafórica culada que me di al darme cuenta de lo que haría). De todo ello te ofrezco algunos puntos que te invito a seguir:

  • Autoobservación. Cuando notes que algo chirría en tu vida, te propongo que pares y que “tengas una reunión contigo misma”. Obsérvate y sé sincera al valorar tus prioridades.
  • Reconocimiento. Te invito a que te hagas la pregunta: ¿Qué me está pasando?
  • Confrontación de emociones. Tras averiguar cuáles son las emociones que se están moviendo, te propongo que las confrontes. Puedes utilizar la técnica de las sillas enfrentadas, personificando la figura de la emoción de forma imaginaria y haciéndole preguntas poderosas (quién eres, para qué has venido, qué deseas de mí, qué puedo darte yo, por qué en este momento).
  • Respetar lo que se siente. Para tener la certeza de algo, un paso previo es respetar todo aquello que sintamos y experimentemos.
  • Evitar juicios. Este punto está relacionado con el anterior. Te propongo que evites juzgarte: las cosas son como son y vienen cuando vienen. Puedes dejarte fluir.
  • Anotar el proceso. Puede serte de gran ayuda ir anotando en tu Diario Coaching todo el proceso seguido, ya que en futuras ocasiones podría darte pistas para ayudar a que aparezca tu certeza.
  • Agradecimientos. Te invito a que te agradezcas la habilidad de haber facilitado tu certeza. Es una manera de ponerte en valor.

Ya está aquí

Una vez que ya cuentas con la seguridad de que quieres o no quieres hacer algo, la siguiente pregunta puede ser ¿por dónde empezar? Desde el Coaching te invito a seguir este decálogo de siete puntos:

  1. Objetivo. ¿Qué es lo que quiero conseguir?
  2. Impedimentos. ¿Cuáles son los obstáculos?
  3. Logro. ¿Cómo lo voy a conseguir?
  4. Asertividad. Te propongo que seas asertivo contigo mismo. Para ello, puedes decirte tu certeza de manera firme y respetuosa. Una herramienta que puedes emplear es la DEPA (Descripción del punto en el que te encuentras, Emoción que sientes con mayor fuerza, Petición a propósito de lo que deseas hacer y Agradecimiento hacia ti mismo).
  5. Lenguaje. Te invito a que cuides tu propio discurso, es decir, cómo te cuentas a ti misma, qué palabras empleas, cómo es tu comunicación interna. Mejor en positivo, evitando el término “no” y el autojuicio.
  6. Compasión empática. Has alcanzado este punto. Lo pasado te ha servido para llegar hasta aquí, incluso para coger carrerilla y dar el salto que te ha colocado en tu meta. Te propongo que te felicites por ello.
  7. Agradecimiento. Te invito a que entrenes la gratitud, en este caso, de ti para ti.

Como todo proceso, los tiempos previo y posterior a la certeza comportan diálogos internos que quizá nos lleven a entrar en un bucle emocional. Por ello te propongo que elijas a una persona de tu confianza para verbalizarlos, pues al decirlo en voz alta es más que posible que todo fluya mejor. Por supuesto, los coaches estamos aquí para acompañar en este tipo de procesos.

Para quienes habéis llegado hasta aquí, os cuento qué es lo que pasó tras mi aterrizaje desde el imaginario guindo: al llegar la certeza, todo empezó a fluir. Dejé a un lado los estudios de Psicología y me centré en potenciar mi profesión como coach. A partir de entonces sumé mi experiencia como periodista, los conocimientos psicológicos adquiridos y, por supuesto, mi formación como coach.

Gracias a todo ello, soy la coach que en estos momentos desea transmitir el enorme valor del Coaching en la vida de las personas. Tal es mi certeza. Pero gracias sobre todo a vosotros, lectores y seguidores, quienes me aportáis una alta dosis de motivación con la que, día a día, mi ilusión sigue creciendo más y más, para convertirme cada vez en una mejor profesional.

¡Felices Certezas! ¡Feliz Coaching!

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