Aplica las leyes de la Disciplina Positiva

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¿Crees en la posibilidad de educar sin castigos? ¿Consideras verosímil que se forme en el respeto, la responsabilidad, la empatía y la gestión emocional? ¿Te sientes capaz de enseñar a los más pequeños cómo aprender de los errores y a evitar el juicio? Tal es la base de la Disciplina Positiva; si eres padre, madre, tía o abuelo te invito a seguirla, desde el Coaching.

La denominada Disciplina Positiva está basada en un método pedagógico que parte de valores como el respeto, la igualdad, la paciencia, el interés, el esfuerzo y, sobre todo, de la aceptación y valoración de la persona por lo que es, no por lo que hace.

“Me encuentro en un lugar en el que siento que pertenezco y soy importante, que puedo opinar e influir en lo que me sucede, donde se respeta mi interpretación de las cosas y se aceptan mis errores, que vemos como oportunidades de aprendizaje”, reza el enunciado del Centro Integral de Disciplina Positiva, a modo de reflexión individual; “Ante los retos del día a día nos centramos en soluciones y no en culpables; además aprendo de las personas que me guían, habilidades de vida que me ayudan a ser más capaz, responsable, resiliente, respetuoso y empático con el otro”; “Un espacio donde entiendo que no soy el centro del mundo, sino que formo parte de él y nos necesitamos y apoyamos unos a otros, tratándonos con dignidad y respeto”.

Tal es, en resumen, el contenido de la denominada Disciplina Positiva, nacida hace más de un siglo de la mano de Alfred Adler, médico psicoterapeuta austríaco, quien postulaba que los actos, pensamientos, emociones y conductas de todo ser humano, sean conscientes o inconscientes, están dirigidos a obtener el sentido de la pertenencia y el significado.

Es decir, que todos y cada uno de nuestros actos y experiencias van encaminados a recibir amor, a ser amados y queridos. Desde este propósito arranca la Disciplina Positiva, aplicable no sólo a la educación infantil y adolescente, sino a las relaciones que tenemos con otras personas, empezando por nosotros mismos.

De obedecer a compartir

“La educación aparece en la familia, donde se aprende a convivir”, dice Bibiana Infante, fundadora del Centro Integral de Disciplina Positiva y psicóloga experta en dicho método; “Hasta hace poco, la necesidad que marca la educación estaba alineada con la obediencia; es decir, la manera de pertenecer, de saber que lo hacíamos bien era obedeciendo”. Según esta experta, en la educación positiva se contraponía el premio al castigo: “era lo que se esperaba de los niños, la obediencia”.

Aunque hoy día vivimos con menos jerarquías, lo que se manifiesta, según Infante en que “papá ya no es más que mamá” o “los jefes son líderes”. No es menos cierto que “al querer abandonar la autoridad para abrazar lo democrático, los padres actuales hemos pasado a una educación más anárquica, no exenta de desequilibrios”.

“Educar a los hijos es un trabajo con gran responsabilidad y para el que no nos preparan”, dice Bibiana Infante, quien asegura que, a pesar de que no se requiera ser expertos en Psicología Evolutiva, “sin embargo las cosas están cambiando y aparecen elementos para los que no tenemos referentes”.

 

Cuáles son los ejes de la Disciplina

Son nueve los principios que avalan esta disciplina educativa, basada en un modelo de relación padres-hijos o simplemente adulto-niño avalado por la Neurociencia. Desde el Coaching te propongo que examines cuidadosamente cada uno de ellos:

  • Pertenencia. Se trata de cubrir la necesidad de pertenencia o conexión del niño, para lo que necesitamos la contribución o responsabilidad. Todo lo que hacemos todos tiene un objetivo, el cual obedece a la necesidad de pertenencia y de contribución. “Necesitamos pertenecer a nuestros grupos respectivos, pues en caso contrario no seremos tenidos en cuenta y por tanto no sobreviviremos”, explica Infante, a propósito de la inferencia que realiza nuestro cerebro para protegernos, para la supervivencia.
  • Percepción e Interpretación. Es preciso entender el poder de la percepción y de la interpretación; la primera los niños la manejan adecuadamente; no así la interpretación: “un niño está tomando decisiones continuamente”, dice Bibiana Infante; “en un escenario familiar en el que llega un nuevo bebé, el mayor repetirá toda conducta que le haga percibir que pertenece, aunque sea errónea, como llorar y “portarse mal” cuando la mamá atiende al hermano pequeño”

Desde la Disciplina Positiva se propone que la reacción del adulto sea más amable, siendo empático con el mayor. Sólo así su reacción será cada vez más saludable, manteniendo el respeto hacia el adulto y su hermano.

  • Relaciones horizontales donde todos somos iguales.
  • Foco en el largo plazo. Educar significa que los niños hagan lo correcto, independientemente de que se les esté mirando.
  • Motivación. La Disciplina Positiva es un sistema que se basa en la motivación intrínseca, en el aliento.
  • Amabilidad y firmeza a la vez. O la firmeza amable, es decir, el adulto ha de poner en marcha los límites, pero a través del trato amable. El niño, a su vez, ha de respetar las necesidades del grupo, lo cual ha de ir aprendiendo. “Hay veces en las que empezamos amablemente y terminamos gritando al niño, porque no se va al baño o porque no cena; son ocasiones en las que no sabemos poner límites sin utilizar la fuerza”, explica Infante.
  • Respeto mutuo. Es el respeto por el niño, por la situación y también por nosotros mismos; es la parte de autocuidado, esto es, cuidarnos para poder atender y educar bien.
  • Aprender de los errores. Los niños han de crecer en entornos donde entiendan que el fallo es una oportunidad de aprendizaje. En clave de humor sería el “¡Me he equivocao! Oléeeeee” que con desparpajo y simpatía declaró la cantante española Rosa en plena actuación.
  • Atender a las soluciones. Se trata de poner el objetivo en las soluciones y no sólo en las consecuencias. “Centrarse no tanto en que paguen por lo que han hecho, sino en qué podemos hacer para que no vuelva a pasar”, dice Bibiana Infante.

Desde el Coaching te invito a entender estos principios de la Disciplina Positiva, que ya constituye tanto un estilo de vida como un estilo educativo; para ello te propongo lo siguiente:

  1. Integrar esos principios de vida en tu día a día.
  2. Interiorizar esa forma de mirar tanto a los demás y a la situación como a nosotros mismos.
  3. Uso de estrategias pedagógicas que promuevan ese clima; ayudando a los niños a tomar decisiones saludables con respecto a sí mismos, los demás y el mundo.
  4. Servir de modelo. Los niños lo aprenderán a través de nuestras actitudes.

 

Dice Bibiana Infante, a modo de reflexión, que el pensamiento que se va forjando en los niños a partir de la Disciplina Positiva viene a ser el siguiente: “Soy importante, se respeta mi interpretación de las cosas; ante los problemas nos centramos en soluciones; aprendo habilidades de vida que me enseñan emocionalmente y entiendo que no soy el centro del mundo, sino que formo parte de él”.

¡Feliz Disciplina Positiva! ¡Feliz Coaching!

 

 

 

 

 

 

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