Amantes del Camino: Amalia Morente y Amalia García-Delgado

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Estas dos caminantes son madre e hija, sevillanas y ambas han mostrado un gran interés por compartir todo lo que esta experiencia ha generado. Las «dos amalias», como referían en el grupo, han exprimido al máximo un camino que les ha llenado espiritualmente, en el que la convivencia y sus retos ha sido también un objetivo conseguido, y en el que se han redescubierto, seguro. Sí, porque aunque la madre (83 años) y la hija (53) viven cerca y se ven todos los días, compartir las 24 horas durante una semana ha sido como retroceder en el tiempo, a aquel en el que la hija era aún una niña y los tiempos compartidos eran más.

Amalia madre ha sido, para el grupo, un espejo en el que mirarse, porque ha demostrado que los años no pesan si el ánimo y la voluntad no les dejan. Ha realizado todas las etapas igual que el resto de sus compañeros. Y, aunque aparentemente es una mujer menuda, su fuerza y su optimismo han sido como imanes para el resto. Su hija, que es quien tomó la iniciativa de participar en esta experiencia promovida por Meritene, tenía muy claro que sería así porque ella también admira esas capacidades en su madre.

 

¿Conocíais Meritene?

Madre. Sí, desde hace años. De hecho lo tomo habitualmente. Llevo al menos tres años tomando Meritene cada tarde, es mi merienda. Lo tomo con leche descremada y me va estupendamente. No hay tarde que no lo tome, especialmente el de café, que es el que más me gusta.

Hija. Sí, es uno de los productos que tenemos en la farmacia e incluso lo recomiendo a los usuarios en muchas ocasiones.

 

¿Qué creéis que ha llevado a Meritene a elegir vuestra historia sobre otras?

Madre. Vieron fácilmente mi energía, mi vitalidad y pensarían que sí podría acabarlo.

Hija. Creo que lo que les ha llamado la atención es la vitalidad que tiene mi madre. El que con 83 años se siga moviendo así, y siga con el interés que tiene por vivir, por aprender. Es como que ella quisiera atrapar todo lo que pueda en la vida. está dispuesta a aprovechar al 100  % todo lo que queda de vida.

 

Ya conocíais el Camino. Por tanto, ¿qué ha significado esta nueva experiencia, qué ha tenido de especial?

Madre. Conocí el camino hace 12 años. Y con 12 años más a la espalda ves las cosas de otra forma. Aquella vez fue un recorrido como más divertido y en esta ocasión ha sido, te lo digo en serio, más espiritual. He disfrutado mucho del contacto con la naturaleza y me ha servido como ejercicio espiritual también. Ha sido muy bonito.

Ana Santos, que el año pasado fue una caminante como vosotras, ha sido la coach del grupo en esta ocasión. ¿Cómo valoráis su papel?

Madre. A mí me ha encantado tener a Ana cerca. Francamente desde el principio es para mí una amiga, aún entonces sin conocerla. Pero desde el primer instante nació una relación muy estrecha. Además su papel en este Camino es fundamental, te orienta, te ayuda, te guía y siempre estuvo ahí. Es, además, una mujer con mucho ánimo, con mucha energía, y lo trasmite. Es una guía fantástica.

Hija. Su papel es fundamental. Ana nos ha ayudado muchísimo. Esa ayuda en los calentamientos, los estiramientos, su conocimiento del camino, sus ánimos, sus comentarios, todo ha sido de gran ayuda. A mí me ha encantado que estuviera con nosotros porque además es muy buena persona.

 

¿Cómo definiríais al grupo?

Madre. Yo lo definiría como un grupo alegre, divertido y me he sentido infinitamente cuidada. Todos han estado pendientes de mí, y se preocupaban en todo momento de que estuviera bien, de que no me quedara la última…

 

Pero aunque todos te han cuidado, te has convertido en un ejemplo para ellos. ¿Eres consciente de esto?

Madre. Sí (sonríe). Me he sentido muy a gusto entre todos, de veras. Comprendo que se fijaran en mí a veces, pero eso es positivo. Soy la mayor (ríe).

Hija. Mi madre ha sido un referente, es cierto. Aunque yo no tenía ninguna duda… yo pensaba que sería yo la que tendría que abandonar, porque no dudé de su fuerza ya que la conozco. Aunque es normal que alguien pensara que tener en el grupo a alguien con 83 años podría ser una rémora en algún momento, y se ha visto que no ha sido así. Es más, en muchos casos ha sido ella la que animaba e invitaba a seguir adelante. Son sus ganas de vivir, nada más.

 

¿Cómo se llega a los 83 años siendo así de «disfrutona» con la vida?

Madre. Viviendo cada día al máximo, aprovechándolo. Entiendo que mis genes son buenos, porque mi madre fue muy activa hasta los noventa y tantos años.

Además de esa genética, ¿Cómo te cuidas?

Madre. Es fundamental tener la cabeza y el cuerpo muy activos. Yo hago mucho ejercicio, voy al gimnasio, cuido un huerto con mucho cariño, me gusta mucho nadar y colaboro con mis hijos en lo que puedo. No hay que parar en la vida ni un minuto.

 

¿Y cómo ayuda el optimismo, el ver el vaso siempre medio lleno?

Madre. Ayuda y mucho. Yo sé que tengo 83 años pero no me lo creo. Con esto lo digo todo.

 

¿Qué crees que has aportado al grupo?

Madre. Quizá ese ejemplo de ver que con voluntad se llega.

 

Y tu camino, Amalia (hija), ¿cómo ha sido, cómo lo definirías?

Hija. Ha sido una experiencia en muchos sentidos, una experiencia muy bonita de equipo, de ayuda, de colaboración, de compañerismo, de aprender a convivir con unas personas a las que no conocías y cómo adaptarte a su forma de ser. El camino se puede hacer por muchos motivos, y aprender a convivir está bien, porque creo que nos hace falta aprender mucha convivencia a todos en general, a los pueblos del mundo entero.

 

La relación entre vosotras es muy estrecha, pero ¿qué habéis descubierto estos días?

Madre. Compartir este camino con ella ha sido muy bonito, porque aunque tenemos mucho contacto y nos vemos a diario, esto es diferente. Aquí ella está sin sus problemas de trabajo, por ejemplo, y estamos sin las familias, y hemos estado muy estrechamente unidas. Juntas desde que te levantas hasta que te acuestas. Dormir a su lado ha sido muy bonito. Era algo que desde su niñez no vivíamos.

Hija. Han sido días muy especiales. La convivencia ha sido mucho mayor y veo a mi madre en otro ámbito diferente. Y me sorprende su alegría, su adaptación al grupo, las ganas que tenía de animar.

¿Recomendarías el Camino?

Madre. Sí. A cualquier edad, claro que sí, porque teniendo fe en ti y en la ayuda que te puedan dar los demás, lo consigues seguro.

 

¿Repetiríais esta experiencia?

Madre. Me gustaría hacerla el año que viene con la familia.

Hija. Seguramente sí la repita. Me encantaría venir con mis hijos, con mi marido y con el resto de mi familia, porque esta experiencia hay que vivirla y el camino es precioso y tiene muchas cosas. El camino tiene naturaleza, tiene espiritualidad, es religiosidad, es encontrarte contigo mismo, es conseguir un objetivo que te has marcado. Creo que todo el mundo debería pasar por una experiencia así, tenga la edad que tenga.

1 COMENTARIO

  1. Qué bonito amantes del Camino donde madre e hija sólo tienen tiempo para ellas sin nada que les distraiga. Felicidades y a disfrutarlo más veces.

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