Alfiler

tomás

 

 

Un momento de calma extrema,
un segundo para pensarlo
dentro de toda una vida entera.

Mimbre puntiagudo
sudándose entre su poca miel.
Terrenos sin nadie de mi mundo.
Hojas sin ramas.
Aves de plumas descalzas
envenenadas por el humo de lo absurdo.

Una corriente de agua
ahuyentada por las lágrimas de su verdad,
haciendo charco en la acera
para ser pisadas,
sin más.

El origen es una fuente de sangre
más brillante que la verdad.
La verdad un palco en un antiguo teatro,
envuelta en ramas de silencio
llenando el alma hasta colmar.

Una luz en el cielo me hizo recordar,
y la mente fue silencio
y el silencio oscuridad.
Palabras que me faltan,
acostumbradas de lamentos.

Solo me queda el hilo,
hilo de acero.
Si me dejara llevar
ya lo habría mezclado con el hielo,
dentro de mi sueño
de mar de aguas tan calientes,
que al pasar
ni siquiera podría notar
el filo de la punta de su cuero
rozándome la piel al estirar.

Noche de aguja templada,
muéreme contigo
o a solas.
Yo sin ti me moriré.
Las veces que soñé soñadas
solo fingiéndolo ser.

Lino de almohada.

 

losangelesnosmirandurmiendo.blogspot.com.es

  • Artista polifacético dedicado a la poesía desde que era niño y a la pintura. Él mismo recuerda “aquel diario con llave de tapa roja que escribía y guardaba cada noche en una caja de vinos, a la edad de 6 años. Me enamoré sin querer de aquel papel en blanco y más cuando lo llenaba con mis pensamientos. Ver aparecer las palabras con la tinta de un bolígrafo: era emocionante. Luego, como en todas las vidas, empezaron a pasarme cosas. La tristeza y la alegría empezaron a salir de mí a cada momento como guiadas por un río invisible, y no podía parar. Y del poco a poco, al hoy”.

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