Elena y el mar.
Su Ángel,
su Lánder,
su Itxaso,
la luna llena
y amar.
Una canción de los secretos
escuchada en cualquier rincón,
en cualquier lugar.
La dulce niña que espera el amanecer
sentada en la piedra favorita
de un faro
de la Ría de Bilbao.
La luz de esa mañana
reflejada en el agua
pinta con sus colores
su aura blanca
de sentimiento y de azul.
La única escalera que nos eleva
es la que dan nuestros pasos,
su barandilla la amistad
y su destino una luz fugaz
que dura
lo que quieras que dure el sueño.
Y ese sueño
es la realidad
de una verdad alucinante.
La realidad no son los años cumplidos.
Son los peldaños,
que estando viva,
has conseguido alcanzar.
Por todo lo vivido.
Por todo que que aún
te queda por vivir,
por la vida que has dado,
que das y que darás.
Por todos los momentos,
desde el primero
encurtidos por el suelo al entrar.
Por las risas,
por tantas,
por las que serán.
Feliz 50.
Abril es una forma de nacer,
con cada uno de sus sueños,
viéndote cumplir.
A ese lado del faro
que fue el primero en verte sonreír.
Retrato realizado por Tomás Martínez.
