Hojas anaranjadas

La mitad de la farola es de escalera.
La luna,
reflejada en el cristal de agua,
se hace tres.
Una estrella entre las ramas,
que se esconde.

Azul…
templado,
perdiendo en horizonte,
dejando ver el fondo del baúl,
las piedras, siendo arena,
ahora son monte.

Brazos, y quietos, y con hojas,
bajo tu luz anaranjada,
tronco de metal con punta doblada.

Tu gran ojo,
iluminando tímido mi salón
en las horas
en las que ya no digo nada,
calas corazón.

Solo escribo lo que veo
desde mi sofá cama.
El gitano Raúl y su familia,
sentados en sillas de corral.

Sus voces, coladas por cortina,
aurora verde, boreal,
en humo nicotina.
Respiro…
mi soledad devuelve el frío,
pà quien se quiera tapar.

Ya no refleja la luna
en el cristal antiguo, de aguas,
ahora te veo
entre los brazos negros
y quietos de esta noche de verano
acalorada,
y veo tus hojas, nocturnas,
bajo tu luz… anaranjada.

No me importa este calor…
lo que me importa,
es dejar de sentirlo.
Eso es morirse por nada.

 

losangelesnosmirandurmiendo.blogspot.com.es

 

  • Artista polifacético dedicado a la poesía desde que era niño y a la pintura. Él mismo recuerda “aquel diario con llave de tapa roja que escribía y guardaba cada noche en una caja de vinos, a la edad de 6 años. Me enamoré sin querer de aquel papel en blanco y más cuando lo llenaba con mis pensamientos. Ver aparecer las palabras con la tinta de un bolígrafo: era emocionante. Luego, como en todas las vidas, empezaron a pasarme cosas. La tristeza y la alegría empezaron a salir de mí a cada momento como guiadas por un río invisible, y no podía parar. Y del poco a poco, al hoy”.

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