Quedo a solas con un verso.
La mitad del cuerpo dormido
por el invisible aire frío
que me abraza.
En la otra mitad
quedan los silencios
y una música.
Cuando la vida te regala caricias
y momentos que no se pueden olvidar,
es doble vida,
por el calor de una chimenea
que ayuda a recordar.
Lo pasado es un hueso de aceituna.
El aceite dentro de la sangre hirviendo
que se deja observar.
Regálame tus día,
21 y
déjame poner una vela
que duerma junto a mí
un día después.
Nada más.
La pared blanca
se ha cubierto de sombras,
y el perfil de cada una
es un alma nueva
que me invita a soñar.
La vida sueña a mi alrededor.
Soy yo quien se deja
al sonreír
una parte de la mía,
bailando junto a ella,
y sin temor.
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