Al igual que la cortesía, la gentileza es la manifestación del respeto, atención y afecto que profesamos hacia otra persona. Se puede ser amable también con uno mismo, con el resto de los seres vivos (léase animales y plantas) y con el espacio que habitamos. Desde el Coaching te invito a entrenar tu gentileza, ya que este hábito trae premio: una vida más larga y feliz.
Hace unos años, cuando estudiaba Psicología, al término de una de las clases surgió una controversia a propósito de la violencia de pareja. La tutora se refirió a la conducta de dependencia de la víctima, sin descartar que la persona agresora también presentaba un padecimiento psicológico.
Al menos así lo entendí desde el pensamiento crítico y en mi afán por situarme, por así decirlo, en una postura más holística. Recogí el guante y expuse la necesidad de ayuda que tanto víctima como agresor podían tener.
Una de mis compañeras cambió entonces su actitud, la cual pasó de ser dialogante a aversiva en un momento. La miré con asombro y curiosidad, mientras la escuchaba, procurando comprender desde dónde me hablaba.
Dijo que ella conocía una situación similar en su propia familia de origen, por lo que estaba segura de que la persona agresora no cambiaría nunca y, en consecuencia, la ayuda tendría que ir únicamente hacia quien fuera la víctima.
Según mi compañera, para el agresor la solución era la cárcel donde, a ser posible, debía de pasar el resto de su vida encerrado.
Como futuras psicólogas, sanadoras del espíritu y de la psique humanas, pensé que nuestro “veredicto” debería ir más allá. Claro que el hecho de la violencia requería de una solución punible, más ¿no deberíamos implementar otras formas de respuesta? ¿acaso no era de sobra conocido el mínimo impacto del castigo para corregir la conducta humana? ¿hasta qué punto la sociedad era y es responsable de éstos y de otros comportamientos de algunos de sus individuos?
Resulta que, sin saberlo todavía, estaba hablando de comprensión, compasión, empatía, perdón y gentileza, habilidades que actúan como medicamentos naturales que prolongan y mejoran nuestra salud.
“La gentileza es una estrategia de vida muy sanadora”, dice Daniel Lumera, durante una ponencia reciente en The Festival of Consciousness, celebrado en Barcelona; “y no sólo desde el punto de vista biológico, pues las personas gentiles entran en un paradigma basado en la interdependencia, en la interconexión y en la cooperación como motores evolutivos”.
Lumera es autor de La biología de la gentileza y destaca que son precisamente estos tres conceptos, interdependencia, interconexión y cooperación, en los que las empresas del momento basan su estructura, sobre todo aquellas pertenecientes a las redes sociales, como Facebook o Instagram; “todas ellas son grandes productoras de contenidos, aunque realmente no elaboran contenido alguno”.
“Todas las características que crean puentes, como la gentileza, la compasión, la empatía, el perdón o la gratitud son medicamentos naturales que tienen un impacto potentísimo en nuestra salud”, dice Lumera; “Por ejemplo el optimismo, la capacidad de la mente selectiva para distinguir las informaciones ventajosas para nuestra vida, es una característica genéticamente determinada en el 24%, por lo que el resto requiere de un entrenamiento”.
“Lo mismo le ocurre a la gentileza, lo cual es una buena noticia, pues podemos injertarla en el sistema educativo de las escuelas”; “Se trata de la mejor inversión que podemos realizar en el ámbito de nuestra salud”, dice este experto italiano.
Cuatro acciones gentiles cada día
En un reciente metaanálisis (un estudio de estudios) aparecido en Psychological Bulletin 2021 y centrado en el posible impacto en la salud humana de las llamadas habilidades prosociales (voluntariado, cooperación o gentileza, entre otras) se llega a la conclusión de que, entre quienes las practican, la expectativa de vida aumenta entre el 22% y el 42% con respecto a la media.
“Se trata de características femeninas, presentes tanto en hombres como en mujeres, que van a determinar el destino del ser humano en el futuro; Es decir, o vamos integrando estas habilidades o nos extinguiremos como especie”, dice Daniel Lumera.
En Italia, según este experto, se ha generado un movimiento asociado a la gentileza que ya involucra a 250.000 personas y a 44 ayuntamientos; “Transformando la intimidad de nuestro sentir en algo que actúa”, dice Lumera; “La gentileza tiene, además, un efecto onda que funciona a modo de cadena de favores: si yo tengo un acto de gentileza, lo recibo o simplemente lo presencio, ello provoca un cambio en la química de mi cuerpo”.
“Nuestra especie está construida para ocuparse de los demás, para cuidarlos; de ahí que, al ver situaciones en las que se da ese cuidado, es normal que se produzca en nosotros un aumento de las hormonas del placer, de las endorfinas”, dice el autor de La biología de la gentileza; “A veces es suficiente con algo pequeño para cambiarlo todo”.
La red internacional de la Gentileza iniciada en Italia actúa ya en hospitales, escuelas y cárceles; “cuando una persona entra en la cárcel el fracaso es de toda la sociedad”, dice Daniel Lumera que, cada vez que habla con un preso, su primer gesto de gentileza consiste en pedirle perdón.
Y añade: “puedo apartar a esa persona, encerrarla y tirar las llaves, intentar no verla o, por el contrario, entender que es una parte de mí”.
Para quienes habéis llegado hasta aquí, deciros que sé que el enfoque de este tema pueda, quizá, producir algún que otro rasguño en vuestra sensibilidad. Me disculpo por ello y os dejo con la propuesta de Daniel Lumera para entrenar nuestra gentileza cada día:
“Al cumplir cuatro actos de gentileza diarios durante dos meses y medio se produce un cambio en el funcionamiento de la mente; dicha habilidad no sólo es que sea contagiosa, sino que su propagación es viral, por lo que es posible desarrollar una pandemia de gentileza entre todos”. Y añado: ¿Te apuntas?
¡Felices Actos de Gentileza! ¡Feliz Coaching!
