Ha pasado un año desde que oíamos que en una localidad de China había muchas personas enfermas a causa de un desconocido virus. A los pocos días más personas infectadas por distintas partes del mundo… hasta que, por primera vez en las noticias, escuchamos que se había producido la primera muerte en España por Covid-19.
Normas, restricciones y obligaciones marcadas por el Gobierno Central y por las distintas Comunidades Autónomas, para evitar el contagio de la enfermedad eran de obligado cumplimiento para todos.
Hace unos días se retiró el Estado de Alarma y parece que la sensatez también se ha retirado de nuestra vida. Si revisamos el significado de sensatez en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, nos dice: «Cualidad que tienen las personas que muestran buen juicio, prudencia y madurez en sus actos y decisiones».
Lo que estamos viendo en las ciudades me parece de una falta de respeto, prudencia y empatía sin igual, sabemos lo que tenemos que hacer: mantener distancias de seguridad, lavado de manos, evitar reuniones masivas, mascarilla… El que ya no exista Estado de Alarma y ya podamos movernos, salir hasta más tarde, llevar una vida “con menos restricciones” no significa que el virus COVID 19 y sus variantes se hayan ido de nuestra vida.
Por tal motivo, dejemos a un lado a los políticos y utilicemos la sensatez y la responsabilidad que todos y cada uno de nosotros debemos tener como personas y como ciudadanos. El virus está entre nosotros, aún no estamos todos vacunados y aun así cuando estemos todos vacunados, debemos cuidarnos.
Cada uno de nosotros somos responsables en primera persona de nuestra seguridad y salud.
Comportémonos como verdaderos ciudadanos responsables. Como personal sanitario que soy, les garantizo que hay muchas personas de mediana edad y jóvenes ingresados en planta y en la UCI de nuestros hospitales con pronóstico reservado.
Pongamos un poco de sensatez en nuestra vida. Nos va la vida en ello.
