Por todos es sabido que una buena alimentación es básica para tener buena salud, una alimentación variada, sana y equilibrada nos va a aportar los nutrientes necesarios para que nuestro organismo realice las funciones básicas y podamos además tener energía para realizar todas aquellas tareas que tenemos que realizar diariamente.
Y aunque suene un poco extraño también la alimentación nos va a ayudar a conciliar mejor el sueño, a favorecer el funcionamiento hormonal de ciertas hormonas que tienen una estrecha y directa relación con el sueño. La melatonina (hormona que se produce en la glándula pineal del cerebro y es la encargada de regular el ciclo de sueño/vigilia), la serotonina conocida como “hormona de la felicidad”, se produce a partir de la melatonina) y el triptófano (aminoácido imprescindible en el organismo para la síntesis de la melatonina y serotonina), pero ahora no los alimentos que aportan esos nutrientes.
Entre ellos hay que destacar: los pescados azules (salmón, caballa, sardina) con un alto contenido en ácidos grasos omega 3 y vitamina D; las carnes en especial la carne blanca de pavo y pollo – son una gran fuente de triptófano-; los cereales -avena, maíz y arroz- son fuente de melatonina, además fibra y vitaminas; los productos lácteos son ricos también en melatonina; entre las frutas hay que destacar el plátano que es una fuente de melatonina, triptófano y magnesio, la cereza, la piña, las fresas, moras, cerezas, los kiwis también nos aportan serotonina y recientes estudios realizados confirman que nos ayudan a mejorar la calidad del sueño.
Las infusiones como la valeriana, la manzanilla, la tila, la melisa o la pasiflora son aconsejables tomarlas antes de ir a dormir, nos ayudará estar relajados y conciliar el sueño con más facilidad.
En nuestra despensa también hay alimentos que pueden perjudicar la calidad de nuestro sueño, por lo que debemos evitar consumirlas en la horas previas a acostarnos; entre ellas hay que mencionar las bebidas estimulantes como el café o el té, las bebidas energéticas, los alimentos picantes, las especias, el alcohol, las legumbres -son pesadas de digerir por la noche-, los embutidos y quesos grasos, los quesos curados, la casquería, las carnes rojas y procesadas, los embutidos y fritos -en especial los ultraprocesados-. Procuremos cuidar nuestra alimentación y con ello, sin darnos cuenta, también mejoraremos nuestro sueño.
“El sueño es media vida y la otra media, la comida”.
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