Naderías

Vuelvo por la pradera
humedecida y verde,
y deshabitada,

palpando con las manos
lo que no tocaban pies,

más tarde… del revés.

Horizontal palmo,
entre mis huesos y la tierra
dejando espacio en aire
como bajada de río
con sus aguas limpias y transparentes,
casi, casi congeladas.

Los años vividos son siempre
muchos menos de los que luego pasan,
sin boca caliente

-«la piel es el alma no perdida,
del sentimiento… que sí respiro»-.

La mañana es otra tarde directa hacia la noche.

El pecado
un brindis a solas, dejándose llevar,
un momento que dura
lo que tardan en morir las cuatro luces
de mis tres velas.

Acaba de empañarse el cristal,
por el vaho de la boca de la mañana.
Miro el reloj.
La misma hora que ayer,
con mismo empaño

y más arrugas en la garganta.

Sólo acaba lo que vino después de nacer.
Lo demás nunca termina.

Un instante,
son instantes que a solas,
tatúan las pequeñitas palabras
en el blanco de las hojas,

con alma de gigantes.

 

http://losangelesnosmirandurmiendo.blogspot.com.es/

 

  • Artista polifacético dedicado a la poesía desde que era niño y a la pintura. Él mismo recuerda “aquel diario con llave de tapa roja que escribía y guardaba cada noche en una caja de vinos, a la edad de 6 años. Me enamoré sin querer de aquel papel en blanco y más cuando lo llenaba con mis pensamientos. Ver aparecer las palabras con la tinta de un bolígrafo: era emocionante. Luego, como en todas las vidas, empezaron a pasarme cosas. La tristeza y la alegría empezaron a salir de mí a cada momento como guiadas por un río invisible, y no podía parar. Y del poco a poco, al hoy”.

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