Palabras plateadas

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La lluvia empapó la ciudad
y los paraguas esperaban en las puertas
para secarse y, para después,
volver a mojarse.

Gotas en los ojos
cayendo de lo alto,
medio muertas.
Lágrimas buscando el río
en la tierra seca,
y de nadie.

La voz se entrecortaba
escuchando la pálida canción
de un Madrid
y dentro de una casa
ahora con nadie.

El ron me besó
con el cristal en mi vaso.
Los besé con mis labios en su borde
para tragármelo despacio.
Nos buscó la cena.
Si no es por ella no cenamos.
Y de di cuenta con Sabina
que el cielo siempre aprende a envejecer.

En silencio se quedó la casa.
El brillo se reflejó en la puerta
del color de la plata.
Una poesía: Palacio de cristal,
abre la segunda
que fue la primera
y última en entrar.

La última puerta siempre es
la de las palabras plateadas,
la de la pared
que te sujeta el espejo
donde me reflejo sentado
imaginando la piedad.

Nada ha sido un sueño.
Soñarlo… una verdad,
Realidad contarlo.
Y sentirlo ver amar.

 

losangelesnosmirandurmiendo.blogspot.com.es

 

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