Una mínima alejada.
La pasión de una mirada
nunca jamás olvidada.
Paredes sin luz,
sé que viajas entre corrientes
desnuda y con tus brazos en cruz
dibujando libertad.
Sólo cierro los ojos
para recordarme dentro de tus labios.
Yo no pienso olvidarte.
Cruzaré sin aire
los océanos, repletos de olas,
para verte despertar.
De licores ardientes
lleva mi sangre dos vasos,
del callado silencio
sólo me vuelven los ecos
que siguen siendo corrientes,
y siguen sin hacerme caso.
El pasado en segundos queda atrás,
con cada uno de los pasos.
Me gusta al caminar,
buscar el nombre de las calles en sus esquinas
y olvidarme de lo que está a punto de pasar,
haciendo caso a lo que nunca ha sucedido.
De la flor uno solo de sus pétalos
siempre dice la verdad.
De las venas en raíces enterradas,
solo se puede esperar.
Y así te vi un buen día
entre la luz que sí que me decía:
“Aquí no pasa nada.
Y no me dejes nunca
de dejar de amar”.
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