¿Necesitan los mayores la tercera dosis de la vacuna?

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Mucho se habla en las últimas semanas (y se seguirá hablando en las siguientes) sobre la idoneidad de inocular una tercera dosis de la vacuna contra la covid a las personas mayores. Máxime desde que hace unos días el Ministerio de Sanidad anunciara la inoculación de la dosis adicional de la vacuna a personas en “situación de grave inmunosupresión”. ¿Es necesaria esa dosis de recuerdo? ¿Por qué es conveniente esperar a tener datos científicos más fiables?

Charlamos con el geriatra Pepe Gutiérrez, portavoz de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, SEGG, en materia de vacunas, para intentar resolver todas las dudas al respecto.

 

Aunque incluso algunas comunidades autónomas ya han pedido esas dosis de refuerzo para los mayores, la situación parece no estar nada clara aún.

No está nada claro aún y tardaremos al menos algunas semanas en tenerlo claro. Hay que esperar a ver los resultados de los estudios de seroprevalencia y los que se están realizando con personas mayores para ver si, en efecto, hay una reducción de la inmunidad humoral y pueden beneficiarse de una tercera dosis de vacuna. Probablemente sea así, pero la evidencia científica todavía no apoya esta hipótesis.

 

Por tanto la posición de la Sociedad es clara: es necesario esperar a que la evidencia científica confirme la necesidad de esa tercera dosis para los mayores.

Sí. Porque si bien está demostrado que hay una disminución del nivel de anticuerpos a partir del quinto o sexto mes en personas mayores, posiblemente motivada por la inmunosenescencia, no hay que olvidar que el sistema inmune de los mayores es mucho más complejo. Actualmente las vacunas también producen la activación de la inmunidad celular, que no hay que olvidar que tiene su importancia en su defensa frente al coronavirus. Parece que las personas que están vacunadas a día de hoy tienen menos riesgo de que la enfermedad sea grave, menos riesgo de hospitalización y de muerte.

Necesitamos ser prudentes y esperar a la evidencia científica. Por un lado para confirmar que esa disminución de la inmunidad humoral se acompaña de una disminución de la protección frente al virus, para confirmar con ello la necesidad de la tercera dosis. Y, valorar incluso la eficacia de utilizar dosis heterólogas, es decir, vacunas distintas a la de la primera vacunación completa.

 

¿En punto está la investigación sobre la viabilidad de dosis heterólogas?

Todo parece indicar que las vacunas se pueden intercambiar y, en los estudios que se han publicado, se refiere que el nivel de anticuerpos se multiplica más del triple, en aquellos casos en los que se utilizan dosis heterólogas.

 

«Necesitamos ser prudentes y esperar a la evidencia científica»

 

¿Cómo ha cambiado esta vacuna el paradigma de la vacunología?

La vacuna del coronavirus ha cambiado por completo ese paradigma en el mundo. La rapidez con la que se están generando nuevas evidencias nos hacen replantearnos muchas de las cuestiones de semana en semana.

 

A la espera de esos estudios, ¿debemos insistir en la necesidad de seguir manteniendo las medidas de seguridad?

Sí, hay que insistir en que, aunque la pauta de vacunación sea completa, aunque se administre una tercera dosis, las medidas de prevención siguen siendo fundamentales. Hay que tener una adecuada higiene de manos, seguir utilizando las mascarillas, seguir manteniendo la distancia social, medidas que reducirán la incidencia del virus. Y también es muy importante recomendar, a todos los profesionales del ámbito sanitario y social que todavía no se han vacunado, que pierdan el miedo a la vacuna y se vacunen. Porque así se van a proteger a sí mismo y, sobre todo y más importante, van a proteger a las personas mayores a las que están atendiendo y cuidando.

 

«Hay que empezar a pensar que conviviremos con el coronavirus igual que con la gripe»

 

¿También los cuidadores informales?

Claro. Es muy importante que todas aquellas personas que están cuidando a sus familiares de forma directa también se vacunen, para contribuir a la protección de los mismos.

 

¿Cómo actuar con los mayores institucionalizados? 

Debemos recordar que se trata de personas muy mayores, que toman muchos fármacos en muchas ocasiones, con situaciones de dependencia funcional, de deterioro cognitivo y demencia. Por todo ello son las personas que tienen más riesgo, tras la infección, de desarrollar una enfermedad grave.

En las residencias también se deben mantener las medidas de higiene que comentábamos, pero no medidas de aislamiento. Las medidas de aislamiento solo deben realizarse con los casos que tienen infección por el virus o con los contactos directos de un paciente infectado. No es necesario aislar al resto de personas que viven en una residencia, a no ser que exista un brote o ese contacto directo.

 

¿Hasta cuándo tendremos que lidiar con este virus?

Posiblemente el resto de nuestra vida. Hay que empezar a pensar que conviviremos con el coronavirus igual que con la gripe. El virus de la gripe será más estacional, pero no es descabellado pensar que tengamos que, a determinados grupos de riesgo, vacunarles anualmente frente al coronavirus igual que les estamos vacunando actualmente frente al virus de la gripe. Y tampoco hay que descartar la posibilidad de que, en un futuro, sea una vacuna combinada que incluya varias cepas de la gripe como actualmente se incluyen en el calendario vacunal, y que esa misma vacuna pueda contener una o más cepas del coronavirus.

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