Hay algo que susurra en mi silencio
cada vez que te recuerdo,
como una frase hermosa,
del color de un rosa
y con olor a ti.El techo es infinito,
los días,
las paredes blancas.
La oscuridad es una puerta entreabierta
al final del pasillo.Sus pasos,
unos pies retrocediendo hacia atrás
con trece años.Una mano al otro lado que te quiere tocar.
Tus dedos se adelantan para asirla
y sentir esa distancia tan extraña
que separa todo de la realidad.Un niño es luz por nacimiento.
José Ramón peinó su pelo antes de entrar,
y con su dulce sonrisa
destapó la boca del recipiente
tan lleno de vida
que al marchar dejó sin querer
un recuerdo imposible de olvidar
a todo aquel con quien la suya compartía.Solo hay alas junto al viento
y persianas abiertas en el aula vacía.
Y un niño volviendo de la piscina
para subirse a la verja
y mirar a través de ellas.Una calle del color de una piel clara
con nubes rosáceas en el cielo.El camino es una cuesta hacia arriba,
mi destino,
el delantal de mi madre
secándome las lágrimas
después de saber que te marchabas.Tengo tu sonrisa en mi mirada al cruzarme contigo
después de cada vuelta al gimnasio.Tu voz en mi corazón acariciando el tiempo
que pudimos disfrutar
y que me regalaste,
sabiendo que ese mismo tiempo me haría recordarte,
seguir sintiéndote,
para nunca jamás olvidarte.
A mi amigo José Ramón González Esteban. Para Ramoni, Gema y David.