¿Te ha ocurrido alguna vez que, al quedar con alguien con quien antes tenías una relación muy estrecha, hayas sentido que ya no es lo mismo? Aunque tanto tú como la otra persona vivierais momentos de mucha confianza, es como si ahora ya no fuerais los mismos. Y es que, según algunos expertos, el intercambio energético que se produce entre los seres humanos tiene su tiempo y su duración, por lo que, si en algún momento decidisteis dejar esa relación de amistad o amorosa, casi seguro será porque el intercambio ya se produjo.
Soy de esas personas para quienes valores como la lealtad y la amistad son oro. No obstante, de un tiempo a esta parte me doy cuenta de que no todas las relaciones en mi vida son o serán para siempre pues, en algunos casos, lo que ocurre es que, simplemente, se agotan.
Viéndolo de forma objetiva, se trata de una habilidad valiosa, ya que me permite darme cuenta de que mi camino en la vida debo trazarlo y seguirlo por mí misma.
“Elegir una vida extraordinaria suena emocionante hasta que descubres lo que significa de verdad, dice Miguel Navarro, CEO de Productividad Feroz; “no se trata sólo de añadir cosas nuevas como hábitos, proyectos, viajes o metas, pues también implica soltar”.
Restar duele
“Sin embargo, soltar no es cómodo, porque casi siempre significa dejar atrás elementos que hoy forman parte de tu vida”; “quizá tengas que dejar rutinas que ahora parecen inofensivas, aunque te roban energía o tal vez tengas que dejar relaciones que te acompañan desde hace años, aunque ya no te suman”, dice Navarro.
“Es posible que debas dejar creencias que fueron útiles en algún momento, porque hoy te limitan”, dice el autor de Manifiesto para la Calma; “y es que lo extraordinario pide espacio, aunque no puedes llenarte de lo nuevo si antes no te vacías de lo viejo”.
Para este experto, “mucha gente quiere crecer sin renunciar; desean el éxito sin incomodidad, la libertad sin disciplina, el cambio sin desprenderse de nada”.“Por eso se quedan atrapados en la contradicción, es decir, avanzan con un pie hacia delante mientras el otro sigue atado al pasado”.
“La pregunta no es si estás dispuesto a hacer más, sino qué es lo que estás dispuesto a dejar”, dice Navarro. “Dejar es duro y duele, aunque también libera, ya que es como soltar peso en medio de una escalada, provocando que el miedo inicial se transforme en ligereza”.
“Si de verdad quieres una vida extraordinaria, acepta esta verdad, que no encontrarás sumando más de lo mismo, sino restando”, dice Miguel Navarro. “El dolor al soltar se produce porque se refiere a cosas que forman parte de ti hoy, aunque lo cierto es que no pueden acompañarte en tu siguiente nivel”.
Aprende de tu red de apoyo
Detectar cuándo se termina una relación se convierte en una habilidad que, por supuesto, se entrena. De esta manera, el aprendizaje es más dinámico y el intercambio te permite avanzar y ayudar a la otra persona a hacerlo.
También te permite soltar a quienes ya no te aportan, dejando que sigan su camino y entren en la red de apoyo de otras personas.
No obstante, hoy te propongo un ejercicio para hacer consciente la enseñanza que recibes a través de la energía de aquellos con quienes te relacionas.
- Elabora una lista con las personas con quienes te has relacionado en el pasado, con las que te relacionas ahora y con esas personas que siguen contigo, aunque físicamente ya no sea así.
Hazlo de forma espontánea e intuitiva, según te vayas acordando de cada una. Anota su nombre y alguna referencia. Por ejemplo, si ha sido un compañero de trabajo o es tu cuñada.
- Coge nueve folios y únelos con cinta adhesiva en filas horizontales y verticales por sus lados, hasta formar un gran panel mural. Extiéndelo en una mesa grande o también en el suelo y con un rotulador marca tres grandes columnas verticales.
- En el encabezamiento de la columna vertical de la izquierda escribe Los de antes. En la columna central, Aquellos que siguen conmigo y en la de la derecha, Los de ahora.
- Coge tu lista y ve distribuyendo los distintos nombres entre las tres columnas. Deja un espacio entre uno y otro para poder anotar una palabra o una frase que describa qué es lo que te ha enseñado esa persona.
- Dedícale un momento a cada persona y escribe cuál ha sido la energía que te ha transmitido. Por ejemplo, si a través de una amiga de la infancia te has dado cuenta del valor de la amistad. O si te ha valido para reconocer en ti una habilidad en la que tú no habías reparado.
- Tómate tu tiempo y date cuenta de que, en ocasiones, ese familiar o esa vecina que te irrita sin saber muy bien por qué, también te está mostrando algo que necesitas saber.
- Cuando hayas terminado, echa un vistazo a tu gran panel de intercambio energético. Date cuenta de que, aunque ya no te relaciones con algunas de esas personas, todas ellas te han aportado algo valioso. Agradéceselo como si estuvieran ahora contigo.
- Deja espacio para seguir llenando tus tres columnas con otros nombres, incluso con otros nuevos. Puedes darle la vuelta al panel y seguir anotándolos en sus columnas correspondientes.
Intercambios energéticos
Si has llegado hasta aquí, te cuento algo más a propósito de los intercambios energéticos en mis relaciones.
Las columnas primera y tercera, con los de antes y los de ahora, son las más llenas. Algunas de estas personas me han enseñado mensajes como, por ejemplo, “La fortaleza no es fuerza y está en mi interior” o “Aunque no siempre los vea, existen guías y maestros”.
Ambas pertenecen a la columna de los de ahora y son, además, dos de mis personas favoritas con las que continúo relacionándome.
Entre los de antes destaco otras tres enseñanzas: “Debo buscar mi propio lugar en el mundo”, “Ternura, a pesar de todo lo que ocurra” y “Los ángeles existen”.
Aunque es en la columna de aquellos que siguen conmigo donde reside la sabiduría que más me emociona. Una de esas personas favoritas, que ya trascendió, me ha inspirado el siguiente mensaje: “De ti he aprendido mucho, tanto de tu amor como de tus pequeños errores; sé que has pretendido darme una vida mejor; te doy las gracias por seguir conmigo, alma bonita”.
“Aunque no estés aquí físicamente conmigo, sé que las dos estamos conectadas por el amor, el lugar seguro que ambas añoramos”; “me has enseñado qué es el amor incondicional; gracias, cariño”.
Y tú, ¿te animas a crear el mapa energético de tus relaciones?
¡Felices Conexiones Energéticas! ¡Feliz Coaching!