La ansiedad del encierro

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¿Cómo llevas la reclusión a pie de casa? ¿Te asombra lo serena que te sientes o por el contrario te empiezan a pesar los días de confinamiento forzoso? ¿Cómo te organizas cada jornada? ¿Has tenido en algún momento síntomas de ansiedad? ¿Te abruma la sensación de soledad? ¿Te sientes agobiado porque no sabes qué va a venir después? ¿Cómo puedes mejorar tu ánimo? Desde el Coaching te acompañamos para superar la ansiedad del encierro… si así lo deseas, claro

“Estoy… ya está bien” expresaba hace unos días en su estado de wasap Julián, un septuagenario con recurrente sentido del humor y esa chispa tan propia de los pacenses pero que, después de dos semanas de reclusión, ha empezado a tener sensaciones de ansiedad y temor. Julián vive solo y se ha visto forzado a cambiar su rutina tras desencadenarse el contagio por Covid-19, de manera que su abigarrada vida social se ha reducido a meros contactos online. No tiene mascota y ni problemas de movilidad, aunque sigue un tratamiento médico específico por una enfermedad crónica.

Susana vive con su pareja y dos hijos en la ciudad. Desde el pasado fin de semana está de hito en hito pendiente de las noticias acerca de la salud de su padre, a quien el contagio le alcanzó en su vivienda de la costa y le ha confinado en el hospital de una ciudad a más de trescientos kilómetros de su hija. Ésta siente miedo por la evolución de su padre, por su salud física y emocional y en el entretanto desvía como puede su ansiedad para dar cobertura a su propia familia.

 

Conocerse a uno mismo

Desde el Coaching os propongo trabajar con nosotros mismos, yendo hacia adentro, hacia nuestro interior. Ahora más que nunca podemos entrenar una responsabilidad tan vital como es la de atender a nuestra propia fortaleza, la de sentirnos bien, serenos, presentes, ejercitarnos en, simplemente, estar. Es así como podremos apoyar y acompañar a los demás, lo que posiblemente nos reportará una gran sensación de bienestar, ayudándonos a su vez a recalibrar nuestras emociones en una situación tan cambiante como la actual. “Estar. Es lo que podemos hacer ahora. Estar en la distancia, estar como podamos, pero sobre todo estar para nosotros mismos”, dice María Jesús Álava, psicóloga; “acompañarnos en nuestros buenos y menos buenos momentos. Acompañar nuestros sentimientos y juzgarnos lo menos posible”

Desarrollar nuestra dimensión espiritual, según defienden los expertos, nos permite proteger nuestra forma mental y física, al tiempo que afrontar mejor los posibles problemas de salud. Al hablar de espiritualidad conviene aclarar que no ha de tratarse por fuerza de una creencia religiosa, pero en cualquier caso nos ha de proporcionar estados de bienestar y paz mental. Desde el Coaching os incitamos a llevar a cabo cuatro acciones sencillas, recogidas en la guía “Sentirse bien. 52 propósitos para ganar salud y bienestar”, editada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU)

  1. Escribe aquello que te haga sentir bien, sea material o inmaterial
  2. ¿Qué tal si preguntas a tus conocidos y seres queridos qué fortalezas y/o aspectos a fortalecer ven en ti? En este punto, te propongo que entrenes la escucha activa
  3. Pon en marcha tus propios rituales de salud: existen herramientas de Coaching tales como la práctica asertiva, el mindfulness, la meditación, el lenguaje positivo o la empatía que contribuyen a mejorar nuestra salud emocional
  4. Compartición de actividades, aficiones y gustos: el placer de una buena conversación, una partida online de un juego virtual, aprender y seguir una tabla de ejercicio físico o una reunión a través de videollamada puede ayudarnos a sentirnos acompañados, apoyados, entre amigos.

 

Gestionar emociones

Como cuando hablábamos de la angustia, recordamos que: son muchos los factores que nos sugieren la importancia de sentir emociones positivas, pero ¿qué hacemos con las que no lo son? Desde el Coaching os invito a gestionarlas. En esta ocasión, a través del proceso básico de Leslie Greenberg, psicólogo perteneciente a la Escuela de la Gestalt, quien propone:

  1. Escucha tu cuerpo. ¿Qué estoy sintiendo en mi cuerpo y dónde?
  2. Permítete sentir la emoción. Acéptala, no la juzgues
  3. Ponle nombre al sentimiento
  4. Busca el sentimiento más básico: ¿siento esto en el fondo? ¿hay alguna cosa que venga antes de esto? ¿trato de conseguir algo con este sentimiento?
  5. Reflexiona sobre si ese sentimiento es o no es saludable (¿hay malestar recurrente o sensación de estar atascado?)
  6. Identifica voz y pensamientos destructivos
  7. Descubre lo que te dicen los sentimientos saludables: “el enfado te dice que tus límites han sido violados; la tristeza, que has perdido algo; el miedo, que estás en peligro; la vergüenza, que te has expuesto en exceso y el dolor, que la sensación de ti mismo está rota en pedazos

Te propongo que escribas tus respuestas en un diario o cuaderno emocional. Posteriormente, busca cuál es tu propósito, tu objetivo (¿cuál es mi meta en esto? ¿qué quiero que sea diferente, que cambie? ¿qué quiero hacer?) Y una vez identificado, continua con las otras dos preguntas clave en Coaching: ¿Qué es lo que me impide conseguirlo? y ¿Cómo lo voy a lograr?

 

Meditarlo

Contemplación, introspección, concentración o recogimiento hacen referencia a una de las prácticas que nos permiten confrontar el estrés y la ansiedad: la meditación. A través de esta última y de la concentración “podemos aprender a respirar despacio y uniformemente en situaciones de mucha angustia”, se dice en “Sentirse bien”, de la OCU; “para centrar la atención puedes utilizar un mantra, es decir, una frase, un dicho personal o una palabra sencilla, aunque no tenga sentido” “otras técnicas fomentan la meditación atenta, en la que un individuo es consciente en todo momento del movimiento de la respiración al entrar y salir el aire por la nariz y por la boca; también puede centrarse en la llama de una vela, en un cristal o en un icono”

 

Reír sin parar

“Las emociones positivas promueven más flexibilidad en el pensamiento y en la solución de problemas, contrarrestan los efectos fisiológicos negativos de algunas emociones, facilitan un afrontamiento adaptativo, construyen recursos sociales duraderos y aumentan nuestro bienestar”, dice Javier Urra en “Psicohigiene”.

Y es que, tal y como se afirma en “Sentirse bien”, la guía de OCU, “en general nos pone de buen humor provocar alegría a nuestro alrededor y los demás estarán propensos a mostrar lo mejor de su carácter” En este sentido, los autores de esta guía aseguran que “algunos estudios epidemiológicos correlacionan el optimismo con una mayor calidad de vida y un menor grado de dependencia en las personas mayores”, por lo que nos incitan: “rebélese contra el fatalismo y potencie los pensamientos positivos; busque el aspecto favorable de cada situación, por pequeño que parezca, y relativice los aspectos negativos”

Rodearse de personas alegres, con aquéllas que sea fácil reír, extender el optimismo a todos los momentos de la vida, no perder la oportunidad de sonreír, por casi todo y a todos, expresar de forma asertiva y con un lenguaje lo más neutro posible nuestras quejas a los demás, o aprovechar cualquier circunstancia, incluido ese vídeo que nos enviaron hace días y que nos hace tanta gracia, para entrenar la risa.

 

Echar mano del Feng Shui

Dice Javier Pérez Notario, experto y profesor en la Escuela Europa de Feng Shui, con sede en Barcelona y Madrid, que este virus ataca sobre todo a los más mayores (el pasado) y a los que menos, a los niños, quienes representan el futuro, lo nuevo, la creatividad. “Se dirige hacia el centro de nuestras casas, que es desde donde parten las arterias energéticas del hogar” La disciplina Feng Shui, basada en la filosofía china taoísta, se orienta hacia la influencia positiva de las personas en sus casas y oficinas. Este Feng Shui de la forma se fundamenta en el llamado Mapa Bagua, que divide entre nueve áreas idénticas la superficie interior de nuestra vivienda, cada una de las cuales está regida por uno de los cinco elementos y le corresponde una determinada función. La energía (Chi) ha de fluir de forma apropiada por toda la casa, sin detenerse ni acelerarse. La zona central suele estar ocupada, en los pisos de hoy, por un pasillo o un baño. Pérez Notario recomienda reforzar dicha área a partir de colores como el amarillo y la familia de las tonalidades terrosas, colocando si es posible un pequeño altar con elementos queridos y la petición escrita a propósito de lo que deseemos conseguir.

Y ya para terminar y por si os inspira, vuelvo a traer a esta página el pensamiento de Robert Burdette en “Golden Day”: “hay dos días en la semana que nunca me preocupan; dos días despreocupados, mantenidos libres de miedos y temores; uno de esos días es ayer… y el otro día que no me preocupa es mañana” Pues eso: os invito a conjugar el presente de indicativo de, por ejemplo, el verbo estar.

¡Feliz Serenidad! ¡Feliz Coaching!

 

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