Los ojos de Bruna es el título de la última novela de Inma Chacón. Una historia que refleja «una mezcla de géneros», para trasladarnos a la España rural del siglo XIX. En una noche de diciembre de 1870, la joven Bruna aparece muerta. Estaba con su tía Julia pero, durante los cinco minutos que esta abandona la estancia, se produce el asesinato de Bruna. Esta «novela de personajes», como asegura su autora, nos desvela cómo son las relaciones entre ellos, cómo son las relaciones de poder que marcan la vida social y familiar en aquella época. A todo esto se suma el hecho de que Bruna es ciega, una circunstancia que suma «sentidos» a la historia.
Los ojos de Bruna es una novela donde hay misterio, intriga, amor, cel, relaciones.
Yo creo que es una novela que se puede enmarcar en muchos géneros y al mismo tiempo en ninguno, porque es una mezcla de géneros. Tiene tintes policíacos porque hay una investigación criminal, pero yo quería que esa fuera la excusa para conocer la historia de una familia que abarca desde 1800 a 1870. Es decir, la historia de una familia de hacendados en la que hay unas relaciones humanas muy diferentes. Porque yo quería indagar, investigar sobre las relaciones que se establecen entre las personas, las diferentes relaciones que se establecen en un espacio muy jerarquizado y con unas condiciones de vida muy específicas. En un lugar muy cerrado en el que las relaciones se perpetúan, en el que el tiempo y la tradición se convierte casi en una condena.
La historia arranca con el asesinato de Bruna, una noche de diciembre de 1870. A raíz de ese suceso se inicia un investigación y será a través de los interrogatorios de la Guardia Civil, como cozcamos a sus protagonistas.
Justo. En cada capítulo de la novela hay un interrogatorio y ese interrogatorio es el que va a dar lugar a a conocer, o a profundizar, en la historia de cada uno de los personajes. En realidad es una novela costumbrista. Es una novela rural, Es una novela. también de personajes, sobre todo, fundamentalmente de personajes. Donde estos van evolucionando a medida que avanza la historia. Pero lo más importante es, en esa evolución, la relación de poder que se establece entre ellos. Por ejemplo, la relación del hacendado sobre todos los subordinados, incluso sobre su propia familia. La relación, también, que tiene con su padre, que es una relación extraña en la que se mezcla rencor, admiración y odio. La relación que tiene con su mujer, con su hija. Él, el dueño de la hacienda, el padre de la víctima, es el centro de una espiral alrededor de la cual van a ir girando el resto de los personajes.
Comunicando con todos los sentidos
Un detalle que no hemos comentado aún y que es muy significativo es que Bruna es ciega. ¿Qué suma a la historia esta circunstancia y por qué ha elegido que sea así?
El que Bruna sea ciega responde a una deuda que tenía yo con un club de lectura de personas ciegas. Estuve hace tiempo en un club de lectura donde todos los componentes eran ciegos. Y me hicieron una pregunta que me hizo pensar mucho: ¿Por qué los escritores siempre utilizáis la vista como un modo de comunicación y como un recurso siempre para narrar? Siempre utilizamos expesiones como: «Ella le miró y se sonrojó. Él sintió que la miraba», etc. Es decir el sentido de la vista siempre está muy presente en la literatura. Y tenían razón. La vista es, sin duda, una forma de comunicación, pero los miembros de este club de lectura no tenían vista y también se comunicaban. Por tanto, les dije que mi próxima protagonista sería ciega. Además, me interesaba mucho analizar cómo se comunican los ciegos. Cómo utilizan otros sentidos, cómo se comunican a través del tacto, a través del olor, a través del oído.
Bruna marcha el eje de esta historia que, ¿está basada en hechos reales?
Sí, está basada en una historia, un asesinato, que ocurrió en una pedanía de Trujillo (Cáceres). Esa chica era un poco mayor que Bruna, tenía 25 años. Ella estaba con su tía jugando a las cartas y, de pronto, el candil se queda sin aceite. La tía baja al sótano para rellenar el candil y, cuando vuelve, encuentra a su sobrina muerta, una joven a la que quería todo el mundo. Nadie se explica lo ocurrido. El padre de la chica, que era el alcalde del pueblo, es el que inicia la investigación. Yo conocí esta historia e hice un relato sobre ella que se publicó en una revista. Pero siempre pensé que esa historia tenía mucho desarrollo. La historia de Bruna parte de esta pero el resto ya es ficción. Además, como decíamos, es ciega en homenaje a ese club de lectura.
«Yo quería investigar sobre las relaciones humanas y las relaciones de poder»
Para delimitar la personalidad de Bruna, ¿dónde se centró su estudio?
Pues me he entrevistado con varias personas ciegas para que me cuenten, he leído mucho y consulto mucho en la ONCE. En ella he estudiado el alfabeto braille, por ejemplo, y ha sido una experiencia muy bonita, muy enriquecedora. Y a todo esto hay que sumalerle que me he hecho muy amiga de una de las personas que me ha ayudado, la actriz Silvia Micó, una gran actriz y directora de teatro ciega, de la que he aprendido mucho. Ella me ayudó mucho a perfilar el personaje. Fíjate, una de las cosas que le pregunté fue si había algo que le gustaría hacer y que la ceguera se lo impidiera. Se lo pregunté a ella y a su hermana, ambas ciegas de nacimiento. Y su respuesta fue: «Nada». Ellas me contaban que su madre les enseñó que ellas tenían que tener una vida igual que los demás. Hoy Silvia esquía, juega al fútbol, monta a caballo y hace senderismo, por ejemplo.